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Las acusaciones mantienen la petición de 10 años de cárcel para Ander E.

Castells pide que no pueda acercarse a familiares de la víctima en tres localidades

El viudo de Amaia Azkue (a la derecha), junto a varios familiares de la víctima, ayer a su llegada a los Juzgados de San Sebastián.
El viudo de Amaia Azkue (a la derecha), junto a varios familiares de la víctima, ayer a su llegada a los Juzgados de San Sebastián.JUAN HERRERO (EFE)

La acusación particular y la fiscalía mantuvieron ayer la petición de condena máxima en el caso de un menor —10 años de cárcel y cinco más de libertad vigilada— para Ander E., el supuesto asesino de Amaia Azkue, quien en el momento de los hechos —el 16 de marzo de 2011— tenía 17 años. De esta forma, elevaron a definitivas sus conclusiones provisionales, a las que el abogado de la acusación particular, Miguel Castells, añadió la solicitud de una orden de alejamiento para que el acusado no pueda acercarse a la familia de la víctima en Getaria, Zarautz y Orio, localidades en las viven el viudo y las hermanas de Azkue.

La defensa, que al cierre de esta edición aún no había concluido su alegato final, ha defendido durante el desarrollo de la vista oral la inocencia del acusado, quien atribuye el crimen a un desconocido. Ander E. está acusado de asesinato, robo con intimidación, sustracción de vehículo a motor, un delito contra la seguridad vial por haber conducido el coche de la víctima sin carné y profanación de cadáver.

El juicio, que arrancó el lunes pasado en los Juzgados de Menores de San Sebastián y se celebró a puerta cerrada, se disponía a quedar visto para sentencia tras una semana en la que han testificado 69 personas y se han presentado seis informes periciales. La vista oral se extendió ayer a petición de la defensa con la declaración de tres bomberos para que confirmasen o desmintiesen si el cadáver de la mujer, con el cráneo roto, fue hallado maniatado con el cordón que figura en las actuaciones. Este cordón corresponde a una zapatilla del acusado.

Tres bomberos dicen que el cuerpo estaba atado con una cinta roja sin cuestionar otras ataduras

Los bomberos, que comparecieron ayer junto al juez de instrucción que levantó el cadáver, los médicos forenses, el equipo de ertzainas que levantó el acta de inspección ocular y la médico que asistió a la recuperación del cuerpo, declararon que “estaban para recuperar el cadáver del agua, pero que recordaban que estaba atada”. Fuentes del caso indicaron que la víctima tenía tres ataduras en las manos, realizadas con dos cintas y un cordón. “Tenía una cinta de color rojo en las manos y no podían [los bomberos] cuestionar el resto de las ataduras”, señaló Castells en un receso. El letrado incidió en que no se produjo “ningún careo” porque no hubo contradicciones y “no se cuestionaron que estuviese atada”.

La acusación considera que la solicitud de la práctica de una nueva prueba por la defensa al final del juicio ha sido “un movimiento a la desesperada”. Castells afirmó que se trataba de una diligencia que planteaba una “serie de cuestiones incuestionables y que ha salido totalmente a favor de la acusación”.

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En sus informes finales, antes de que el procesado tuviera la posibilidad de decir la última palabra, la acusación particular y la fiscalía inciden en que la versión de Ander E. cuando atribuye la muerte de Azkue a una tercera persona no resulta creíble. Las pruebas de ADN y las huellas dactilares halladas en el interior del vehículo y en el lugar del crimen apuntan a la autoría del acusado.

La defensa argumenta que existen "dudas razonables" para condenar al joven y contrarresta todos los argumentos que utiliza la acusación para atribuir un móvil económico al crimen.

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