“Sin coche, no enfermes de noche”

Costó años de protestas, de manifestaciones, de cortes de carreteras —en 2002, unas 3.000 personas consiguieron paralizar nada menos que la M-40—, pero al final el barrio de La Fortuna, en Leganés, tuvo su estación de metro. Se inauguró en octubre de 2010 tras 160 millones de euros de inversión y tres años de obras. No era un año cualquiera. El barrio estaba de aniversario: medio siglo desde su fundación. Aquel pueblecito de una treintena de casas que levantó un constructor al que llamaban El Portugués y que bautizó en honor de su esposa fallecida, Fortunata, se había convertido en un barrio con parada de metro propia. Por el camino, La Fortuna se había ganado un nombre como epicentro de la lucha vecinal más aguerrida. Hoy da la enésima batalla por los servicios públicos. Aunque en este caso, por no perderlos.

El Gobierno regional anunció el mes pasado, junto con una avalancha de recortes y nuevas tasas para ajustar 1.000 millones de euros del presupuesto, el cierre de cuatro centros de urgencias de atención primaria las noches de los días laborables. Uno de ellos era el de La Fortuna, llamado Marie Curie. Entre tanta noticia de privatizaciones, eliminación de vacunas infantiles y de operaciones de cambio de sexo, estos cierres pasaron algo desapercibidos. Ni siquiera tenían fecha. Pero en La Fortuna tomaron buena nota y se organizaron. “El barrio va a luchar”, desafía Ángeles Mico, vicepresidenta de la asociación de vecinos Nueva Fortuna. Ayer, como viene haciendo cada día desde el primer encierro del sábado pasado, estuvo protestando en el centro de salud junto con otros usuarios.

“Sin coche, no enfermes de noche”. Los vecinos llevan días paseando por el barrio la pancarta que luce este lema. La izaron, por ejemplo, durante el pregón de las fiestas del barrio, a finales del mes pasado, cuando abuchearon y pitaron a los concejales del equipo de Gobierno, del Partido Popular. La Fortuna es una especie de enclave, un territorio que administrativamente pertenece al término municipal de Leganés pero que está mucho más cerca de Carabanchel. Queda encajado entre la M-50 y la Radial 5 y dista más de seis kilómetros de su ayuntamiento. “Hasta hace no mucho el camino de La Fortuna a Leganés era una carretera sin aceras”, recuerda Mico. El barrio está físicamente aislado de casi todo. “Por no tener, no tenemos ni una parada de taxis”, se queja la líder vecinal. “Y aquí hay muchas personas mayores que no tienen coche ni a nadie que los lleve al médico si enferman de noche”, subraya.

El cierre de los cuatro SUAP (Servicio de urgencias de atención primaria) significa que, en las noches de los días laborables, hay que desplazarse al hospital más cercano en caso de emergencia. “Veinte mil personas, sin servicio médico de urgencia”. Así tituló en 1977 este diario una crónica sobre la manifestación de los vecinos de la Fortuna en demanda de servicios. “Actualmente en el barrio existe un ambulatorio que cierra sus puertas a las dos y media de la tarde. A partir de esa hora, hay que desplazarse a Leganés o a Madrid”, informaba. Hoy el centro de salud Marie Curie atiende mañana y tarde, y también de noche y 24 horas los sábados y domingos en el SUAP.

Son muchos los que creen que así debe seguir. Incluido el alcalde, Jesús Gómez, del Partido Popular. El 19 de junio pasado remitió una carta al consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, tras enterarse de los planes de cierre para el Marie Curie: “Entiendo perfectamente la necesidad de reducir gastos”, empieza el edil, pero luego afirma: “Desde esa comprensión te ruego que reconsideres la supresión de este servicio”. El 70% de los usuarios superan los 65 años de edad, La Fortuna es “un núcleo de población aislado”, “el hospital o centro de salud alternativo se encuentra a más de seis kilómetros de distancia”, enumera el alcalde. Gómez se despide ofreciéndose “para considerar cualquier otra alternativa” porque, en su opinión, el servicio de urgencias “debe seguir prestándose”.

La Consejería de Sanidad nunca ha querido precisar cuándo tiene previsto cerrar las urgencias nocturnas. Hay algún vecino que asegura haber visto un cartel en el centro de salud que hablaba del 1 de julio. Cartel que luego desapareció. “Dicen que aún no lo cierran, pero si no nos lo garantizan por escrito seguiremos con los encierros”, asegura Mico. Desde ayer han transformado la protesta en concentraciones diarias de una hora (20:30, cuando abre el SUAP, a 21:30) frente al centro. El lunes se juntaron medio centenar de personas. Ayer, algunas menos, “Que vean que no bajamos la guardia, porque nos tememos que si paramos nos lo cierran en agosto durante las vacaciones”, señala Mico. Seguirán protestando, advierten, al menos hasta la manifestación que han convocado para el día 19. “Han intentado cerrar el servicio de tapadillo para pillarnos, pero no lo van a conseguir”, pronostica Mico.