Micromundos junto a casa
Una treintena de compañías salpican el centro de Vitoria de espectáculos de calle Miles de personas participan en Kaldearte
Un chico con la cabeza rapada, una chillona camisa amarilla y un anacrónico traje marrón saluda con una reverencia a su compañero, un engominado con gafas de pasta y una camisa igual de estridente que la de su amigo. Se ponen un gorro amarillo y empiezan a tocar el violín sobre una rueda que no para de girar. Esta estampa, aderezada con un mural de ambiente alegórico, bien podría haber sido una mala pasada del subconsciente en pleno sueño, si no fuera porque miles de vitorianos han tenido la oportunidad de presenciarla este fin de semana.
La muestra, con el menor presupuesto de su historia, reduce actividades
Kaldearte, la muestra internacional de arte en la calle de Vitoria, cerró ayer, con la lluvia y los remordimientos de domingo, su séptima edición en la capital cerciorándose en su capacidad de crear de forma instantánea, y a poca distancia física y temporal, un sinfín de micromundos que nada tienen que ver entre sí, a base de creatividad.
Este pasado fin de semana la muestra ha atraído a Vitoria a 26 compañías de lo más diverso, desde actores hasta pintores, pasando por titiriteros, equilibristas y músicos —algunos de ellos todo a la vez—, con curiosos títulos como Amor en tiempos de Ikea, un espectáculo de danza sobre un muro de escalada.
Con todos ellos Kaldearte, a su manera, recuerda a la capital vasca que empieza el verano y, con él, el arte y la cultura vuelven a salir a la calle. Casi una treintena de micromundos que la crisis no ha conseguido derribar, pese al importante tijeretazo que ha sufrido el evento. Con el presupuesto más ajustado de su historia, 75.000 euros frente a los 154.000 que se llegaron a invertir en 2008, la crisis se ha hecho notar en el número de espectáculos programados.
Tres agrupaciones francesas completan el cartel internacional
De los aplausos y las risas de los más pequeños con Mumusic Circus, al silencio más absoluto y las caras de asombro ante las acrobacias de los catalanes Fet a Má, pasando por la sonrisa que arrancó a los asistentes Lana, la historia de una costurera de antaño, el pasado sábado por la noche, casi al mismo tiempo que el espectáculo Bullangas! repartía humor y música.
El plato fuerte de esta edición ha sido la doble función de la Page Blanche de Luc Amorós, que en la noche del viernes y el sábado espabiló a brochazos de color a los asistentes a su espectáculo, un juego de luces y pintura que recuerda al teatro de sombras con actores que durante una hora pintaron y bailaron subidos a un andamio de tres alturas.
Esta compañía fue una de las tres extranjeras que han participado en este Kaldearte, todas ellas francesas. El resto de los artistas han llegado de Cataluña, Castilla y León o comunidades como Galicia y Baleares. También hubo espacio para la producción local, entre ellos el espectáculo más comprometido de esta edición, sobre el Sáhara Occidental.
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