El hospital de Sant Pau delegó en Philips la compra de muebles por 5,1 millones
La empresa actuó de intermediaria para equipar un nuevo edificio La adjudicación fue hecha en 2003 sin concurso público Un nuevo gerente paralizó las compras un año más tarde
Al hospital de Sant Pau le costó mucho dinero y poco tiempo amueblar el primer edificio del nuevo hospital, que empezó a funcionar a finales de 2003. Un breve procedimiento negociado, en el que pidió ofertas a algunas empresas elegidas, culminó en abril de 2003 con la firma de un contrato millonario que resolvió con un solo trámite la compra de todo lo necesario para equipar el edificio, desde las cortinas a las neveras, pasando por sillas, armarios, taburetes, biombos...
EL PAÍS ha tenido acceso a las facturas y albaranes de entrega de cuatro de estos pedidos, por un total de 5,1 millones de euros. Las listas que los acompañan muestran que la multinacional Philips —empresa tecnológica puntera en equipos de diagnóstico por imagen— actuó como intermediaria en la compra del mobiliario, electrodomésticos e instrumental médico básico de la primera fase del nuevo Sant Pau.
Un exgerente de Sant Pau afirma que el contrato era "extraño"
Esta fórmula fue la elegida para hacer la inversión por el entonces director general de Sant Pau, Josep Anton Grau (actualmente al frente del Incasòl, de la Generalitat). Grau asegura que no recuerda los detalles del contrato ni su negociación, pero que esta se hizo “cumpliendo toda la normativa”. Un año después, sin embargo, su sucesor en el cargo, Jordi Colomer, decidió “dejar en 'stand by' el acuerdo por considerarlo inadecuado para el hospital.
“El contrato funcionaba como una especie de cuenta abierta en la que se encargaba e iba pagando lo que el hospital necesitara”, explica Colomer. “Recibimos y pagamos lo que estaba pendiente, porque la cláusula de penalización era alta. Pero no solicitamos más. Era un acuerdo extraño, difícil de gestionar, y decidimos dejarlo aparcado”, añade.
Un portavoz de Philips explica que el contrato firmado en 2003 que incluía los 5,1 millones de euros mencionados era más amplio: ascendía a 10 millones de euros y también incluía dos salas de hemodinámica, 22 incubadoras y 5 desfibriladores y marcapasos, entre otros productos sanitarios. “No es un tipo de contrato muy habitual, pero tampoco excepcional”, explica una portavoz de la empresa, que define a Philips como “coordinadora de diferentes proveedores”.
La versión de Philips y la de Colomer se contradicen en un punto: mientras que la empresa asegura que todos los productos que se iban a adquirir estaban detallados en un anexo en la firma del contrato, el exgerente sostiene que “el hospital había ido pidiendo sobre la marcha”. “En un contrato de estas dimensiones es imposible fijar a priori todo lo que se va a necesitar. Este es uno de los problemas que tiene”.
El contrato de Philips ha sido incluido en una ampliación de la denuncia presentada por una facultativa de Sant Pau, Carme Pérez, y la Asociación Profesional de Enfermería del hospital contra la cúpula del centro por malversación y estafa. El comité de empresa del centro se sumó ayer a la denuncia, que estudia el Juzgado de Instrucción número 22 de Barcelona.
En el texto se destaca que la compra del mobiliario “se ha costeado con fondos públicos y que esta compra mediante intermediario supone no solo omitir las obligaciones legales en materia de contratación, sino que excluye cualquier control sobre un posible enriquecimiento de particulares”.
La denuncia también destaca que en 2008, cuando el hospital sacó a concurso un contrato de 23,3 millones de euros para la compra de equipos de diagnóstico por imagen, la adjudicataria fue Philips. Esta licitación sí fue pública, pero posteriormente, en junio de 2009, derivó en una “alianza de socios tecnológicos [entre Philips y Sant Pau] que obliga al hospital a una relación contractual continuada durante 10 años”. La denuncia critica que “el concurso no hacía referencia alguna a tal tipo de modalidad contractual”.
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