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EL FUTURO DEL PP

Zoido acepta dirigir el PP, pero pide manos libres para formar su equipo

Juan Manuel Moreno se perfila como secretario general en el próximo congreso

Juan Ignacio Zoido con José Antonio Nieto, alcalde de Córdoba, este jueves en el Parlamento.
Juan Ignacio Zoido con José Antonio Nieto, alcalde de Córdoba, este jueves en el Parlamento.GARCÍA CORDERO

Juan Ignacio Zoido ha decidió poner fin al desasosiego que se había instalado en el PP andaluz tras la salida aturrullada de Javier Arenas y aceptar formalmente ser el candidato único a presidir el partido en el congreso regional del mes próximo. Lo hizo este jueves en el Parlamento autónomo, sin Arenas detrás, y con reiteradas declaraciones de amor a Sevilla, ciudad de la que es alcalde y de la que piensa seguir siéndolo, avisó, mientras se lo pidan los ciudadanos en las urnas.

Un mensaje que colocó en primer plano porque despeja muchas incógnitas sobre lo que pretende hacer en su mandato y los plazos que se marca. Y explica también, en buena parte, cómo ha llegado a erigirse de golpe en el virtual líder de la derecha andaluza. Zoido no ha ido a buscar el relevo del que ha sido hasta ahora su referente, lo han llamado desde la dirección nacional, desde el Gobierno y desde el PP andaluz. Insistentemente.

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La primera instancia, es decir, Dolores de Cospedal, secretaria general, porque se había fijado ya en él tras su apoteósica victoria en Sevilla y su designación sirve para cortar la intención de Arenas de dejar a su número dos, Antonio Sanz, al frente de la nave, o lo que es lo mismo: seguir pilotando el partido. Mariano Rajoy, porque no quiere líos y el alcalde es la persona que más consensos despierta. Y el tercero, Arenas, porque permite ahuyentar movimientos provinciales de incierto final y, además, es su amigo y confía en él

Aunque Zoido ha tratado de resistirse, su respuesta ha sido forzosamente que sí. El miércoles estuvo con Cospedal en Madrid cerrando los últimos flecos del proceso y para secretario general se perfila a Juan Manuel Moreno, secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, dependiente del Ministerio de Sanidad, que dirige Ana Mato. Moreno ha trabajado estrechamente con esta última como coordinador de Política Autonómica y Local, en la vicesecretaría de Javier Arenas, cuando Mato era la responsable de Organización del PP. Desde el congreso nacional de Sevilla es únicamente miembro de la ejecutiva.

Uno de los primeros en apoyar públicamente a Zoido fue Moreno, diputado por Málaga, donde ocupó una concejalía en 1995. También ha sido presidente de Nuevas Generaciones de Andalucía y después de España.

Su condición de malagueño neutraliza en buena parte el empacho de Sevilla que significa el desembarco de la cuadrilla de Zoido, que tanto malestar ocasiona en las provincias orientales, cuyos dirigentes, pese a cerrar filas en torno a la nueva cabeza del PP andaluz, han recibido con incomodidad la plena identificación de Zoido con la capital andaluza. Una simbiosis que, por otra parte, el alcalde no quiere ocultar para que todos sepan desde el principio a qué atenerse y cuál es su compromiso prioritario.

La transitoriedad que ha apuntado Zoido al colocar la alcaldía en lugar preferente no implica que renuncie a llevar la iniciativa en el partido durante el tiempo que lo dirija. De hecho, una de las razones de su demora para asumir la responsabilidad ha sido evitar aparecer como candidato tutelado por Arenas. A los suyos les sentó muy mal que el presidente saliente indicara a los medios el lunes —cuando comunicó que se iba— que el elegido para sustituirle era el alcalde. Zoido quería que se visualizara nítidamente que Génova y Moncloa estaban detrás. Además, ha pedido manos libres para diseñar la estructura que saldrá del congreso y adecuar la dinámica a su forma de hacer.

En la cuidada puesta en escena de su primer acto como próximo líder del PP —el anuncio de su candidatura en el Parlamento—, Zoido subrayó que le ha ido muy bien armando equipos, y que en su inminente tarea orgánica va a repetir estrategia. También dijo que cambiará lo que crea oportuno y que luchará por llevar la organización a las cotas más altas posible.

En el capítulo de agradecimientos por la confianza que han depositado en él, el orden fue: los presidentes provinciales, Mariano Rajoy, su “amigo” Arenas, y Dolores de Cospedal. En el de los gestos, estuvo muy cariñoso con Arenas, al que elogió el haber modernizado el PP andaluz y conseguir sacarlo de los porcentajes minoritarios.

Y para atenuar el mantra que se le viene encima de su multiplicidad de cargos —sobre todo del PSOE municipal del Ayuntamiento, que ha visto un filón para el desgaste— anticipó que dejará la presidencia de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FEMP) en cuando salga elegido. Una cosa menos.

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