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Ponteareas consolida los empleos de decenas de enchufados

Los salarios de la plantilla llevan las cuentas a la bancarrota

Salvador González Solla.
Salvador González Solla.

La deuda del Ayuntamiento de Ponteareas (23.500 habitantes) se eleva a unos 11 millones de euros, equivalente a sus ingresos anuales. El 68% de estos ingresos (7,4 millones) se destinan a pagar salarios, que representarán el 78% del presupuesto cuando el Ayuntamiento tenga que devolver, a razón de 1,5 millones al año, el reciente anticipo de Hacienda para liquidar las facturas atrasadas de proveedores. La hacienda municipal navega desde hace años al borde del colapso, sobre todo por el peso de un plantilla exorbitada y reclutada a dedo desde hace décadas —300 empleados entre funcionarios y personal laboral, más los contratados temporales—, pero cuya racionalización, con amortizaciones y despidos, parece ya inexorable. Previéndolo, el gobierno local del PP ha empezado a consolidar los empleos interinos (unos 220) de su clientela electoral: se irán, si es el caso, con indemnizaciones ahora prohibidas.

Nada ni nadie, pese a la cascada de denuncias e impugnaciones, ha podido regularizar la maraña de contrataciones que inició el alcalde José Castro en Ponteareas desde que resultó elegido en las primeras elecciones democráticas de 1979. También había sido alcalde en el franquismo, pero entonces no necesitaba votos para mantenerse en el cargo. En democracia lo consiguió enchufando a partidarios reales y potenciales al empleo municipal. Por eso fue condenado e inhabilitado por el Tribunal Supremo para todo cargo público, él y seis de sus concejales.

Pero el modelo se consolidó con el tándem de su hija Nava, actual directora general de Comercio en la Xunta, y Salvador González Solla, el actual regidor. Así que entre los 220 interinos menudean los casos que desempeñan puestos para los que carecen de la titulación generalmente requerida, como en la escuela infantil, que por ese motivo no ha podido ser transferida a la Xunta y aligerar así carga de personal. Otros casos, como el de la televisión local (300.000 euros anuales) pesan otras veleidades.

El modelo tiene su origen en la política clientelar que inició José Castro

El gobierno local impidió en los últimos meses la convocatoria abierta de más de 50 plazas. Tenía su propio plan. Ya contrató a candidatas y exconcejalas de su lista con cargo a un plan de empleo para parados de larga duración. Ahora está en proceso la consolidación de un centenar de plazas, para dotarlas de la fijeza que no tienen.

En la convocatoria, teóricamente abierta, el examen de oposición, tipo test, lo aprueba todo el mundo, incluso con altas notas todos. Así se hace más determinante para la obtención de la plaza la experiencia del candidato, que puntúa a razón de 0,25 puntos por mes de servicio en Ponteareas o de 0,10 puntos en otra Administración. Los de Ponteareas, después de décadas contratados a dedo, ganan siempre, por goleada.

Hasta ahora se han consolidado unos 30 puestos y entre ellos se encuentran, a mero título de ejemplo, dos plazas de conserje asignadas a dos de aquellos enchufados, contratados en su momento como conserjes pero que poco después se hicieron bomberos, actividad en la que siguen aun después de consolidar sus plazas de conserjes...

La secretaria municipal advirtió que la convocatoria podía vulnerar los principios de igualdad, mérito y capacidad que rigen el acceso a la función pública. Pero también la interventora, en relación con las cuentas remitidas a Madrid, certificó que “la contabilidad municipal no refleja la realidad”. Es igual. Ponteareas huye hacia adelante.

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