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PRIMERO DE MAYO

Más de 40.000 personas defienden en la calle el Estado del bienestar

Los recortes y el paro alimentan el tono de las protestas de los valencianos

La cabecera de la manifestación del Primero de Mayo en Valencia, ayer, a su paso por la avenida de Navarro Reverter.
La cabecera de la manifestación del Primero de Mayo en Valencia, ayer, a su paso por la avenida de Navarro Reverter.JORDI VICENT

Cada día un nuevo motivo, y al parecer cada vez más grave, para protestar. Ese parece el espíritu que impulsa a miles de ciudadanos a salir a las calles en cada nueva convocatoria tras semanas de manifestaciones y más manifestaciones, y cuando todo podría indicar que el continuo goteo de malas noticias llevaría al hastío y a la desesperación a los valencianos. Más de 40.000 personas protestaron ayer en las principales capitales de la Comunidad Valenciana para celebrar la fiesta del Primero de Mayo, que se convirtió en una reivindicación del Estado de bienestar.

El paro, con 681.000 valencianos sin trabajo según la última encuesta de la EPA, era ayer uno de los principales motivos de queja en el Día del Trabajador, queja alimentada por una reciente reforma laboral que los sindicatos ven como un motor de destrucción de empleo. Y los recortes de las administraciones también centraron los cánticos y las pancartas en las protestas, puesto que en ellos se atisba la pérdida de los derechos sociales, como la sanidad o la educación. Pero la novedad de esta última protesta fue la amenaza de la privatización de los servicios públicos. El plan del presidente Alberto Fabra para dejar en manos privadas la gestión de todo el sistema sanitario, anunciado el viernes, estuvo muy presente. Una plataforma de ciudadanos en contra de la privatización de la sanidad lo denunciaba: “Tu salud es su negocio”.

Cuando pasaban unos minutos de las 11.30 de la mañana, la plaza de San Agustín de Valencia aún mostraba muchos claros. Parecía, en ese momento, que el puente festivo y las otras dos marchas convocadas desde el sábado —la del 25 d’Abril y la que tuvo lugar el domingo contra los recortes— habían saciado las ganas de protesta. Pero no. Cuando la cabecera alcanzó el final de la marcha cientos de ciudadanos esperaban aún empezar el recorrido, hasta convertir el de ayer en el Primero de Mayo más concurrido en años: 25.000 asistentes.

Un padre: “Mis hijas no

Los convocados caminaron bajo un sol radiante contra los tres elementos que dominan la actualidad valenciana: el paro (27,3%), los recortes y las privatizaciones. En una marcha de carácter más bien festivo, sin incidentes, que transmitía, sin embargo, indignación y miedo por esa aparente interrupción de la línea de progreso. “El futuro es muy negro”, contaba Francesc Alemany, funcionario de 60 años: “Tengo dos hijas de 30 y 36 años. Las dos están en paro y las dos son universitarias. Te pones a hacer cálculos de pensiones y ves que no cobrarán la pensión nunca. O tendrán que trabajar hasta los 80 años”.

A diferencia de anteriores días del Trabajador, ayer daba la impresión de que casi todos los asistentes tenían su motivo para estar allí. María José, de 32 años, exempleada en una productora que presta servicios a Canal 9, contaba que llevaba parada desde 2010 y sus ingresos se limitaban a los 426 euros del subsidio: “Mi pareja tiene trabajo pero cobra poco. Para aguantar estoy tirando de mis ahorros”, decía.

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O Jordi Albero, de 52 años, profesor de Economía en bachillerato, que vivirá en su instituto los efectos de los recortes en educación aprobados por la Generalitat. “En mi centro, el año que viene, con el aumento de horas lectivas, de 80 profesores 17 van fuera. A mí, como mal menor, me pueden cambiar de instituto”. “Recortar en educación”, desgranó, “significará ser menos competitivos; la educación es la garantía de crecimiento en el futuro”.

Una enfermera: "Es una manera de

O Àngels López, enfermera, muy indignada por lo que consideraba acelerón definitivo para privatizar la sanidad valenciana: “Es una manera de malversar los fondos públicos para que unas empresas ganen dinero”, opinaba, “para que mercadeen con nuestros impuestos”. O Encarna, que trabaja “cuatro horas y media semanales desde enero hasta agosto” dando clases en la Universidad, que se prepara para un fortísimo ajuste de personal el curso que viene. O Raúl Vera, ferroviario de talleres jubilado, de 77 años: “Nos dicen que suben un 1% la pensión pero todo lo demás sube más. Y ahora con el recargo en los fármacos, quienes tienen una pensión alta no lo van a notar mucho, pero quienes la tienen baja lo pueden pasar mal”, contaba.

Molina: “Cuando más

Paco Molina, secretario general de CC OO-PV, preguntó en la manifestación: “Cuando más paro hay en la historia del País Valenciano, ¿dónde está el Gobierno valenciano?”. Molina defendió a los detenidos e imputados tras participar en piquetes en la huelga general del 29-M, y agregó: “Siempre han tenido el control económico de la crisis, y ahora quieren tener el control social de la crisis, con el miedo”.

Corrado: "Quieren que seamos

El líder de UGT-PV, Conrado Hernández, afirmó: “Dicen que vivimos por encima de nuestras posibilidades. ¿Quién? ¿Los pensionistas? ¿Los jóvenes? ¿Los trabajadores con sus nóminas?”. “Nos dicen que para no ir a peor, hay que bajar los salarios. Que para crecer, tenemos que perder derechos laborales. Quieren que seamos más pobres para que ellos sean más ricos de lo que son”, afirmó entre ovaciones.

La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, señaló que éste es el primer Primero de Mayo en el que están “realmente en riesgo” los derechos conseguidos en 30 años. Y el secretario del PSPV, Joaquim Puig, denunció que la Comunidad “está siendo el laboratorio del PP para aplicar los recortes masivos de los servicios públicos”, tras recordar el “despilfarro, la corrupción y la incapacidad de regenerar el tejido industrial”.

El PP echa la culpa a

“No se arregla la crisis cargándose el estado del bienestar”, exclamó desde Compromís Joan Ribó, “como estamos comprobando, las políticas de austeridad sólo hacen que agravar la situación”. La coordinadora de EU, Marga Sanz, se puso del lado de “la clase trabajadora y los sindicatos”, tras asegurar que el Consell está deshaciendo la sanidad y la educación públicas. Y el secretario general del PP valenciano, Antonio Clemente, criticó por su parte “la demagogia” de Puig, y culpó a la herencia: “Su partido ha dejado cinco millones de parados después de sus siete años de Gobierno”.

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