Historias de éxito, por favor

A principio de siglo se estableció 2015 como tope para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio por parte de las Naciones Unidas. Ese horizonte, antes lejano, “está a la vuelta de la esquina”, constatan Ferran Montesa e Ignacio Ramonet, responsables de la revista Le Monde Diplomatique en español. Son objetivos que aun si se sitúan en el universo de los deseos, constituyen “una utopía a nuestro alcance”, aseguran. Y así se llama la exposición recién inaugurada en el IVAM: Utopías posibles. Utopías como, por ejemplo, “erradicar la pobreza extrema y el hambre”, que es el objetivo número uno. O el número dos, que no es menos ambicioso: “Lograr la enseñanza primaria universal”. “Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer” es el tercero y “reducir la mortalidad infantil”, el cuarto. Muy relacionado con éste, “mejorar la salud materna”, el quinto. Combatir el SIDA y otras enfermedades va el seis y “garantizar la sostenibilidad del medio ambiente” el siete. El octavo, con el que culmina la exposición, es “fomentar una asociación mundial para el desarrollo”.

Cada objetivo cuenta con su espacio en la sala de la muralla del IVAM. Con una relación de impedimentos para alcanzarlo. Con sus citas ilustres, empezando por Orwell a la entrada. Con sus cortos audiovisuales, sus fotografías, esculturas, pinturas o grabados alusivos, incluidas 31 piezas de Julio González, los Hermanos Mayo, Cindy Sherman, Kurt Schwitters, Carles Francesc o Benito Pajares, entre otros, cedidas por el IVAM. Y, especialmente, con sus “historias de éxito”, tan estimulantes, porque como ha dicho Ramonet, el mensaje central es de esperanza, es una llamada contra el pesimismo. Aunque la realidad sigue siendo escalofriante, de los noventa a esta parte, “se han salvado cuatro millones de vidas cada año”, ha apuntado Amalia Navarro, directora de la Oficina de la Campaña del Milenio de la ONU. Se agradecen, más en estos tiempos, las historias de éxito en la lucha contra la miseria y la desigualdad en el mundo.

Es una muestra didáctica que concluye con un panel-pizarra donde niños y niñas de secundaria han fijado sus reflexiones en dibujos o textos que van al alma de los objetivos: “El pan se parte con las manos, pero se reparte con el corazón”. “Un laboratorio artístico abierto al compromiso”, en palabras de Consuelo Ciscar.

La muestra es también “un medio de comunicación”, sugería Ramonet, que utilizando otro lenguaje sintetiza toneladas de datos y es capaz de provocar emociones. “No todo es cuestión de dinero”, es más bien “cómo canalizarlo”. Se trata de “la ayuda al desarrollo, qué ha sido de ella, esa es la cuestión que se plantea aquí”. Y al decir eso, era inevitable pensar en los escándalos de la cooperación que aquejan a los valencianos. Mientras se hacía la rueda de prensa, “habrán muerto entre 40 y 50.000 personas”, aventuró Montesa, a causa de la pobreza, exacerbada por la crisis. “También con exposiciones como esta se puede combatir”, vino a decir.