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Un estudio de la UPV constata el aumento de la temperatura del Cantábrico

El País

La temperatura del agua en verano en el mar Cantábrico oriental ha aumentado un grado centígrado en los últimos treinta años. Este ascenso ha sido constatado por un estudio sobre la vegetación marina y su adaptación al cambio climático realizado por el equipo de Bentos Marino de la Universidad del País Vasco (UPV). La investigación evidencia un aumento de la temperatura de 0,24ºC por década desde los años ochenta, aunque la subida alcanza los 0,33ºC cada 10 años si se analiza la época estival.

El ascenso puede parecer insignificante, pero, según José María Gorostiaga, profesor de Biología Vegetal y Ecología de la UPV, y director del equipo de investigación, tiene su importancia. Gorostiaga explica que, mientras en el medio terrestre las temperaturas pueden variar 10 grados o más en un día, en el mar los cambios son mucho más paulatinos. “Un aumento de un grado en tres décadas es un cambio significativo que afecta a la vegetación marina”.

El estudio de Gorostiaga y su equipo también confirma que se ha producido una reducción de las precipitaciones en primavera y verano en los últimos 30 años.

Todos estos cambios en el clima han provocado consecuencias negativas para distintas especies de algas en el mar Cantábrico. Gorostiaga cree que se trata de una “alerta”, y que debemos ser conscientes de que las primeras consecuencias del cambio climático “ya han llegado a la costa vasca”.

Menos algas rojas

En concreto, los investigadores de la UPV se han centrado en los efectos que estas variaciones del clima han tenido sobre la especie de alga roja Gelidium corneum.

Gorostiaga explica que este alga, que forma praderas muy extensas en la costa del Cantábrico, ha visto muy disminuida su presencia. El profesor apunta a una falta de adaptación a los cambios en la temperatura y las precipitaciones como la principal causa de la “deforestación” que están sufriendo las praderas submarinas de algas rojas.

Además, los ejemplares de Gelidium analizados presentan ahora un color más amarillento, alejado del rojo oscuro que era habitual en ellos.

Para Gorostiaga, todos los daños que está sufriendo esta especie son relevantes ya que, según explica, el alga roja es “clave” en la costa vasca ya que alberga “mucha vida”, tanto de animales como de otro tipo de flora marina.

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