Códices que se pueden tocar
La Editorial Moleiro exhibe en Sevilla clones de 27 manuscritos ilustrados
El Breviario de Isabel la Católica ha vuelto a casa. El códice, concebido para ser el más lujoso de su época e iluminado por los mejores pintores de Flandes, está en el Real Alcázar de Sevilla. Claro que la British Library de Londres no está dispuesta a prestar su más valioso manuscrito, así que el ejemplar que puede verse desde el miércoles en la muestra El gabinete de las maravillas: códices iluminados de las mejores bibliotecas del mundo es un “clon” o un “casi-original”, como los llama su editor Manuel Moleiro. Junto a la réplica exacta de esta joya, que le fue entregada a la reina en 1497 y que está iluminada por pintores como Gerard David y Horenbout, pueden verse otros 26 códices, además de 17 mapas que proceden de cuatro atlas del siglo XVI.
La Editorial Moleiro nació en Barcelona en 1991 y, desde entonces, ha realizado 40 facsímiles de manuscritos fundamentales de la historia de la humanidad. “Por supuesto que el Metropolitan Museum, la British Library o la Bibliothèque Nationale de Francia no te deja sacar sus tesoros, así que todos están hechos in situ. Nosotros tomamos fotografías de cada página con una resolución de 150 megapíxeles y vamos sacando pruebas y corrigiéndolas hasta que ponemos copia y original juntas y, a simple vista, no se pueden distinguir. Hay veces que el resultado es tan perfecto que me sorprende a mí mismo”, explicaba ayer Manuel Moleiro, un periodista gallego tan enamorado de los libros que es capaz de dedicar seis años a reproducir los tres volúmenes de la Biblia de San Luis, un manuscrito del siglo XIII con 4.887 ilustraciones cuyos tomos se reparten entre la Catedral de Toledo y la Morgan Library de Nueva York.
Las obras están hechas con los mismos materiales que las originales
“Entre lo que tuvo que costar en su día la Biblia de San Luis, que la encargó su madre Blanca de Castilla cuando era regente, y lo que después pagó el rey por lo que él creía que era la corona de espinas de Cristo, dejaron arruinada a media Francia”, bromea Moleiro, quien, además de editar 987 copias de cada manuscrito, publica estudios de todas las obras que clona, que realizan los mejores especialistas en estas joyas bibliográficas de la Edad Media y el Renacimiento. En el caso del Breviario de Isabel la Católica el estudio lo firman Scott McKendrick, director del Departamento de Manuscritos Occidentales de la British Library, el historiador del Arte Nigel Morgan y la paleógrafa Elisa Ruiz.
“Nuestro objetivo es democratizar códices que se hicieron para personas muy exclusivas y, a su vez, preservar todo su conocimiento ante cualquier desastre que pueda acabar con los originales”, dice Moleiro y recuerda algunos incendios y recientes guerras que han devastado museos y templos del saber.
El gabinete de las maravillas: códices iluminados de las mejores bibliotecas del mundo, que podrá verse en el salón del Apeadero del Real Alcázar hasta el 10 de junio, ofrece clones de obras tan curiosas como el Tacuinum sanitatis, un tratado de medicina escrito en Bagdad en 1036 y copiado en un manuscrito en el siglo XV que ya explica las reglas para tener “buena salud e higiene”, aunque algunas de ellas, como la calidad del aire y del ambiente han tenido que pasar muchos siglos para que sean tenidas en cuenta.
El libro de la felicidad, un encargo del sultán Murad III de 1582 que incluye tablas para la interpretación de los sueños; el tratado de alquimia Splendor solis, o el Salterio anglo-catalán iluminado por el maestro Ferrer Bassa son algunos de los tesoros que Moleiro ha clonado para deleite de muchos y que ya forman parte de bibliotecas de coleccionistas o importantes universidades. Pero todas las copias de los códices que se muestran en Sevilla, realizadas con los materiales originales y certificadas ante notario, ya tienen dueño y, aunque clones, se han convertido también en algo exclusivo.
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