La librería Robafaves decidirá en septiembre si cierra por las deudas
La histórica tienda de Mataró desea recortar un 30% la plantilla y busca comprador para su local
“La última voluntad es cerrar, pero hay un momento en el que hay que plantearse hasta dónde llega el aire”, asegura Esteve Guardiola, gerente de una de las librerías más emblemáticas de Catalunya, la Robafaves de Mataró. El oxígeno a este establecimiento fundado en 1975 puede acabársele definitivamente a finales de septiembre, cuando sabrán si podrán llevar a cabo el plan de viabilidad tras la campaña de auxilio lanzada a principios de este mes y que pretendía recoger 250.000 euros hasta ayer a través del mecenazgo popular. Ni de lejos han llegado a la cifra, que no desvelan, pero quieren aferrarse a los últimos resquicios de esperanza surgidos tras el grito de ayuda.
“Hemos llegado a un acuerdo verbal con Bankia para que nos den una carencia de dos años; con eso paralizamos el gasto financiero, lo que permite centrarnos en afrontar un plan de viabilidad”, asegura Guardiola, que desde enero lleva las riendas económicas de Robafaves. El drama es que ese programa no es fácil de ejecutar. Por un lado, se trataría de reducir el personal en casi un 30%, pasando de los 19 trabajadores actuales a 13, “los que hasta la fecha no son socios de la cooperativa”. Pero el gerente admite: “No tenemos dinero para las indemnizaciones”. La segunda vía es la renegociación con los proveedores, también árdua porque “hay buena voluntad pero sin dinero encima de la mesa es complicado”, reconoce Guardiola, que confiesa que algunos ya han dejado de suministrarles libros, lo que “dificulta más la salida de la crisis al no poder hacer rotación de stock en algunos sellos”.
Cómo una librería tan carismática como Robafaves, Creu de Sant Jordi 1998 y premio Nacional del Ministerio de Cultura en 1984, entre otros reconocimientos, ha llegado a esta situación es fruto, según su actual gerente, “de la política de inversiones realizada entre los años 2000 y 2005, principalmente”. Muchas, tangenciales al ámbito inmobiliario. Así, en ese quinquenio, la entidad (cooperativa desde 1978) adquirió otro local en la misma calle donde estaban y, posteriormente, la casa que les cobijaba, catalogada y que requirió una notable inversión en rehabilitación. A ello se añadió, en 2002, su entrada en el accionariado de otra colega histórica, la librería Catalònia de Barcelona, “que nunca nos ha dado ni un céntimo”, según Pep Durán, uno de los promotores de Robafaves.
Las inversiones realizadas entre 2000 y 2005, tangenciales al sector inmobiliario, lastraron las finanzas de la librería, Creu de Sant Jordi en 1998
La culminación de las malas opciones inversoras llegó en 2005 cuando junto a la cooperativa Abacus abrieron también en Mataró la tienda Actúa, con una destacada sección de juguetes y material didáctico. “Era un buen complemento y, a la vez, neutralizábamos a la competencia, pero fue un desastre: el emplazamiento no era bueno y en 2010 tuvimos que dejarlo porque nos iba el cuello en ello; la herencia fue una deuda muy por encima de nuestras posibilidades”. La puntilla la puso la crisis económica, que ha llevado a que Robafaves facture ahora dos millones de euros, un 40% menos que hace cuatro años a pesar de haber casi doblado la superficie de venta hasta los 900 metros cuadrados.
Los contactos mantenidos con las autoridades políticas de Mataró, así como con el conseller de Cultura, Ferran Mascarell, van encaminados a encontrar posibles inversores que, entre otras posibilidades, adquirieran el local, cuya hipoteca genera unos intereses insostenibles. “Venderlo a un tercero es una solución; el inmueble parece un activo, pero con lo que pagamos y la situación de la construcción, para ser realistas hoy es un pasivo”. La situación de Robafaves, resume, “es de precolapso y no podremos alargarla más allá de septiembre”. Sobre las aportaciones, una nota aseguraba ayer que “en caso de que se pidan, serán devueltas inmediatamente. Si no, las utilizaremos para afrontar el futuro de Robafaves”. La lucha será, pues, hasta el final.
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