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TRIBUNA
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Colapso en la cooperación catalana

Los firmantes, directores de varias ONG, sostiene que los recortes que les aplica la Generalitat en sus ayudas económicas les impiden seguir con sus proyectos de asistencia a los más pobres del mundo y piden un cambio en esta política

Han pasado 15 meses desde que, con el cambio de titular en la Generalitat de Cataluña, una nueva dirección se hizo cargo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD). Puede parecer poco tiempo, pero en este periodo han pasado muchas cosas y todas ellas tienen en común el desmantelamiento de la cooperación catalana como política pública. Una política destinada, hasta hace poco, a comprometerse con las grandes desigualdades del mundo e insertar a Cataluña en el sistema internacional. Hablamos del fin de la cooperación catalana como política pública porque solo así se entiende que en 15 meses se haya reducido el 84% el presupuesto de la ACCD, una reducción drástica que, por ejemplo, se habría evitado con menos del 10% del suprimido impuesto de sucesiones.

Era previsible que la cooperación internacional sufriese recortes similares a los de otras políticas. A diferencia de otras partidas, en el caso de la cooperación internacional la referencia siempre ha sido el 0,7% del PIB, que nunca se ha llegado a cumplir y que ya incluiría un recorte automático en la misma proporción en que disminuye el PIB. Pero el presupuesto actual, próximo a los nueve millones de euros, indica desinterés y dejadez. Y todo ello pese a que Artur Mas, con motivo del Maratón contra la Pobreza, manifestase: “Siento el honor de representar al pueblo más solidario del mundo”. El director de la ACCD, Carles Llorens, sostiene que no es responsable del terrible recorte y que su tarea se limita a “hacer de contable”.

El presupuesto actual de 9 millones de euros demuestra desinterés y dejadez

Y a la reducción brutal del presupuesto se añade un nuevo factor: los impagos. El Gobierno ha abierto dos convocatorias de subvenciones de cooperación para proyectos de organizaciones no gubernamentales para el desarrollo (ONGD) y empresas correspondientes a 2011 y 2012, pero sin perspectivas de pago. A la vez, programas plurianuales iniciados en 2011 llevan todo el año sin recibir financiación y sin indicios sobre cuándo se hará efectiva.

Las ONGD catalanas y de países del sur comenzaron a ejecutar los proyectos bajo las indicaciones de la ACCD de que los desembolsos llegarían pronto. Entidades y Administraciones públicas del sur han realizado aportaciones, contratos y planes de ejecución que ahora se ven interrumpidos sin ninguna perspectiva. Algunas ONGD abrieron pólizas de crédito y se han endeudado. Los impagos, que según un estudio de la Federación Catalana de ONGD afectan a más del 70% de las organizaciones, ponen en una situación muy crítica a las entidades y pueden dejar muy pronto el mundo empobrecido sembrado de inversiones interrumpidas de la cooperación catalana, y la imagen del país “más solidario del mundo”, gravemente dañada, todo por un problema menor de liquidez. Y todo ello con el precedente de un cierre abrupto y desordenado de las oficinas exteriores de la cooperación catalana, solamente propio de una diplomacia amateur.

Ante todo esto, nos parece que se escurre el bulto cuando se argumenta que “primero tenemos que solucionar nuestros problemas”. Las ONGD catalanas somos muy conscientes de la crítica situación, social y económica, de nuestro país. Todos tenemos gente próxima que sufre, pero pensamos que el futuro de nuestro pueblo no pasa por desconectar y hacer ver que no hay relación entre los problemas que nos afectan y los que afectan al conjunto de la humanidad.

Los impagos afectan al 70% de las ONGD y las deja en situación crítica

Que más de 1.000 millones de personas pasen hambre en el mundo, que el cambio climático sea una evidencia cada vez más presente, que no se respeten los derechos humanos en numerosos países, que se mantengan profundas desigualdades entre sexos, que no haya una búsqueda seria de soluciones a la crisis energética no son realidades ajenas a los problemas que nos afectan. Desconectarnos de estas realidades es empobrecernos y hacer más pequeño nuestro país.

La mayoría de las entidades catalanas que trabajan en la cooperación saben de la necesidad de adaptar su discurso y su práctica a los nuevos tiempos, y no sin dificultades están buscando formas de seguir llevando a cabo su tarea con un máximo aprovechamiento de los recursos. Pero lo que nadie esperaba es que en este camino el principal golpe bajo les llegase de una gestión descuidada y torpe del propio Gobierno.

Por todo ello, las ONGD catalanas, ante el largo recorrido efectuado hasta ahora con los más desfavorecidos del planeta, pedimos a nuestro Gobierno un cambio radical de dirección, así como la restitución de una firme política pública catalana de cooperación internacional al desarrollo.

Firman esta tribuna las direcciones de Asur, Cooperacció, Enginyeria sense Fronteres, Entrepobles, Justícia i Pau, Medicus Mundi Catalunya, Observatori del Deute en la Globalització, Veterinaris sense Fronteres, la Xarxa de Consum Solidari, Setem y Acsur.

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