Ibarretxe emerge como aspirante testimonial del sector opuesto a Urkullu
El proceso para elegir candidato a ‘lehendakari’ reproduce la división del PNV
El exlehendakari Juan José Ibarretxe vuelve a la primera plana del PNV, aunque parece que más como un arma arrojadiza del sector crítico con el poder vizcaíno que como posible candidato de peso a ocupar el puesto que cedió a Patxi López en 2009. El pulso interno que libra la formación nacionalista entre el sector oficial, que encabeza Iñigo Urkullu, y el crítico, liderado por Joseba Egibar, se mantiene tras las polémicas renovaciones territoriales que reforzaron al primero y ha derivado en la figura de Ibarretxe como símbolo involuntario de la división interna.
Es la conclusión que se desprende del proceso desarrollado entre las bases peneuvistas para conocer sus preferencias de cara al nombramiento del candidato a lehendakari en las próximas autonómicas. Es un sondeo previo a la decisión que debe adoptar la ejecutiva, cuyo plazo concluyó anteayer con Urkullu e Ibarretxe como principales nombres sobre la mesa entre una lista de 25. La consulta figura en los estatutos del PNV, pero nunca hasta la fecha se había realizado. Fue el propio Egibar quien recordó esa posibilidad estatutaria e instó, ante la sorpresa de los demás dirigentes del partido, a conocer la opinión de la militancia antes de tomar una decisión al respecto.
Visita a Sabin Etxea
A medida que se aproximan las elecciones autonómicas, la tensión crece en el seno del PNV. Con la elección del candidato a lehendakari como último escollo interno, cualquier gesto abre la puerta a la especulación. Solo el hecho de que no se conociera aún la identidad de los aspirantes propuestos por las bases parece justificar lo desapercibida que pasó la visita que Juan José Ibarretxe realizó el pasado lunes a Sabin Etxea.
El exlehendakari acudió a la sede central del PNV en bilbao por la mañana, antes de que a la tarde se celebrara la tradicional reunión semanal de la ejecutiva, en la que se acordó acelerar también la designación de los 75 candidatos a parlamentarios. Su visita, sin embargo, no guardaba relación con el proceso para liderar la lista peneuvista en las próximas autonómicas.
Ibarretxe insistió una vez más en que no tiene intención de rivalizar con nadie, a nivel interno, por ser el futuro lehendakari. Solo la ausencia de otros candidatos abriría la puerta a su presencia, algo descartable ante la elevada lista de aspirantes que comanda el presidente, Iñigo Urkullu.
La estrategia era clara. Consciente del escaso peso del sector crítico en la ejecutiva nacional del partido, el EBB, Egibar recurrió a la normativa interna para visibilizar una división que tiene en Gipuzkoa su principal foco e importantes reductos en Álava. El expresidente del partido en esta provincia, Iñaki Gerenabarrena, se encuadra también entre los contestatarios.
Tras una intensa campaña de promoción en los batzokis afines, el malestar ha tomado cuerpo con el apoyo simbólico a Ibarretxe como símbolo del sector más soberanista del PNV. Pese a su condición de protagonista, el exlehendakari ha permanecido siempre ajeno a la polémica y ha repetido en varias ocasiones que está apartado de la primera fila de la política, a la que no pretende regresar.
El recorrido de la estrategia, sin embargo, se antoja limitado. El sondeo entre las bases solo ha servido como orientación para la ejecutiva, que antes de finalizar este mes propondrá a su candidato. Urkullu parte como favorito. Será el aspirante oficial que concurrirá a la primera vuelta de votación entre la militancia, ya en junio. Las organizaciones municipales del partido podrán entonces proponer a otros aspirantes, con el único requisito de que al menos tres de ellas deben postular el mismo nombre. Es previsible que entonces vuelva a emerger el nombre de Ibarretxe, aunque sus opciones no llegarán más allá.
Finalizada la primera vuelta, la Comisión de Control y Garantías planteará a los aspirantes propuestos por las bases si quieren pasar o no a la segunda. Es en este punto donde se cierra el camino del exlehendakari, ya que él mismo ha renunciado en repetidas ocasiones a ser aspirante de nuevo. Solo quienes decidan continuar en el proceso optarán a ser finalmente elegidos. La designación se producirá a finales de junio, después de la simplificación de la burocracia interna a la que ha recurrido el PNV ante la previsión de un adelanto electoral tras la ruptura del pacto entre PSE y PP.
Fuentes nacionalistas no ocultan su malestar por la pretensión de trasladar de puertas afuera las discrepancias internas. La “utilización” de Ibarretxe obedece a una pretensión de “remover internamente todo”, señalan.
Las aguas, en efecto, bajan revueltas en el PNV tras un polémico proceso de renovación interna, previo a la elección del candidato a lehendakari, que ha reforzado a Urkullu, no sin una intensa confrontación previa.
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