Los directores de colegios advierten del deterioro del servicio de comedor
Los docentes afirman que la rebaja de la gratificación reducirá los efectivos
La Asociación Andaluza de Directores de centros públicos de Educación Infantil y Primaria y Residencias Escolares cree que la limitación de las gratificaciones a los funcionarios docentes que participan en el servicio de comedor, que cobrarán el próximo curso por horas de servicio efectivo y no por jornada, hará reducir notablemente el número de profesores que se acogen a este programa y, por tanto, “repercutirá negativamente en la atención” de los menores y en la calidad del servicio.
El presidente regional de esta organización de docentes, Manuel Porcel Bueno, señaló que esta restricción en las gratificaciones “hará que cada vez menos docentes se ofrezcan para ser monitores en un comedor escolar y para atender de forma activa y directa a los niños porque eso conlleva una gran responsabilidad que después no se ve compensada en la remuneración”.
Pese a que la orden por la que la Consejería de Educación ha modificado estas gratificaciones al profesorado y otros aspectos de los servicios complementarios (como la necesidad de estar al día en los pagos para no perder el derecho a estas actividades) no lo especifica, Porcel Bueno teme que también se reduzcan, en consecuencia, las gratificaciones al equipo directivo que se hace cargo de la gestión del comedor. “Si también se deduce esa cantidad al equipo directivo esto va a repercutir negativamente porque la labor de la gestión del comedor es muy compleja, sobre todo en los centros de localidades cercanas a las grandes áreas metropolitanas, y disminuir la gratificación creo que no es la mejor medida ahora mismo”, argumentó.
De otro lado, sobre el debate abierto por la Generalitat catalana al anunciar que cobrará tres euros a los niños que lleven su propia comida al centro, el presidente de Asadipre desea, tal y como ha anunciado la consejera de Educación, Mar Moreno, que esa medida no se instaure en Andalucía como consecuencia de la actual situación de crisis económica porque eso supondría, a su juicio, la pérdida de “garantías” sobre la alimentación saludable de los pequeños.
“Si se hiciera, vemos varios inconvenientes. El primero, que no podríamos supervisar la calidad y el estado higiénico de los alimentos que traigan los niños. Por otro lado, tampoco se garantizaría que el menú que traigan de casa sea el más adecuado a sus necesidades puesto que no está valorado ni por dietistas ni expertos en nutrición infantil y, por supuesto, nosotros no podríamos asumir cualquier contingencia que se pudiera producir en el traslado o en la elaboración de ese menú”, explicó.
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