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Los extrabajadores de Santana obligan a parar al Talgo de Barcelona

Las protestas recuperan los métodos utilizados en los conflictos de 1994

Ginés Donaire
Ex trabajadores de Santana, durante su ocupación de la vía férrea en la Estación de Linares-Baeza.
Ex trabajadores de Santana, durante su ocupación de la vía férrea en la Estación de Linares-Baeza.JOSÉ MANUEL PEDROSA (EFE)

Los antiguos trabajadores de Santana Motor han vuelto a ocupar los escenarios que, hace 18 años, marcaron un hito en la lucha obrera. Hoy viernes han cortado las vías del tren en la Estación de Linares-Baeza, sin duda el lugar más emblemático de las movilizaciones del año 1994 que evitaron entonces el cierre de la factoría automovilística de Linares (Jaén). Lo han hecho para redoblar la presión sobre el Gobierno andaluz, que tiene pendiente desde febrero del año pasado —cuando la Junta, dueña de Santana, liquidó la empresa— las prejubilaciones para cerca de 800 empleados y un plan industrial alternativo para otros 400 de todo el parque de proveedores de Santana.

En medio de un fuerte dispositivo policial, unos 400 santaneros ocuparon durante unos 40 minutos la estación ferroviaria, y provocaron que el tren Talgo con dirección a Barcelona arribase con casi tres cuartos de hora de retraso. Para ello tuvieron que burlar la presencia de medio centenar de antidisturbios que tomaron las instalaciones del principal nudo ferroviario de Jaén, impidiendo el paso a viajeros y familiares. Aunque se vivieron momentos de tensión entre los agentes y los santaneros, esta nueva protesta transcurrió sin incidentes pero la policía grabó e identificó a los promotores de este corte.

La ocupación de la Estación de Linares-Baeza, aunque corta en el tiempo, tuvo mucho de simbolismo. El 16 de marzo de 1994 se vivió aquí uno de los episodios más dramáticos de la larga lucha de los santaneros unas semanas después de la espantada de Suzuki. El corte de la vía del tren durante ocho horas motivó entonces la intervención de los antidisturbios y el resultado fue una auténtica batalla campal que acabó con 40 heridos, seis policías y el resto trabajadores. El peor parado fue Norberto Prados, que perdió el ojo izquierdo por el impacto de una pelota de goma disparada por los antidisturbios.

Este viernes, el recuerdo de esta jornada histórica estaba presente entre los santaneros. “Aquí estamos de nuevo, un poco más viejos pero con la misma energía”, comentó Juan Salazar, que censuró la “desproporcionada” presencia policial. Tras la marcha a pie hasta Sevilla de principios de este mes y la acampada de un grupo frente al Palacio de San Telmo, los trabajadores han protagonizado esta semana otro corte de la autovía A-4 y una cacerolada ante la sede de Hacienda en Linares. Los sindicatos han pedido a la Subdelegación del Gobierno que retire el medio centenar de sanciones, de hasta 300 euros, a otros tantos participantes en cortes de autovía en el pasado mes de febrero.

Conforme pasa el tiempo y la Junta sigue sin mover ficha, cunde el nerviosismo y la indignación de los antiguos trabajadores de Santana. “Ya no aguantamos más, nuestras familias están atravesando momentos de especial dificultad económica y muchos compañeros ya han agotado todas las prestaciones económicas”, alertó el sindicalista Salazar. La Junta se ha comprometido a cerrar nuevas pólizas de prejubilación en las próximas semanas —hasta ahora sólo se han concretado unas 40 de la firma auxiliar Matresur— y el consejero de Economía, Antonio Ávila, les ha transmitido confianza acerca del plan Linares Futuro, diseñado como alternativa al cierre de Santana.

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