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RECUPERADA LA JOYA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO

Fiscalía e instituciones reclaman que el ‘Códice’ se exhiba al público

El deán de la Catedral pretende esconder el libro en un lugar secreto

Manuel Fernández Castiñeiras y su hijo llegando al juzgado esta mañana
Manuel Fernández Castiñeiras y su hijo llegando al juzgado esta mañana ANXO IGLESIAS

"Pensar en guardar el Códice fuera de la Catedral es una ofensa a Dios". Así de tajante se mostró ayer en declaraciones a este diario el deán de la catedral de Santiago, José María Díaz, cuando se le preguntó por la posibilidad de proteger el manuscrito fuera de los muros de la basílica. "Lo guardaremos en un sitio oculto, secreto, del archivo de la Catedral que solo conocerán dos o tres personas", explicó Díaz. La máxima autoridad del templo indicó que este es el plan que tiene su iglesia para preservar el Códice, y cita el ejemplo de otras instituciones como el Banco de España o el Museo Nacional, "que guardan objetos muy preciados en espacios ocultos que conocen pocas personas y no en cajas fuertes".

En su conversación, el deán, que dimitió a raíz del robo del cargo de canónigo archivero pero que en la práctica sigue atento al archivo y cuenta con colaboradores muy cercanos en él, cita los nombres de dos de ellos como las personas que hoy se encargan de la custodia de las piezas de valor.

Con todo, el cabildo está dispuesto a atender a las indicaciones de la policía: "Haremos lo que nos digan que es más conveniente y aplicaremos las medidas de seguridad que nos aconsejen". En este sentido, Díaz garantiza que la seguridad interna del centro "ha mejorado" en los últimos meses, tras "una importante inversión" en nuevos sistemas de vigilancia y control de acceso a áreas restringidas.

Y aunque algunas voces hablan ya de aprovechar el tirón para exponer la versión original de la joya medieval al público, el deán no quiere oír ni hablar de esa posibilidad. “Quien quiera ver o estudiar el Códice puede hacerlo a través de sus ediciones facsímil o sus digitalizaciones. Nunca antes se expuso al público y tampoco se va a hacer ahora”, aseguró, desde una postura que dista bastante de la de Alberto Núñez Feijóo.

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El presidente pidió sacar del manuscrito medieval, ahora que toca esperar aún nueve años hasta el Xacobeo, "las posibilidades para conocer el patrimonio de la capital de Galicia y el fin del Camino de Santiago que es la Catedral". Por dos veces, en la rueda de prensa posterior a la reunión de su Gobierno, invitó a aprovechar la publicidad que este surrealista episodio ha dado al templo. Reveló que ayer mismo conversó con el arzobispo, Julián Barrio, para tratar de reforzar la seguridad "manifiestamente mejorable". En su breve charla, Feijóo planteó algunas "actuaciones en la custodia de elementos de incalculable valor" y habló al jefe de la Iglesia gallega sobre "las posibilidades de exposición". "Nos ponemos a disposición de la Iglesia, es el momento de sentarse, oír sus propuestas y aportar nuestras reflexiones", afirmó el presidente, que no sugirió buscar protección para el Códice fuera de la basílica, como defiende, por ejemplo, la Real Academia Galega.

El secretario de la RAG, Xosé Luis Axeitos, considera "inviable mantener el Códice dentro de la Catedral en unas mínimas condiciones de seguridad". "Debería protegerse fuera", concretó. Axeitos es partidario de habilitar un gran espacio que albergue las joyas de la cultura gallega: "Negarse a esto para no ofender a Dios es un disparate y demuestra la poca profesionalidad de quien hace esas afirmaciones", apostilla en referencia al deán.

Por su parte, el director del museo catedralicio, Ramón Izquierdo, también desechó la propuesta del deán de ubicar el manuscrito en un lugar secreto dentro del archivo. "Si por un casual les pasa algo a esas dos o tres personas que saben donde está lo perderíamos. Eso no puede ser".

Para Izquierdo, la única alternativa posible es devolverlo a la Catedral e introducirlo "en una cámara acorazada". "Tratándose de esta pieza se necesita de la colaboración institucional para mejorar la seguridad, pero todo esto no significa que la Catedral no tenga capacidad de asegurar la integridad del Códice. Durante 800 años no le pasó nada", matizó. Izquierdo opina que, de mostrarse al público, esta exhibición debería ser breve, pero prolija en medidas de protección: "No es algo que se pueda exponer alegremente".

Porque esa es una de las incógnitas que permanecen abiertas en este caso del Códex, el verdadero estado de conservación en el que se halla. Para María Domingo, jefa del área de formación, documentación y difusión del Instituto del Patrimonio Cultural de España, es fundamental un examen exhaustivo. La obra ha podido estar en contacto con hongos, o en condiciones desfavorables de luz y humedad. Las bolsas de plástico lo han protegido de la humedad, pero también han impedido la transpiración del propio manuscrito hacia el exterior. Según Iago Seara, coordinador de la sección de Patrimonio Histórico y Bienes Culturales del Consello da Cultura Galega, se deben tener en cuenta la manipulación y los cambios bruscos que haya podido sufrir durante el secuestro. Seara hace hincapié en las miniaturas, cuyos pigmentos pueden haberse visto afectados. Uno de los problemas de estas obras tan antiguas es la sobreimpresión de una página a otra.

El archivo de la Catedral no dispone de los medios para realizar esa diagnosis, por lo que el Códice debería pasar a manos de los expertos correspondientes para esa evaluación. Domingo explica que el Instituto del Patrimonio Cultural podría hacerse cargo del análisis previo trámite de solicitud por parte de la Xunta y el visto bueno de la Iglesia. La Brigada de Patrimonio de la policía es la que tiene ahora la obra en su poder, y se espera que mañana presente un informe sobre su estado en presencia del ministro de Cultura.

"Todas las instituciones con este tipo de propiedades deben tener un plan de conservación preventiva", defiende Ruth Viñas, directiva de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Los bienes patrimoniales deben estar salvaguardados de robos y siniestros como incendios o inundaciones, y protegidos del paso del tiempo. Según ella, solo si se garantiza esto se podrá mantener el Códice en la Catedral.

Iago Seara, por su parte, termina reivindicando la exposición después de la repercusión mediática que ha alcanzado el Códice: "La demanda de la sociedad es la de acceder al manuscrito", asegura. Y en esto coincide la Fiscalía, cuya opinión respecto al destino final del Códice se fundamenta en tres premisas: la obra debería seguir en el lugar al que pertenece, la Catedral; con medidas de seguridad adecuadas y; de manera prioritaria, expuesta al público.

Un diario incautado al electricista apunta a la posible comisión de media docena de delitos

La otra joya que escondía el electricista detenido, que ayer bien entrada la tarde se derrotó en los interrogatorios y confesó el robo del Codex, era su propio diario. Un viejo dietario de pastas gruesas en el que Manuel Fernández Castiñeiras iba anotando puntualmente todas las rapiñas que, según trascendió de las pesquisas, llevaba a cabo diariamente en la Catedral de Santiago. El documento (de cuya existencia, sorprendentemente, habló ayer el deán en el programa que Ana Rosa Quintana dirige en Tele 5) se ha convertido, de manera inesperada, en la clave de la investigación. Es la lista de sus cotidianos hurtos, su contabilidad, y a la vez muchas más cosas. Y aporta tantas pistas que, según fuentes de la investigación, apunta a la posible comisión de seis delitos.

La policía sospecha que Fernández Castiñeiras, que ayer seguía arrestado junto a su mujer y su hijo (una vez liberada con cargos la novia de este), no llegó a vender nada de lo que robó durante sus años de vinculación laboral con el templo. En la investigación gana fuerza la hipótesis de que podría haberse llevado mucho más dinero del que se halló en los registros (1,2 millones de euros) dadas las propiedades inmobiliarias que acumula y su falta de actividad profesional.

Ayer, la Policía Nacional volvió a O Milladoiro para supervisar un trastero en el que esperaba hallar más pruebas. El nuevo supuesto escondite se localizaba a dos portales del inmueble en el que vive el extrabajador de la Catedral con su familia, en la misma avenida Rosalía de Castro que secciona de extremo a extremo esta localidad situada a cinco kilómetros de Santiago. En los primeros registros efectuados en las casas de Santiago, O Milladoiro, Negreira y O Grove por un equipo de agentes que se mueven de un lugar a otro con el grueso manojo de llaves incautado al electricista aparecieron, sobre todo, billetes de euros y divisas de varios países, libros de valor, instrumental religioso y documentación. Habría abundantes cartas robadas a miembros del cabildo y dos bolsas llenas de correspondencia de sus propios vecinos, además de muchos papeles con información referida a los canónigos, entre ellos el hombre con el que había roto toda relación y al que había jurado venganza, el deán, José María Díaz.

Hoy Manuel Fernandez Castiñeiras, su mujer, su hijo y la novia prestarán declaración en los juzgados de Santiago ante el magistrado José Antonio Vázquez Taín, y en el entorno de la Catedral proseguirán los preparativos para la recepción oficial del Códice, prevista para este fin de semana.

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