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La superpoblación de liebres favoreció el brote de leishmaniasis

Un tercio de los ejemplares capturados (138) estaba infectado La Comunidad sacrificará a los animales La epidemia suma ya 240 casos en la zona de Fuenlabrada

Elena G. Sevillano

Ya lo habían advertido los habitantes de los barrios cercanos a Bosquesur, el parque forestal urbano situado entre Fuenlabrada, Leganés, Getafe y Pinto. En las encuestas epidemiológicas que les hicieron los técnicos de la Consejería de Sanidad tras descubrir que padecían leishmaniasis, muchos apuntaron insistentemente a las liebres, que campan a sus anchas por esta zona. Lo explicaron ayer técnicos de la Consejería de Sanidad durante un simposio internacional sobre brotes de leishmaniasis, una enfermedad infecciosa provocada por un parásito que transmite la picadura de un insecto llamado flebotomo. De las 138 liebres que se analizaron, en 40 se encontró Leishmania.

Los técnicos añadieron que han estado “los dos últimos meses” capturando liebres y afirmaron estar “sorprendidos por la superpoblación” de esta especie. Las liebres han facilitado la multiplicación de los flebotomos al ser para ellos una fuente de alimentación. Además, se ha comprobado que han infectado a estos pequeños insectos de vuelo silencioso, por lo que también se les considera reservorios (animales portadores del parásito). Siempre han vivido en esta zona del suroeste de la capital, pero tras el desarrollo urbano del entorno, se han encontrado “como en un hotel de cinco estrellas”, según la imagen que empleó Felipe Vilas, subdirector de Sanidad Ambiental y Epidemiología. Viven en un parque urbano “sin cazadores, sin galgos, sin depredadores como zorros o rapaces y reproduciéndose con facilidad”, añadió.

Las liebres serán sacrificadas, a juzgar por la respuesta de Vila a la pregunta de un asistente: “No se puede usar veneno. Tampoco se pueden poner trampas porque podría caerse un niño. El único mecanismo es cogerlas con unas redes grandes para después ser convenientemente anestesiadas y destruidas porque son liebres parasitadas”. La Consejería de Sanidad no precisó cuántos animales han sido sacrificados hasta ahora. “No demonicemos la liebre”, afirmó Vilas más tarde. “Es un animal que aporta valor a la caza. No hay casos relacionados en otras zonas de España”, añadió.

La intervención ayer de varios técnicos de la Consejería de Sanidad en el simposio —organizado por la OMS y el Instituto de Salud Carlos III y al que, pese a figurar como de “entrada libre” en el programa, se prohibió la entrada a los periodistas— dejó en entredicho la versión oficial de la directora general de Ordenación e Inspección, Paloma Martín, que, en declaraciones a EL PAÍS, ha dado el brote por superado en 2012. “El brote está abierto”, “Van a ir apareciendo más casos” y “La investigación epidemiológica sigue abierta” son algunas de las frases que pronunciaron durante las ponencias. Los expertos explican que muchos casos aparecen entre noviembre y diciembre, después del periodo de incubación tras las picaduras del verano (la actividad va de mayo a octubre). Jorge Alvar, de la OMS, sugirió destruir los criaderos de flebotomos en las madrigueras de los conejos.

El brote se inició en julio de 2009, cuando empezaron los síntomas de los primeros casos. Hasta ahora, el recuento está en 240, precisó ayer Araceli Arce, especialista en salud pública de la Consejería. De ellos, 201 corresponden a Fuenlabrada, 26 a Leganés y 13 a Getafe. La enfermedad se presenta de dos formas: cutánea, más leve, y visceral, que sin tratamiento puede ser mortal. En Fuenlabrada, 129 casos fueron de cutánea y 72, de visceral. Esta experta precisó que la primera reunión con los profesionales del hospital de Fuenlabrada no se produjo hasta abril de 2011. Entonces aún no se alertó a los hospitales de Getafe y Leganés.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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