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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

CAM/Bancaixa: Nadie asume responsabilidades

"Todos sabemos quién mandaba y quién nombraba a quién mandaba"

Viendo desfilar por parlamentos, juzgados y medios de comunicación a los antiguos dirigentes de las cajas valencianas, sus presidentes, Modesto Crespo y José Luis Olivas, sus directores generales, Roberto López, María Dolores Amorós, Aurelio Izquierdo, uno se pregunta, que si fuera verdad lo que manifiestan: “Yo no sé nada”, “Yo solo representaba”, “las decisiones las tomaba el Consejo o la Comisión tal”, nuestras cajas habrían funcionado solas y sin nadie al mando. Todos sabemos que esto no es verdad. Todos sabemos quién mandaba y quién nombraba a quién mandaba.

Es cierto que los consejos de administración de las cajas de ahorro valencianas fueron rellenados con absoluto desprecio de su función de control y alta dirección, por amigos del partido en el gobierno, muy mayoritariamente del Partido Popular, aunque también minoritariamente por el PSOE. Además, el hecho de ser empresarios del ladrillo parecía un atributo positivo. Pero lo bien cierto es que los primeros ejecutivos de las cajas valencianas se lanzaron de manera alocada a “perseguir” el negocio del ladrillo por toda España incurriendo en una expansión y gasto insostenible.

Lo inconcebible del caso es que a pesar de que desde el 2003 todos los analistas, Banco de España incluido, explicitaban que la burbuja inmobiliaria (se construía más de tres veces las necesidades) explotaría, nuestros dirigentes de cajas decidieron que lo importante era crecer y crecer, y no ser fuertes en el negocio tradicional, pymes y familias.

Este comportamiento temerario ha sido justificado por estos personajes afirmando que tuvieron un comportamiento de rebaño. “Nosotros como todos”. Nada más incierto, solo basta comparar la exposición al ladrillo de la CAM o Bancaja a la que tiene la Caixa o La Kutxa, triplicando su exposición.

Hay que concluir que llevados por su ambición personal lo que les interesaba era buscar tamaño. “Somos la tercera caja de España”. “Casi nada”, y con ese crecimiento, más “pasta” cobraban, más indemnizaciones para su entorno y más disparatada jubilación les correspondía. Sí, sí, les convenía mucho aunque se corría el brutal riesgo de concentración de riesgos, riesgos sin suficientes garantías la mayoría de las veces, y peligro de muerte súbita si cambiaba el ciclo o las circunstancias.

Da vergüenza después de haber conocido la mano férrea con la que controlaban todo y dominaban a su antojo a consejeros, sumisos por su compromiso político, que ahora no haya nadie responsable. Fue la mano invisible.

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Vamos a comprobar por las averiguaciones de los Juzgados la tremenda responsabilidad de estos directivos y estos consejeros que primaron sus intereses personales y de sus entornos personales y políticos a los de las entidades centenarias, cajas de ahorro asaltadas por ambiciones bastardas. La Audiencia Nacional y la Fiscalía están en ello.

Ricardo Torres Balaguer y Salvador Sastre Ansó son portavoces de la Asociación para la protección de accionistas, clientes y usuarios de servicios financieros (Apacbank)

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