Vientos de grandes negocios
Las empresas vascas aspiran a ser referente mundial en la fabricación de equipos de energía eólica marina. Reino Unido invertirá 180 billones en 30 años
La energía marina, que aprovecha la fuerza de las olas del mar, y la eólica marina u offshore, con molinos de viento plantados en el agua, representan el futuro a corto y largo plazo de las renovables. La energía marina tardará todavía en llegar, pero la eólica offshore está en una fase avanzada de su desarrollo y casi todos los expertos coinciden en señalar que será al final de esta década cuando alcance ya su mayoría de edad. Países como Noruega, Dinamarca y Reino Unido se han marcado objetivos muy ambiciosos y están realizando potentes inversiones.
Es aquí donde las empresas vascas permanecen muy atentas. La oportunidad de negocio es enorme. Un dato: Reino Unido prevé destinar los próximos 30 años alrededor de 180 billones de euros para el fomento de esta fuente energética, precisa Derek Doyle, cónsul británico en Bilbao. “Para 2020 se quieren conseguir 18 GW. Es un proyecto muy grande. Vamos a necesitar socios”, asegura. Los empresarios vascos están al corriente. Recientemente, la Oficina Comercial del Consulado Británico en Bilbao (UKTI) organizó un encuentro en Zamudio (Bizkaia) entre compañías inglesas y vascas del sector para establecer posibles sinergias.
“Tenemos mimbres para ser referente mundial en la fabricación de equipos. Estamos empujando para ello”, comenta Javier Marqués, director de Renovables del Ente Vasco de la Energía (EVE). Esos mimbres a los que se refiere se resumen en la actual pujanza de las firmas vascas en la eólica en tierra, con empresas como Gamesa —uno de los principales fabricantes de aerogeneradores del mundo—, Iberdrola, Grupo Ormazabal y Grupo Artetxe, entre otras.
Euskadi suma 70 firmas trabajando en este sector, con unos 4.000 trabajadores. “Gamesa ensambla los molinos, pero los elementos que los componen son fabricados por otras compañías vascas. Somos líderes en esto y queremos serlo también en eólica marina”, indica Marqués. Las grandes ingenierías, los fabricantes de aerogeneradores, componentes eléctricos, transformadores, celdas… y, sobre todo, la industria naval vasca no pueden permitirse dejar escapar este tren.
“Van a ser necesarios barcos especiales para transportar los molinos”, advierte Marqués. También para el montaje y mantenimiento, aporta Doyle. Esos molinos deberán ser más potentes, robustos y resistentes a la corrosión que los actuales de tierra. “Ya se están aplicando tecnologías con nanopartículas para reducir la cantidad de vapor que se forma en las palas e incrementar su eficacia”, asegura el cónsul británico en Bilbao.
Gamesa es, en palabras de José Ignacio Hormaeche, director general del EVE, “una empresa muy competitiva” que acabará adaptando con éxito los diseños de sus aerogeneradores a las nuevas exigencias de la eólica offshore. “Están en una buena posición y lo van a aprovechar”, cree Hormaeche. Ello exigirá a sus proveedores, muchos de ellos vascos, que se pongan las pilas para estar a la altura y poder así competir al máximo nivel en el mercado internacional. “Desde el Gobierno vasco se va a prestar todo el apoyo posible a estas empresas. También en su internacionalización”, asegura Hormaeche.
“Se abre un mundo de posibilidades inmenso”, continúa Doyle. En su opinión, los grandes parques eólicos marinos van a requerir también de “módulos de acomodación” para las personas encargadas del funcionamiento de las instalaciones. “Pasarán mucho tiempo ahí, como en las plataformas petrolíferas”, comenta.
Por todo ello, conviene “no despistarse”, avisa el cónsul. “Si el mercado vasco se ralentiza, las firmas británicas buscarán alternativas. Hemos venido para alertar de las oportunidades. Las cifras son importantísimas. En 2030 se espera que las renovables sean capaces de cubrir entre el 30% y el 45% de la demanda energética del país”, asevera. No es un farol. El compromiso “es firme”, insiste Doyle. Para convencer a los escépticos, recuerda las fases de desarrollo los últimos diez años del proyecto eólico marino británico, que aspira a convertirse en un ejemplo para el resto del mundo.
La primera fase, bautizada como Round one, arrancó en 2001. Fue un “experimento” para explorar las posibilidades de la técnica, aclara Doyle. Los resultados fueron “satisfactorios” y se dio paso al Round two, en el que se han empezado a construir infraestructuras —”ya se producen 1,5 GW”, apunta el cónsul—. En 2015 comenzará el Round three. Para cuando concluya, se habrán instalado en aguas británicas unas 10.000 turbinas. Ya se han adjudicado nueve emplazamientos de la costa a empresas promotoras. Una de ellas es Iberdrola, que, a través de su filial Scottish Power Renewables, colocará entre 2015 y 2021 aerogeneradores en el centro-este del país —zona de East Anglia— que producirán 7.200 MW. “Hay una progresión que no engaña”, resalta Doyle
El País Vasco e Inglaterra han estado unidas por un “vínculo muy estrecho”, asevera el cónsul. “Fuimos socios en la Revolución Industrial. Ahora hay otra revolución en energía eólica y podemos ir de nuevo de la mano”, dice.
La eólica offshore se está desarrollando en países con aguas de poca profundidad en sus costas, entre ocho y nueve metros (Reino Unido, Dinamarca, Suecia...). Esto permite anclar los molinos al suelo sin dificultad. Los países de aguas más profundas, entre ellos España, deberán esperar a que se hallen soluciones flotantes de bajo coste para los molinos, lo que supone un gran reto tecnológico. “Llegará. No tengo dudas. Dicen que el hombre ha estado en la luna...”, ironiza Doyle. “Ese será el verdadero futuro de la eólica offshore, porque el mercado se abrirá a todo el mundo”, concluye.
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