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Miles de indignados, de aniversario en Sol

Hacia las 5.00 la policía ha desalojado a los cientos de jóvenes que seguían en la plaza Los agentes han acordonado la zona y han practicado al menos 18 detenciones

La multitud permaneció en Sol hasta avanzada la madrugada.
La multitud permaneció en Sol hasta avanzada la madrugada.Alberto Martín (EFE)

Llegó la hora límite y Sol seguía llena. Los miles de manifestantes que la pasada abarrotaban la simbólica plaza central de Madrid, hasta la bandera en el inicio del aniversario del 15-M, recibieron con gritos, silbidos y canciones el momento en el que concluía el permiso oficial. La Delegación del Gobierno, que desplegó entre 1.500 y 2.000 agentes policiales ayer en la capital, había fijado como hora límite para la concentración las diez de la noche. Pero, desde dos horas antes, cuando las marchas del Norte, Sur, Este y Oeste de la ciudad empezaron a desembocar en Sol, casi no cabía un alfiler.

Los agentes no recibieron ninguna orden para evitar la aglomeración, según una fuente policial. Durante toda la tarde, reinó “la normalidad”, explicó una portavoz de la Jefatura. Pablo, de la comisión de medios de los indignados, que ayer habilitó un teléfono de guardia para atender incidentes. A las doce de la noche los indignados escenificaron un grito mudo, agitando pañuelos blancos, como protesta.

Sin embargo, la fiesta no terminó en paz. Poco antes de las cinco de la mañana agentes de la Policía Nacional irrumpieron en la Puerta del Sol y desalojaron a los cientos de indignados que quedaban en el lugar. La policía acordonó los accesos a la plaza, cerró el metro de Sol y practicó al menos 18 detenciones. A los arrestados se les acusa de resistencia a la autoridad y desobediencia. Según fuentes policiales hay además dos agentes heridos leves. El 15-M ha convocado nuevas protestas para hoy a las cinco y #volvemosalascinco ya es uno de los temas más comentados en Twitter.

Como hace casi un año, Sol se llenó de pancartas. Volvían los lemas de entonces (No hay pan para tanto chorizo, Estábamos dormidos, despertamos) y otros mensajes actualizados contra la reforma laboral, la intervención en Bankia (Tranquilos, hay dinero para Rato) o la subida de tarifas que se aplicará el año que viene a las tasas universitarias. “No al tasazo”, se leía en una enorme sábana negra colgada sobre la cúpula de cristal que corona el acceso principal a las estaciones de metro y cercanías de Sol.

En lo alto de la estructura, carteles y manifestantes. En el acceso, con un pasillo vallado de varios metros, agentes de policía custodiaban la entrada y salida de los viajeros. Una veintena de furgonetas del Cuerpo Nacional de Policía estaban situadas a lo largo de los cuatro laterales de la plaza, por cuyos accesos no paraba de entrar y salir gente a ritmo muy lento durante la concentración. Según un portavoz de la comisión de medios, la policía requisó parte del material de acampada que llevaban algunos de los manifestantes, pero la propuesta seguía en pie. “La idea es pasar aquí la noche”, explicó. Siete banderas ondeaban en distintos puntos de Sol: la del orgullo gay, la republicana, la de Anonymus, la griega, la palestina, la siria y la cubana. “¡Porque el mundo está en nuestras manos, somos la generación que lo va a cambiar todo!”, gritaba una indignada desde uno de los micrófonos abiertos que habilitaron los indignados para quien quisiera decir algo. La primera tienda de campaña fue desplegada al filo de la media noche junto a la estatua de Carlos III sin que ningún agente la quitara.

'Columnas' desde las cuatro puntas

Los participantes desembocaron en Sol desde los cuatro puntos cardinales en marchas iniciadas al mediodía, que recorrieron la ciudad a ritmo de batucada, acompañados de payasos y muchas camisetas verdes por la educación pública. Desde el Este hasta Cibeles llegaron, por ejemplo, un grupo de indignados jubilados procedentes del barrio de San Blas. Angustias, de 78 años, caminaba con la ayuda de un andador. José María, de 71, repartía panfletos que invitaban a tomar la calle. Ruth, Toño y Patricia, tres jóvenes llegados desde Paracuellos del Jarama, lucían lema en la camiseta: “Si andamos hacia el sol, dejamos atrás la sombra”.

“Estamos cansados, pero la marcha se ha dado de cine. Hemos asistido a una comida popular en la plaza de Prosperidad junto a otras asambleas y también hemos recibido una charla de los chicos de la comisión de legal que nos ha explicado cómo actuar si la policía nos detiene”, detallaban los indignados de la asamblea de Chamartín Norte, que se unieron a la marcha en Prosperidad a las dos de la tarde. Ruth, Toño y Patricia, tres jóvenes de la asamblea de Paracuellos del Jarama, se quemaron la cara. “Mira que en la mochila hemos traído de todo: tabaco, bocadillos, agua, gafas de sol, etcétera. Pero se nos ha olvidado la crema solar”.

“Por la calle de Alcalá gritan muerte al capital, las pancartas apoyás en la cadera…”. Las chicas de la asamblea del barrio de la Concepción corean sin parar las canciones que han preparado para la marcha. La manifestación, encabezada por los veteranos del 15-M y los miembros de Juventud Sin Futuro, llegaba por fin a su destino final. Aparecen los primeros abrazos, las primeras lágrimas de emoción. “Un año después, hemos vuelto a la plaza”, grita Rita, de Juventud Sin Futuro.

La caminata sur comenzó a la una de la tarde, desafiando los 30 grados de este repentino verano en primavera. La protesta estuvo acompañada por una patrulla de policías locales, inicialmente de Leganés, que luego dieron el relevo a los compañeros de la capital, y por una decena de agentes de la Policía Nacional. Desde el oeste salió un grupo algo menos numeroso (varias decenas de personas) al que, en la estación de Príncipe Pío, se sumó otro grupo procedente de Majadahonda. Sobre las 16.30 salía del parque El Paraíso la marcha este, formada por un centenar de personas que atravesaron Ciudad Lineal. Ellos fueron los primeros en “coronar” la plaza. Después ya hubo pleno en Sol.

Con información de Carmen Pérez-Lanzac, Joseba Elola, Marta Fernández Maeso, Pilar Álvarez y María Hervás

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