Las guarderías, en el punto de mira
Un jardín de infancia de Sant Cugat, en peligro de cierre por los recortes
La guardería El Molí, en Sant Cugat del Vallès (Vallès Occidental) se ha convertido en víctima de los recortes presupuestarios y de la crisis. Inaugurada en septiembre de 2011, pocas semanas después de que la Generalitat aprobara el recorte de su aportación a las guarderías, el centro supone ahora una carga para el Ayuntamiento, que se está replanteando qué hacer con ella. Entre las posibilidades que estudia el Consistorio está la privatización, externalizar la gestión o, en el peor de los casos, cerrarla. En todo caso, lo que está claro es que “no es viable la continuidad del servicio en las mismas condiciones”, reconoce Esther Salat, edil de Educación de Sant Cugat. La Generalitat acercó las guarderías al abismo el año pasado cuando decidió pasar la tijera por su aportación, que era de 1.800 euros anuales por plaza y quedó rebajada en 1.600 euros. Tanto el Departamento de Educación como centros y familias reconocen que el modelo actual es insostenible, especialmente cuando existe la posibilidad de un nuevo recorte en la aportación autonómica que la consejera de Educación, Irene Rigau, todavía no ha confirmado.
Rigau aseguró que a finales de marzo anunciaría el importe que la Generalitat destinaría a las guarderías para el curso que ya está en marcha, pero ha aplazado su decisión, escudándose en que todavía no se conocían los presupuestos del Estado. Con las cuentas claras, el panorama no es esperanzador, ya que el Gobierno central ha recortado 600 millones del capítulo educativo, la mayor parte, precisamente, de las transferencias a las comunidades autónomas.
La Generalitat ya aprobó en febrero sus presupuestos, con un tijeretazo del 20% en guarderías. Gobierno autonómico y estatal coinciden en argumentar que la etapa educativa de 0 a 3 años no es obligatoria, frente a los profesores, que defienden que se trata de una edad clave para los alumnos.
Problemas de viabilidad
Este convulso momento ha cogido de pleno a El Molí, con capacidad para 27 niños, pero solo 10 matriculados, ya que muchas familias han optado por centros más económicos, tal como reconoce el Ayuntamiento. Y es que la plaza de guardería en Sant Cugat, uno de los municipios con mayor nivel de renta, es de 7.000 euros, mientras la media catalana es de 5.000 euros. De este coste, el Consistorio asume el 52%, mientras que la Generalitat aporta 1.600 euros anuales por alumno y las familias abonan mensualmente una cuota de 260 euros. Pero el problema de viabilidad de El Molí no es un caso aislado. El Ayuntamiento prepara un plan para las siete guarderías municipales de la ciudad. Entre otras medidas se incluye la ampliación del horario del personal de las guarderías. También se plantea aumentar la ratio de las clases. Por otra parte, Mataró (Maresme), ahogado por una deuda de unos 300 millones de euros, intentó cerrar para el próximo curso cuatro aulas de las guarderías Rocafonda y Cerdanyola. Las protestas de las familias han llevado al Consistorio a replantearse la medida, de momento, y se ofertarán las mismas plazas que este año.
También están en peligro aquellas guarderías gestionadas por los padres. Es el caso de El Patufet de Guissona (Segarra), dirigida por la asociación de madres y padres de alumnos desde hace 15 años. La intención de los padres es traspasar la gestión al Ayuntamiento o a un privado, ya que se ven incapaces de comandar de forma adecuada la escuela, en números rojos por los recortes.
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