“Los odiados romanos”
Ni los Monty Phyton se hubieran atrevido añadir a larga serie de beneficios que los judíos debían a sus opresores que finalmente aquellos “odiados romanos” fueran a quedarse con la basura israelita. En junio finaliza el convenio de la Diputación de Gipuzkoa con la de Bizkaia por el que se envía a este señorío la basura, donde en su mayor parte se incinera, procedimiento al que se oponen los muy ecológicos de Bildu, y se especula ya con la ubicación de sus residuos en La Rioja, Soria o Burgos. Por lo demás, de confirmarse este destino, entra perfectamente en el ideario nacionalista mandar la basura a los españoles.
El tema de la basura tiene trascendencia porque a lo anterior se suma el sistema de recogida selectiva que quiere imponer en su feudo Bildu: puerta a puerta, horarios determinados, días alternativos según los diferentes tipos de desperdicios. Será muy ecológico pero atufa a control social con etxekoandres constituidas en comités de vigilancia de la revolución y de la basura, lo que permite sospechar que el asunto no sea sólo la racional gestión de los residuos sino dejar claro quien manda. Finalmente, si la Diputación vizcaína no cede, la basura acabará en España, por lo que si esta nación no existiese la tendríamos que volver a inventar los vascos.
A pesar de lo dicho, una exagerada tensión se vive en determinados ambientes madrileños ante la pitá y el espectáculo independentista que se dará en la final de Copa. A los de Bilbao siempre les ha encantado ir a Madrid con el Athletic, con el Caudillo se hincharon a triunfos, y en democracia aprovechan el partido para abuchear al Rey por cuya Copa se compite. Si tanto molesta lo mejor sería no ir, pero mucho me temo, como con las basuras, que de no existir la del Rey no seríamos capaces de tener Copa digna. Los vascos de no existir España tendríamos que inventarla para ser vascos, hasta tendríamos que inventar Madrid para hacer la final allí.
Lo mejor que pueden hacer esos preocupados madrileños ante el espectáculo que darán unos montaraces independentistas que no saben qué hacer con sus basuras es relajarse, tomárselo como un gesto más de su folklórica frustración —una de ellas no tomar Madrid, ni en 1835 ni con Mola en 1936—, y aceptarlo con guasa. Lo de los catalanes puede ser otra cosa, y más vale no escribir de lo que no se sabe, pero los catalanes lo que quieren ahora —pues lo rechazaron en el proceso constituyente— es un Concierto Económico como el vasco. Por cierto, invento de los españoles, de Cánovas para más señas, y al que los patricios del fuerismo vasco se opusieron amenazando incluso con la rebelión, para descubrir enseguida que les venía muy bien y olvidar rápidamente quién fue su autentico defensor. Y es que si no existiese España tendríamos que inventarla para llevar la basura, ir a la final, y que nos privilegien económicamente.
Añadamos alguna cosa más a las que ya debemos a “los odiados romanos”, porque “lo nuestro” es un disparate.
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