Imágenes de la tierra prometida

“De la noche a la mañana dejamos de ser la tierra de las mulatas, el fútbol, la violencia, la samba, el sudor y la cerveza, para convertirnos en la quinta potencia mundial, la nación verde, la sede de la copa del 2014 y de las olimpiadas del 2016”, explica Iatã Cannabrava, fotógrafo, agitador cultural y comisario de Brasil. Tierra Prometida, la exposición que inaugura este jueves Casa América Cataluña: una mirada artística de cuatro fotógrafos contemporáneos de este enorme país, el más grande de América Latina y el quinto del mundo, lleno de megapolis superpobladas, pero también de recursos naturales casi ilimitados y prosperidad, en momentos de zozobra económica general.

Los planteamientos son diferentes. Cássio Vasconcellos muestra con sus visiones cenitales a gran altura, playas atestadas de gente tumbada al sol, en los que se intuye la dificultad de llegar a la arena; o aparcamientos con miles de automóviles perfectamente alineados y preparados para embarcar. Sus imágenes invitan a buscar, entre lo general, el detalle de lo particular. Dimitri Lee, reordena este paraíso poblado por miles de aves (parecen gallinas), centros comerciales, multitud de enormes que se amontonan o residuos plásticos de un vertedero que parecen no tener principio ni fin. Roberta Carvalho proyecta misteriosos personajes en el paisaje, sean arquitectura o masa forestal, como en Simbiosis, una obra que se podrá proyectará en un árbol, hasta el sábado 26, cerca de la sede de Casa América, en la esquina de las calles Còrcega y Rambla Catalunya.

Por su parte, Claudia Jaguaribe, que ha viajado a Barcelona coincidiendo con la inauguración de la exposición, presenta la contradicción de este país cambiante, como si fuera doctor Jekyll y Mr. Hide. Sus imágenes son megápolis multiplicadas hasta el infinito, en la que se mezcla una contradictoria  sensación de agobio y tranquilidad. Desde un helicóptero, la fotógrafa realizó diferentes tomas que luego monta en una sola imagen. “El tema de mi trabajo es la relación entre la naturaleza y cómo la estamos transformación de forma profunda". En el caso de Río, un aparente caos continuo, “la presión inmobiliaria es enorme y hará que este paisaje desaparezca dando paso a construcciones en altura”.

Pese al agobio de los edificios, en las imágenes de Jaguaribe suele haber niños que juegan y se divierten. “Las favelas son lugares con condiciones difíciles pero donde persiste la vida comunitaria, en libertad y donde ocurren muchas cosas interesantes”. En las imágenes de Sao Paulo la percepción es diferente: no hay lugar para la naturaleza ni para la vida humana: “Lo natural está excluido y las construcciones son interminables”, asegura Jaguaribe de su último proyecto que ahora comienza.