Irreconciliables socios en Muros
Los ediles del BNG preparan una moción de censura para desbancar al PSOE y dar la alcaldía al PP, aunque su formación amenaza con expulsarlos
La cosa está tensa entre socialistas y nacionalistas en Muros (A Coruña). Valga de ejemplo, un episodio reciente y aún en trámite: cuando los segundos, siguiendo una tradición local para con todos sus alcaldes democráticos, propusieron nombrar hijo predilecto al anterior regidor recientemente fallecido, el nacionalista Domingos Dosil, los primeros replicaron con una sorprendente iniciativa, aplaudida por el PP, para dar el mismo título a tres regidores del franquismo. Por mucho que fuese en contra de la Ley de Memoria Histórica.
Los representantes de PSdeG y BNG en Muros aseguran que no es un problema de malas relaciones personales. Ni de ideologías. Pero lo cierto es que no se pueden ver. Y ya no se perdonan una. Las zancadillas, con incluso demandas judiciales de por medio, son continuas desde las elecciones de 2011 en las que el PSOE, tras cuatro años de gobierno bipartito BNG-PP y pese al descalabro socialista en el resto de Galicia, logró recuperar su plaza de fuerza más votada en Muros. Los denominados “pactos de progreso” de socialistas y nacionalistas aparecen definitivamente imposibles en esta pequeña localidad costera de casi 10.000 habitantes.
La escalada del “mal rollo” con el Bloque, como lo define la alcaldesa, la socialista Caridad González, no ha dejado de crecer en las últimas dos décadas. Tres veces fueron socios de gobierno, con otros tantos regidores del PSOE, y pese a que nunca acabaron juntos el mandato, volvían a intentarlo y a reeditar sus pactos. Pero la decisión de los ediles del BNG de gobernar entre 2007 y 2011 con el PP, lo que les valió la expulsión de las filas nacionalistas (aunque solo un año), ha marcado un punto de no retorno. El BNG de Muros, que reculó en las últimas elecciones a tercera fuerza local (tres ediles) prepara una moción de censura para desbancar al PSOE (seis concejales) y entregar al PP (cuatro) una alcaldía que nunca logró alcanzar en las urnas.
La portavoz del Bloque demandó a la alcaldesa por echarla del pleno
La portavoz del Bloque, María Xosé Alfonso, asegura estar a expensas de la reunión que tendrá esta semana con la dirección de su partido. Intentará convencerla, con el aval de la asamblea local del BNG de Muros, de que tiene razones para intentar reeditar “un pacto de gestión” con el PP. Los nacionalistas saben que se enfrentan a una segunda expulsión, como ya advirtió el BNG. Pero Alfonso insiste en que el pacto es la única vía ante “el ambiente crispado” y las “actuaciones gratuitas” de una alcaldesa “autoritaria, dictatorial”. “Más que antinacionalista, Caridad González es anti BNG de Muros”, afirma la edil del Bloque.
Pone ejemplos “económicos” de “gestión desastrosa” para justificar una moción: modificar un proyecto de vivero de empresas, lo que hará perder una subvención de Industria; tres instalaciones, entre ellas un centro de día, “acabadas y sin funcionar”; 7.000 euros al mes en salarios a dos asesores que solo van dos veces por semana al consistorio.
El deterioro de las relaciones alcanzó un hito en julio de 2011 con el pleno de organización de la nueva corporación municipal. BNG y PP impusieron su mayoría para tumbar todas las propuestas de la alcaldesa, y ésta, cuando llegó el momento de votar los salarios del gobierno local, expulsó a la edil del Bloque y pudo sacar adelante los sueldos. Hay una demanda judicial de Alfonso contra esa expulsión. Como la hubo de González contra el anterior gobierno bipartito BNG-PP por anular su iniciativa de dejarlo sin sueldo.
“Es un problema del BNG contra el PSOE de Muros”, replica la alcaldesa. Aunque reconoce como “muy deterioradas” las relaciones, aún afirma estar dispuesta a sentarse a negociar “acuerdos puntuales o un pacto de gobierno”. “No veo el problema, que retiren la demanda contra mí como yo lo hice”, concluye.
PP y PSOE, expectantes
No hay similitudes en los motivos y circunstancias entre los casos de Muros y Cee, donde acaba de ser desbancado por conservadores y nacionalistas el exalcalde independiente Ramón Vigo, imputado por seis delitos en una trama de corrupción. Salvo que el resultado sería el mismo: el PP se haría, por segunda vez en un Ayuntamiento coruñés, con el bastón de mando gracias a un pacto con ediles del BNG y una moción de censura. De momento, los populares guardan silencio, expectantes antes las conversaciones iniciadas con los concejales nacionalistas para reeditar un “pacto de gobierno de gestión” en Muros.
Los socialistas también se mantienen a la espera. Aunque la alcaldesa, Caridad González, asegura tener aún alguna esperanza de que no prospere la pretensión del Bloque de entregar el bastón de mando al PP, dirigentes locales del PSOE advierten de represalias. Incluso amenazan con retirar su apoyo al alcalde nacionalista del vecino municipio de Carnota, también en minoría. El diputado José Manuel Lage advierte que el BNG tiene en sus manos impedir la moción en Muros: si expulsa oficialmente a sus concejales antes de votarse esa iniciativa con el PP, la abortaría dado que la Ley Electoral, recientemente reformada, exige más votos que los que ahora tienen nacionalistas y conservadores para desbancar a un regidor. “Somos del BNG y los primeros que no queremos dar una alcaldía al PP”, asegura María Xosé Alfonso. Pero admite que la asamblea local del Bloque es ampliamente favorable a seguir adelante. En Cee, la dirección del Bloque expulsó a sus ediles tras prosperar la moción de censura. A ver ahora que hará con el caso de Muros.
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