Reservas de agua por un tubo

En su visita en 2006 a Israel, Esperanza Aguirre encontró algunas respuestas que buscaba para mejorar la gestión de los recursos hídricos de la Comunidad. Acompañada por una delegación del Canal de Isabel II, especialistas de Mekorot, la compañía estatal del agua, le hablaron del bombardeo con yoduro de plata que los israelíes practicaban para provocar las precipitaciones que la naturaleza negaba.

La tecnología, ya empleada en EE UU o China, fue probada y rechazada en Canarias porque la lluvia artificial se descontroló y provocó inundaciones en los años ochenta. Aun así, la técnica interesó al Gobierno regional para capear sequías como la actual, resultado del invierno menos lluvioso del que se tiene constancia.

Tras coquetear con la idea hace seis años, Aguirre retomó recientemente el plan de pulverizar los cielos con plata adjudicando un contrato de 118.500 euros a la empresa alemana Radiometer Physics. Pero todavía quedaban más frentes en la lucha por optimizar el aprovechamiento del agua. Otros caminos por explorar en un futuro menos húmedo: las reservas de agua del Canal este domingo eran del 64,8%, frente al 85,6% de hace un año.

Otra razón por la que el Gobierno de la Puerta del Sol está pendiente del maná del cielo, pero también del agua del subsuelo. Aunque esté a una profundidad de casi un kilómetro, impregnando la arena que la rodea. El Canal obtuvo en 2010 la autorización de la Confederación Hidrográfica del Tajo para “recargar” el acuífero de Madrid con el excedente de líquido que no puedan almacenar los embalses en época de gotas gordas, gestionando de esta manera así las aguas subterráneas como una fuente de suministro complementaria y fiable, con menos riesgo de agotarse, en periodos de escasez.

Las aportaciones de los ríos a los embalses durante este año hidrológico se han situado en torno a los 103 hectómetros cúbicos mientras que en el anterior periodo alcanzaron los 344. “En ningún caso pretendemos sobreexplotar una reserva de agua que consideramos estratégica. Al contrario, lo que queremos es cuidarla. Ayudarla a que se recupere en época de precipitaciones. Mimarla.

Siempre que se pueda usaremos el agua superficial”, asegura Francisco Cubillo, subdirector de I+D del Canal, cuya privatización en un 49% está prevista para verano. “El objetivo es conseguir un aprovechamiento adicional de hasta 40 hectómetros cúbicos de ese agua, casi el 8% del consumo anual de la región”, explican en Sol, donde insisten en que “no resolvería, pero sí aliviaría” la sequía. “Sería como una despensa mejor provista”..

“Aunque puede llegar a estar a una distancia de hasta 700 metros por debajo de la superficie, las características del acuífero madrileño, que lo hacen tan difícil de gestionar, también son una ventaja precisamente porque es una reserva que está ahí, pese a que suponga todo un reto tecnológico”, explica Cubillo.

Los ejercicios del Canal se concentran en tres pozos experimentales de Fuencarral, Colmenar Viejo y Guadarrama, a través de los cuales se han recargado dos hectómetros cúbicos en un periodo de cuatro meses. “Hay que estudiar este tipo de técnicas muy bien, porque el rellenado puede cambiar las características físico-químicas del almacenamiento del agua y su calidad”, decía en 2006 Ildefonso de Miguel. “Medimos hasta 80 parámetros en las recargas que realizamos en un perímetro de tres kilómetros alrededor de cada pozo, y a las profundidades de 50 metros, 150 y 300. Hay que ser tan cuidadosos como eficientes y sostenibles con el entorno”, dice al respecto Cubillo.