“Amaia murió hacia las 13:15 h”
La autopsia esclarece en qué circunstancias se cometió el delito, cuyo juicio acaba hoy “La muerte se perpetró en dos secuencias”, dice el informe
La mañana del 16 de marzo de 2011, Amaia Azkue se despidió a primera hora de sus dos hijas, de 7 y 9 años, a la puerta de su casa, en el caserío Añadi, situado junto a la carretera de Zarautz a Meagas. Cerca de las 8.45 horas, las dos pequeñas, subieron al autobús que les trasladó hasta Orokieta Herri Eskola. Después, Amaia permaneció hasta pasadas las 10:45 en su vivienda. A esa hora, decidiría trasladarse hasta Zarautz en su coche, el Renault Megane que posteriormente aparecía en las inmediaciones del Santuario de Loyola y donde la policía encontró las huellas y los restos de ADN del acusado.
La victima estacionó el vehículo en un parking situado frente al supermercado Día. Realizó algunos recados, saludó a un conocido en la plaza del ayuntamiento, tomó café con una amiga, a escasos metros de la sede de la Policía Municipal; compró varias piezas de frutas y unas zapatillas de casa para una de sus hijas. Después, volvería al lugar donde tenía estacionado el coche para dirigirse a un supermercado de Eroski. Es en este punto donde se le pierde la pista y es en esa zona donde se cree que el asesino abordó a la víctima y la llevó a la fuerza al embalse de Ibai Eder, en el barrio de Nuarbe de Azpeitia.
Entre la primera y la segunda agresión transcurrieron unos 30 minutos
Con este escenario de fondo, después de haber escuchado a más de medio centenar de testigos, peritos, policías o forenses y de haber transcurrido cinco jornadas maratonianas en el Juzgado de Menores de San Sebastián, muchos familiares de la víctima se siguen haciendo todavía hoy las mismas preguntas: ¿qué pasó desde que Amaia se monta por última vez en su coche hasta que aparece muerta en el embalse? ¿Cuándo y cómo fallece realmente? ¿Quién y cómo lo hace? ¿Cuánto tiempo pasa desde que muere hasta que unos vecinos dan el aviso a la Policía de que lo que parece un cuerpo sin vida flota en el agua? Según las acusaciones, a todo esto sólo podría responder la única persona que se sienta en el banquillo ya que no hay testigos directos de lo ocurrido, pero hay evidencias policiales que le inculpan. Pero Ander E. dice que no lo ha hecho.
EL PAÍS ha tenido acceso al sumario del caso, del que forma parte lo que fuentes jurídicas califican como el “segundo pilar de las investigaciones”, después del exhaustivo análisis elaborado por la Unidad Científica de la Policía: el informe forense realizado aquel 16 de marzo en el Instituto Vasco de Medicina Legal. “Son complementarios y tanto uno como otro, son consistentes”, añaden las mismas fuentes.
En el cuerpo de la víctima “no hay huellas ni restos de ADN” de nadie
El informe definitivo —le han precedido cuatro más—, consta de alrededor de medio centenar de páginas y permite esclarecer en qué circunstancias se ejecutó el crimen. Según el documento, debido al tiempo transcurrido desde que suceden los hechos y hasta que se encuentra el cadáver, resulta difícil determinar con exactitud la hora exacta de la muerte de Amaia pero “a un 99%, con las evidencias en el cuerpo de las que se disponen, sostienen fuentes de la investigación, se podría afirmar con un mayor rango de probabilidad que la víctima falleció alrededor de las 13:15 h”.
Según el informe, en el que se incluye material fotográfico así como diagramas, el asalto y el posterior asesinato se produjeron en un corto espacio de tiempo y “la muerte de Amaia Azkue se perpetró en dos secuencias”. Todas, “en un escenario abierto” como el embalse de Ibai Eder. En este sentido, el informe contradiría la versión que mantiene la acusación fiscal en su escrito de calificación provisional, de que Amaia fue asesinada en el maletero de su coche. De esta forma, y según la reconstrucción de los hechos realizada por el equipo forense, la vecina de Zarautz recibió la primera secuencia de sus agresiones en torno a las 12:45 h. “No fueron mortales, fueron dos golpes en el lado derecho de un órgano vital como la cabeza y que inmediatamente le produjeron la inconsciencia”, sostiene el informe.
“Una prioridad” para la jueza
Amaia Azkue fue recordada ayer por familiares y amigos con una misa en la parroquia de San Nicolás de Bari de Orio, al cumplirse el primer aniversario de su muerte. Horas antes de que la jueza encargada del caso judicial por su asesinato tome declaración hoy a los últimos testigos.
A última hora del día, las partes se reunirán para exponer las conclusiones y mantener o introducir modificaciones en los escritos de acusación y solicitar la pena. Todo apunta a que tanto la familia de Azkue, representada por el letrado Miguel Castells como la Fiscalía mantendrían su petición de diez años de internamiento en régimen cerrado y cinco más de libertad vigilada, la máxima pena que se puede imponer a un menor de 17 años.
A día de hoy, la Fiscalía mantiene su criterio de que el acusado es el autor del crimen. Sostiene que la versión de Ander E. en su segunda declaración de enero y que ratificó el lunes pasado en el Juzgado de Menores no es creíble. En ella, se desdijo de lo manifestado el año pasado cuando se autoinculpó, y afirmaba que él no había matado a Amaia y “que lo hizo otra persona que no conoce y que ya conducía el coche cuando él se subió tras hacer autostop”. Fuentes jurídicas consideran que los testimonios escuchados y las 6 pruebas periciales analizadas, “no han disminuido la acusación sino todo lo contrario”.
Al acusado se le imputan los delitos de asesinato, robo con intimidación, sustracción de vehículo, delito contra la seguridad vial por haber conducido el coche de la víctima supuestamente sin tener carné y profanación de cadáver, por intentar sustraer objetos personales de Amaia estando ya muerta. Fuentes jurídicas apuntan que la sentencia se podría conocer en las próximas semanas ya que desde el primer momento, para la jueza este caso ha sido una “prioridad”.
Entre la primera y la segunda agresión transcurrieron aproximadamente 30 minutos. Un detalle este, por el que ni el Ministerio Público ni la acusación particular ni la defensa preguntaron durante el juicio, cuándo “podría resultar clave para demostrar si como sostienen algunas teorías la primera agresión se produce en un punto distinto a Ibai Eder”, apuntan fuentes conocedoras del caso.
En el segundo ataque, Amaia Azkue recibiría otra secuencia de varios golpes “seguidos” que acabarían con su vida “alrededor de las 13:15 h”. En este sentido, el documento constata que la muerte de Amaia se produjo por “traumatismos en la cabeza provocados por el impacto de una piedra de grandes dimensiones en dicha zona y en la cara hasta el punto de fracturar el cráneo”. Una piedra en la que, tal y como adelantara este periódico, la Unidad Científica encontró restos de sangre sólo de la víctima.
El documento definitivo, integrado en el sumario, revela que “la víctima en ningún momento opuso resistencia, ni con uñas, ni con manos ni con pies al agresor”. “No tenía capacidad”, añade. El texto concluye que, cuando el autor ató de manos y pies con el cordón de zapatilla en el que se encontraron restos de su ADN, a la vecina de Zarautz “su intencionalidad era no dejar opción a poder soltarse”.
El cuerpo de Amaia permaneció en aguas del embalse de Ibai Eder alrededor de tres horas hasta que unos vecinos de la zona, tras observar restos recientes de sangre en el camino, lo descubrieron. El mismo tiempo que le bastó al presunto autor del crimen para deshacerse de algunos objetos del interior del coche de la víctima en Aratz-Erreka, un barrio a cuatro kilómetros de Urrestilla y de abandonar posteriormente el vehículo en el parking del Santuario de Loiola.
En la autopsia participaron alrededor de media docena de profesionales. Duró casi cinco horas. En ningún momento, encontraron en el cuerpo de Amaia “signos de estrangulamiento ni de agresión sexual”. Y se apunta que “Amaia murió sin presentar lesiones en otras zonas de su anatomía”, descartando que hubiera sido manipulado en algún habitáculo como por ejemplo un maletero. Además, constata que en el cuerpo de la víctima “no hay huellas ni restos de ADN de ninguna otra persona”.
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