Un zoo marino ‘descafeinado’

No hay dinero para el faraónico zoo marino que el anterior Gobierno de Barcelona quería construír en la explanada del Fórum y que paralizó cuando comenzó la crisis. Pero si el zoo de la capital catalana quiere mejorar su aspecto, necesita ganar espacio y superar los muros del parque de la Ciutadella. El alcalde Xavier Trias (CiU) mostró este jueves sus cartas sobre el futuro de las instalaciones y se inclinó por la opción de en medio: construir un nuevo equipamiento acuático, de menores proporciones y con la colaboración privada, que albergue a los delfines y otros mamíferos marinos de la colección. Las negociaciones para llevar a buen puerto la iniciativa marchan bien, según el mismo Trias.

Esta es una de las novedades que presentó el alcalde —acompañado de la segunda teniente de alcalde y presidenta del Zoo, Sònia Recasens—, que forman parte del plan estratégico del equipamiento con vistas al año 2020. En este mandato se invertirán 10 millones de euros adicionales al presupuesto ordinario. La cifra es alta; pero desde el punto de vista de ganancia de la ciudad, vale la pena, según el Ayuntamiento. El parque es la tercera atracción municipal con más visitantes (1.164.027 el año pasado, cifra récord). Trias dejó claro que el esfuerzo se fundamenta en dos pilares: el centro se queda en el parque de la Ciutadella y seguirá siendo de titularidad municipal.

Recasens no quiso dar detalles sobre el área que necesitaría el delfinario, pero recalcó que ocupará un lugar “aledaño” al parque. La bajara de solares disponibles no es muy amplia: la Universidad Pompeu Fabra está desarrollando un proceso de expansión y es la propietaria de varios lotes que dan a la calle de Wellington. Uno de ellos está ocupado por las antiguas viviendas militares. También hay otro, donde funciona un aparcamiento operado por BSM y que linda con la actual estación del Trambesòs. La idea del plan estratégico es que esta entrada sea la principal del zoo, clausurando la del Born, que pasaría a ser una salida.

Precisamente en ese costado, el Adif posee también un gran estacionamiento junto a la estación de Francia. El futuro de la terminal ferroviaria también es incierto. Según Recasens, el zoo y el futuro delfinario estarían conectados por una pasarela. Su gestión será público-privada.

El plan también prevé que las 13,5 hectáreas del zoo se reorganicen en nueve grandes biomas (comunidad ecológica en la que domina un tipo de vegetación) que agrupen la colección de animales. Estos serán las tres selvas (la americana, la africana y la asiática), el mundo de los primates, el aviario, los reptiles, la fauna mediterránea, la granja y la sabana. Todos estarán interconectados por un gran paseo rampa de 9.000 metros cuadrados que tendrá una altura máxima de nueve metros, asegurada con paneles de vidrio. La idea, según Recasens, es mejorar la experiencia del visitante, que se sentirá paseando por los diferentes ambientes. La comodidad también repercutirá en los animales: si el objetivo del parque es que críen, se les debe brindarles unas condiciones mucho más adecuadas que las actuales

La construcción de la pasarela se hará a la par que se mejoran y amplían los biomas. En este mandato, la remodelación comenzará precisamente por la sabana, donde se ampliará la instalación de los elefantes —que se prepara para la llegada de la nueva elefanta, Bully—, y nuevos espacios para los leones, los hipopótamos y las jirafas. También se harán trabajos en los recintos donde viven los lemures, los tigres y los orangutanes.

Las elefantas Susi, Bully y Yoyo llegarán a tener 5.635 metros cuadrados, según el plan. Recasens defendió una vez más la incorporación de la nueva elefanta. Los defensores de los animales dicen que actualmente no hay sitio. La presidenta aseguró que incluso con la actual instalación era posible “albergar cuatro elefantes más” según los estándares internacionales.