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El pequeño comercio reclama al Gobierno que retire su plan liberalizador

Los hoteleros quieren un eje comercial que abra los domingos El presidente del gremio reclama la "solidaridad" del sector comercial

Dani Cordero
Cartel de horarios en un establecimiento comercial en Barcelona.
Cartel de horarios en un establecimiento comercial en Barcelona.CARLES RIBAS

Oposición frontal al cambio de modelo comercial y a las injerencias del Gobierno central. Así han planteado siete organizaciones del pequeño comercio y sindicales su rechazo a la intención del Gobierno central de introducir una oleada liberalizadora en el comercio catalán, cuyas competencias dependen de la Generalitat, en una acción que han llevado al Parlament, donde han presentado un manifiesto conjunto y han reclamado “la retirada del borrador”.

Nunca hasta hoy las cúpula comerciales habían mostrado tanto consenso frente a una medida. Especialmente han defendido que “el Estatuto de autonomía de Cataluña dispone la competencia exclusiva a favor de la Generalitat de Cataluña en materia de ordenación comercial”, el principal punto que les une al Gobierno catalán, que ya ha advertido de que llevará el decreto estatal ante el Tribunal Constitucional por invasión de competencias.

Las siete organizaciones rechazan las medidas que intenta imponer la Secretaría de Estado de Comercio, que defiende más horas y libertad de apertura. Pero han dedicado uno de los seis puntos del manifiesto al interés del Ministerio de Comercio en forzar a Barcelona y 13 ciudades más a crear una zona especial en la que será posible abrir todos los festivos, para poder cubrir la demanda generada por los turistas. Según el texto entregado hoy en el Parlament, “la actividad turística no puede ser utilizada como excusa para permitir la apertura generalizada en domingos y festivos”. No obstante, este punto es el que genera mayor división entre los comerciantes, ya que hay ejes comerciales favorables a la creación de una zona franca comercial.

El pequeño comercio teme que el modelo que se quiere imponer suponga “la desaparición de los núcleos y ejes comerciales urbanos”, lo que “comportará la aparición de nuevos problemas en los municipios catalanes, entre ellos el de la inseguridad ciudadana y la ruptura de la cohesión social”. En su opinión, en la actual situación de crisis económica no por abrir más horas se conseguirá una mayor facturación y, en todo caso, “decantando el consumo hacia el fin de semana” los mayores beneficiados serán las grandes superficies, que “disfrutan de una posición dominante”.

Por otra parte, el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, ha subrayado este miércoles la necesidad de abrir determinados ejes comerciales los domingos y otros días festivos para cubrir la demanda de los 7,5 millones de turistas que pasan al año por Barcelona. Clos ha puesto como ejemplo el paseo de Gràcia, cuyos establecimientos aseguran que el 40% de las ventas las generan visitantes foráneos.

"El tema de los horarios comerciales no funciona", se ha quejado el representante de los hoteleros de la capital catalana, quien se ha referido a la "frustración" de los turistas cada vez que preguntan un domingo por qué zona pueden ir de compras y ha reclamado "solidaridad" al sector comercial. Clos se ha quejado:  "No somos consecuentes".

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La concejal de Economía, Sònia Recasens, ha mostrado la disposición del Ayuntamiento de Barcelona a estudiar ver cómo se puede "adaptar" la propuesta lanzada por la Secretaría de Estado de Comercio, que quiere forzar a 14 ciudades con más de un millón de visitantes o más de 400.000 cruceristas, entre ellas Barcelona, a que adapten una zona especial en la que puedan abrir los comercios que quieran. Recasens ha pedido una "reflexión serena y equilibrada", pero no ha descartado "fórmulas innovadoras".

Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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