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La falta de socios para los Presupuestos preocupa al Gobierno de Mas

Mas-Colell prepara unas cuentas con nuevos recortes para cumplir el déficit

Miquel Noguer
En primer plano, elpresidente de ERC, Oriol Junqueras (izquierda) ayer con el exdirigente de CDC Macià Alavedra en Prada.
En primer plano, elpresidente de ERC, Oriol Junqueras (izquierda) ayer con el exdirigente de CDC Macià Alavedra en Prada.UCE

Convergència i Unió ha conseguido que el verano político se esté centrando, al menos de puertas hacia fuera, en la reivindicación del pacto fiscal trufada con advertencias de riesgo secesionista. Efectivamente, la nueva financiación y su negociación con el Gobierno de Mariano Rajoy apunta como uno de los asuntos que más van a tensar la cuerda entre Cataluña y Madrid los próximos meses. Sin embargo, la preocupación en los despachos de la Generalitat estos días hace referencia a algo mucho más prosaico e inmediato: los Presupuestos de 2013.

Nada más regresar de las vacaciones, el Gobierno catalán tendrá que sacar la calculadora y comenzar a echar las cuentas para el año que viene con unas previsiones que rozan la catástrofe y que imposibilitarán, un año más, cualquier acto de lucimiento del Gobierno catalán. Y ya van tres. La preocupación llega, además, porque el Gobierno de CiU no tiene en este momento ningún partido dispuesto a facilitar la aprobación de estas cuentas.

“Agenda separatista”

El PP ya ha advertido que no habrá nuevos apoyos mientras Mas no abandone su “agenda separatista”. El PSC no tiene ninguna intención de apoyar unas cuentas que solo le acarrearían más desgaste. Y Esquerra Republicana pone ambiciosas condiciones previas que dificultan el acuerdo, especialmente por la agenda independentista que llevan asociadas las propuestas de los republicanos. Para aprobar las cuentas, CiU necesita, como mínimo de la abstención de alguno de los tres partidos. Los dos últimos años el Partido Popular le ha salvado las cuentas en el último momento.

Con este panorama, y con el PP más alejado que nunca, el Gobierno de Convergència i Unió tendrá que elaborar unos presupuestos que, ya adelanta, no darán ningún tipo de alegría. Los interrogantes son aun mayores por el previsible rescate de la economía Española y la necesidad de la Generalitat de acudir al fondo de rescate autonómico.

Teóricamente, el Ejecutivo debe presentar las cuentas al Parlament antes del 10 de octubre. Así lo establece la ley de Finanzas Públicas. Sin embargo, este plazo casi nunca se ha cumplido y el Gobierno tampoco ha dado ninguna muestra de que este año vaya a romper la tradición.

Algunos miembros del Gobierno ya preparan el terreno para un eventual retraso de las cuentas: “no podemos hacer unos Presupuestos mientras no se sepa cuánto dinero nos enviará Madrid”, se justifican.

Los problemas para elaborar estos presupuestos se amontonan encima de la mesa del consejero Mas-Colell y del presidente Mas. Para empezar, las cuentas deberán cumplir con el nuevo objetivo de déficit fijado por el Gobierno central, que es del 0,7% del PIB y no el 1,1% que estaba previsto. Esto significa reducir el déficit como mínimo a la mitad, teniendo en cuenta que la previsión para este año era del 1,5%, una cifra que con toda probabilidad será mayor. El ajuste suplementario para cumplir con el nuevo objetivo podría alcanzar los 1.600 millones, algo que el Gobierno teme que incendie las calles, pues la previsión es que se mantenga la recesión económica.

El PP catalán, el socio habitual de CiU hasta ahora, condiciona el apoyo a los presupuestos a que Artur Mas aparque la reivindicación del pacto fiscal, abandone el lenguaje belicista contra el Gobierno de Mariano Rajoy y cumpla a rajatabla los objetivos de déficit y órdenes que lleguen desde Madrid. Dar cumplimiento a estas órdenes y recortar otros 1.600 millones dará lugar a nuevos recortes que pueden resultar dramáticos según ha advertido el Gobierno. Lo único que puede ayudar a aligerar los recortes es que en 2013 el Gobierno central sí tendría que pagar, en teoría 1.450 millones correspondientes al fondo de Competitividad, algo que no hizo el pasado ejercicio.

La vicepresidenta Ortega, desautorizada

El Gobierno de CiU afronta la negociación del pacto fiscal con una división de estrategias que comienza a dar alas a la oposición. La diferencia de criterios la ha puesto en evidencia esta semana el llamamiento realizado el pasado martes por la vicepresidenta, Joana Ortega, quien pidió centrar la Diada en la reclamación del pacto fiscal y dejar en un segundo plano cualquier demanda soberanista. Pocas horas más tarde, varios dirigentes de Convergència, incluidos miembros del Gobierno desautorizaron las palabras de la vicepresidenta, argumentando que independencia y pacto fiscal son debates que pueden ir de la mano.

Ortega, que esta semana actua como presidenta de la Generalitat en funciones, no ha conseguido cuadrar a los consejeros del Gobierno. En una entrevista a Catalunya Ràdio aseguró que hay que apoyar el pacto fiscal sin matices para evitar que una pluralidad de posturas pueda diluir la reivindicacion: “Debemos intentar no dividirnos como país, y cuanto más fuerte y más unánime sea el clamor, más fuerza tendrá”.

No pasaron ni 24 horas que el consejero de Interior, Felip Puig ya mostró su discrepancia y animó a convertir la Diada en una reivindicación independentista. “Solo hay que escuchar al ministro Montoro, y ala secretaria general del PP María Dolores de cospedal y a Mariano Rajoy para ver que son una fábrica de independentistas”. Numerosos comentarios de cuadros convergentes en Twitter han avalado la vía de Puig, a la que ayer se sumó el consejero Lluís Recoder. Mas, de momento, calla.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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