_
_
_
_

Nubes de helio sobre el olivar

El Carpio cumple 11 años como centro de acogida estival del arte contemporáneo

Una de las 'nubes de memoria' de Eugenio Ampudia, en la localidad cordobesa de El Carpio.
Una de las 'nubes de memoria' de Eugenio Ampudia, en la localidad cordobesa de El Carpio.F. J. VARGAS

Cada verano desde hace 11 años, El Carpio, un pueblo cordobés de 4.500 habitantes y eminentemente agrícola, entra en una especie de trance delirante y colectivo. Sus vecinos han visto billetes enormes de euros ondeando desde lo más alto de su principal monumento y símbolo del municipio, la Torre de Garci Méndez. Un enorme elefante blanco oteó en una ocasión el horizonte de olivos en aquella misma azotea, mientras artistas de todo el país contagiaban a la población de una misma fiebre por el arte contemporáneo. La enfermedad que provoca estas alucinantes imágenes vuelve estos días con fuerza. Y tiene nombre: Scarpia, las jornadas de intervención artística en el espacio natural y urbano.

La fiebre comenzó el martes y no remitirá hasta el sábado de la semana que viene, cuando finalice la presente edición. La cepa de Scarpia fue un —aparentemente— inocuo taller de verano, promovido hace más de una década por el Ayuntamiento. Un bisoño e inquieto joven del pueblo, el artista Miguel Ángel Moreno, junto a un colega, decidieron centrar uno de esos cursos en la intervención artística dentro del paisaje rural, a modo del land art que había inundado buena parte de los catálogos especializados un par de décadas antes. Sin saberlo, estaban inoculando un virus que ha terminado por convertir la localidad en una cita obligada en el panorama artístico andaluz.

“El primer año estuvo muy bien pero lo hicimos sobre todo con gente de Córdoba. El segundo, decidimos llamar a gente de fuera. Y el tercero nos dio por mandar invitaciones a todas las facultades de Arte y Arquitectura española. Y entonces, Scarpia se desbordó”, recuerda Moreno. Para canalizar la demanda de actividades, propuestas y estudiantes que acuden cada verano a El Carpio se han desarrollado distintas infraestructuras que dan cabida a las iniciativas y hospedan a los visitantes, ya sean profesores o alumnos.

Y si Scarpia es un mal artístico buscado y deseado, nada mejor que un antiguo ambulatorio médico para desarrollar allí los tratamientos (la organización prefiere llamarlos talleres) que atiendan a los infectados (la organización también prefiere llamarles participantes). "El Ambulatorio vertebra buena parte de las jornadas, allí tenemos muchas actividades y el albergue. Es nuestro cuartel general. Pero también hemos recuperado El Kiosko, en la principal plaza del pueblo, donde este año hemos instalado una grada donde los vecinos se sientan a escuchar a los artistas que invitamos a explicar su obra”, continúa Moreno. Beatriz Sánchez, Jorge Perianes o Jesús Azogue son algunos de los artistas que imparten estos talleres.

Pero tal vez, lo más importante es la adaptación a sala de exposiciones de la torre medieval de El Carpio, construida en 1325. Allí es donde Scarpia muestra las principales exposiciones que organiza. Este año, la temática principal de las jornadas son la magia y el artista vallisoletano Eugenio Ampudia (1958) ha llevado hasta la fortaleza sus Nubes de memoria, que el año pasado hicieron el Camino de Santiago desde distintos centros de arte. Seis de esas nubes llenas de helio recalaron el martes en El Carpio, aunque el viento obligó a bajarlas de la torre. Una de ellas permanece exhibida en una de las salas, junto con una exposición de todo el proceso de elaboración del proyecto y una selección de las videocreaciones de Ampudia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_