El turismo rural capea el temporal

En Maddiola han colgado el cartel de “completo” para todos los fines de semana hasta octubre. La privilegiada ubicación de este establecimiento de turismo rural, sito en las faldas del parque natural de Mendizorrotz, en Igeldo, encaramado en la ladera, con vistas al mar y a escasos 20 minutos del centro de San Sebastián, le está salvando de la crisis. Su apuesta por la sostenibilidad, al incorporar paneles solares y un aerogenerador, y la singularidad de ofertar desde un pequeño spa hasta la cría de alpacas, pottokas, cerdos vietnamitas o cabras enanas son sus valores añadidos.

Sus propietarios, Edurne Iriondo y Patxi Aramburu, trabajaban como profesores hasta que hace 10 años compraron un terreno y, tras solventar muchos obstáculos para conseguir los permisos, decidieron dar un giro a sus vidas. Una vez conseguida la excedencia laboral, invirtieron su tiempo y ahorros en dar forma a un proyecto que surgió al azar. “Necesitábamos un cambio y apostamos por el turismo rural. Es un trabajo agradecido por el contacto con la gente, pero sacrificado”, reconoce Iriondo, mientras da de comer a las alpacas originarias de Perú.

En los últimos tres años se han abierto 37 nuevos establecimientos

No corren la misma suerte muchos agroturismos y casas rurales del interior de Euskadi alejados de rutas más turísticas y que están sufriendo de forma más virulenta la crisis. Pese a que el viajero contiene ahora más el gasto, el turismo rural es un sector que vive un crecimiento continuado.

Desde 2008 la entrada de viajeros ha sido ascendente, con un crecimiento de un 9,8% en los últimos tres años. Cada vez más usuarios optan por la opción rural frente a la urbana porque también hay más conocimiento de la oferta disponible.

Sin embargo, las pernoctaciones han ido bajando. Si hace unos años las estancias medias de un cliente nacional eran de cuatro a cinco días, ahora han descendido a tres. “Esta situación está llevando a que los propietarios tiren de fórmulas de promoción y descuentos para atraer a los viajeros”, explica Idoia Ezkurdia, responsable técnico de Nekatur, la asociación de turismo rural de Euskadi, que el pasado 24 de mayo celebró su vigésimo aniversario.

Las políticas de promoción, modernización y desarrollo rural del Gobierno vasco van en sintonía con la propuesta de Nekatur en la búsqueda de una mayor diversificación de la demanda, la sostenibilidad y el compromiso con la calidad.

La asociación, que agrupa a 296 establecimientos de los 404 que existen en Euskadi —197 agroturismos y 207 casas rurales— decidió hace años dar un impulso al sector ofreciendo un producto de calidad de forma que los visitantes puedan disfrutar de la experiencia de alojarse en un baserri en contacto con el aspecto más verde y natural de Euskadi. Todo ello sin renunciar al confort y los servicios que ofrecen otro tipo de establecimientos. Entre 2009 y la actualidad se han abierto 37 nuevos establecimientos: 17 en Gipuzkoa, 11 en Álava y los nueve restantes en Bizkaia.

El mayor auge de aperturas de casas rurales se dio entre 2005 y 2006. El número de plazas asociadas a Nekatur asciende en la actualidad a 3.133, repartidas así: 1.616 en Gipuzkoa, 981 en Bizkaia y 536 en Álava.

La asociación Nekatur concentra casi las tres cuartas partes de la oferta

Para Nekatur, en la consolidación del turismo rural en la comunidad autónoma ha resultado clave que el 73% de la oferta se concentre en una sola asociación, algo inusual en el resto de España. “El carácter asociativo del sector ha permitido aunar sinergias y esto nos hace muy fuertes”, señala la directora de Turismo, Isabel Muela.

Los propios vascos son los mayores consumidores de turismo rural en Euskadi, con un 36,05% del total de la clientela, seguidos por los viajeros procedentes de Cataluña (16,63%) y Madrid (12,01%). En cuanto a los extranjeros, Francia encabeza la lista con un 4,03%, seguida por Reino Unido, que se queda a tres décimas del 1%, según datos del Eustat correspondientes a 2011.

La etiqueta de “calidad” es una máxima entre los establecimientos asociados que deben regirse por una normativa para alcanzar unos baremos establecidos. Nekatur hace hincapié en la formación y profesionalización de los gestores para ofrecer un buen servicio. Así, ofrece desde cursos intensivos de 250 horas dirigidos a los propietarios de un establecimiento de turismo rural sobre idiomas, normativas, ayudas, cómo preparar un buen desayuno o decorar la casa, hasta prácticas en otros establecimientos. “No es un requisito indispensable que se exija a los que vayan a abrir un turismo rural, pero sí recomendable. La respuesta es buena y muchos lo hacen”, detalla Ezkurdia.