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La belleza en lo cotidiano

José Javier Serrano expone 85 fotografías hoy en la sala Okendo de San Sebastián "Es necesario provocar", dice

Yosigo, José Javier Serrano, posa junto a sus obras expuestas en 'Últimos años'
Yosigo, José Javier Serrano, posa junto a sus obras expuestas en 'Últimos años'JESÚS URIARTE

Apoderándose de la subjetividad del Romanticismo, en la que la mirada del observador modifica el entorno que se contempla, el fotógrafo José Javier Serrano —más conocido en la escena local como Yosigo—, se aprovecha para realizar su trabajo principalmente de los espacios vacíos que dejan los lugares comunes, la incomodidad que crean los parajes inhóspitos y la desconexión que ofrece el sacar una foto desde una posición lejana. De profesión diseñador gráfico, con lo que “se gana la vida”, desde 2008 Serrano está abriéndose camino en San Sebastián a base de mirar con otros ojos la realidad cotidiana.

“Hay intencionalidad, por supuesto”, responde el autor con una amplia sonrisa, mientras recorre su exposición “buscas la belleza de algo que en un principio no la tiene, como puede ser una bolsa de basura entre matorrales del Jaizkibel”. Yosigo cree que es necesario “provocar” al público, poner imágenes comunes —una taza de café sobre la mesa de un bar, por ejemplo— en la exposición, porque así es el propio espectador el que se debe de preguntar el porqué de esa imagen junto a las demás, que son más narrativas o llamativas visualmente, o qué quiere decir el autor con eso: “Te hace reflexionar, preguntarte por qué está ahí, delante de ti”. El artista defiende una representación de la realidad más imperfecta, por eso recurre en ocasiones a la fotografía analógica, porque tiene la emoción de “no saber al segundo si la que acabas de sacar es la imagen que buscas, o no”.

La exposición, compuesta por 85 fotografías, muestra el proceso cronológico interno que ha seguido el artista; de una fotografía más cercana —la de los recovecos escondidos de su ciudad natal—, pasa a viajar en busca de otros lugares —parques de atracciones vacíos o escuelas abandonadas—, pero no rechaza nunca el volver y hacer “concesiones” al visitante no experto. “Muchos se alegran de ver lugares conocidos, habituales para ellos…, y entre esas fotos coloco otras más elaboradas y de mayor profundidad, así se las cuelo”, comenta.

El autor reivindica la necesidad de mirar diferente, el ser capaz de replantearse lo conocido. “Igual vas a casa de un amigo, y en lo que es común para él, la luz que entra por la ventana del salón, tú ves un juego de contrastes alucinantes que necesitas fotografiar”.

La inauguración fotográfica Últimos años será hoy a las 19.00 en el Centro de Cultural Okendo de Gros.

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