El granizo dejará sin contrato a unos 1.500 temporeros en Lleida
Las tormentas afectaron 30.000 hectáreas del Segrià, Noguera, Pla d'Urgell y Urgell
Las tres tormentas de granizo que en el último mes han devastado las explotaciones agrícolas de una amplia zona de la provincia de Lleida dejarán sin contrato a unos 1.500 temporeros que tenían previsto trabajar en la campaña de la recolección de la fruta dulce de este año.
Lleida, una de las principales zonas productoras de fruta dulce de España, emplea cada año para coger la fruta de los árboles entre 6.000 y 8.000 personas entre julio y septiembre. El 85% de los trabajadores contratados este año son extranjeros con residencia legal en España, españoles entre el 5% y el 10% y el resto, contratados en origen.
Las tormentas acompañadas de lluvia, granizo y viento que se registraron los pasados días 5 y 27 de julio y 5 de agosto afectaron más de 30.000 hectáreas del Segrià, Noguera, Pla d'Urgell y Urgell.
El coordinador del sindicato agrario Unió de Pagesos (UP), Josep Maria Companys, asegura que un mínimo de 1.500 temporeros se quedarán sin trabajo por culpa del granizo, ya que el 70% de la producción de fruta ha resultado dañada y no podrá ser comercializada. “Algunos agricultores han sufrido los efectos del granizo en sus fincas hasta cuatro veces este año y eso ya es el colmo de los colmos”, señala el sindicalista.
Además de los contratos que ya no se formalizarán, habrá otro número de temporeros que verán reducidas las semanas de trabajo por ese mismo motivo. “Muchos que tenían contrato para uno o dos meses y medio acabarán trabajando sólo entre 15 y 20 días para tirar al suelo la fruta maltrecha que queda en los árboles una vez hayan pasado los peritos de Agroseguro”, añade Companys.
La falta de trabajo podría aumentar la conflictividad en aquellos municipios que acogen un mayor número de temporeros extranjeros, puesto que si en circunstancias normales es muy difícil que encuentren trabajo en el campo, ahora les será imposible. El sindicato agrario teme ahora que algunas cooperativas que canalizan la fruta de los agricultores asociados se ven obligadas también a reducir el personal contratado debido al descenso de la producción. “Mucha de la fruta dañada no se podrá aprovechar ni para la industria de zumos”, se lamenta Companys.
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