Una selección de terrazas para recibir la primavera
De los ambientes con más 'glamour' a los más castizos por los tejados de Madrid
- La Cantina. Matadero Madrid (paseo de la Chopera, 18) esconde entre sus paredes de cemento y ladrillo una pequeña terraza decorada con sillas de colores y mesas diferentes entre sí. Es la primera primavera que se ve desde La Cantina, como se llama este local situado justo al lado de la Cineteca, que abrió en noviembre de 2011. La especialidad: limonada casera (3,30 euros).
- Javier de las Muelas Dry, Gran Meliá Fénix. En la esquina de la Castellana y la plaza de Colón espera la terraza Javier de las Muelas Dry, en el hotel Gran Meliá Fénix, abierta todo el año desde la mañana hasta la noche. Coctelería de alta gama (13-15 euros), en la que destaca la selección de mojitos de Javier de las Muelas. Para comer, “snacks delicatessen”, como minihamburguesas u ostras. Quien opte por el dry martini podrá llevarse un certificado que acredite qué número le sirvieron, ya que hay un contador en la barra interna.
- Madrid Río Cafetería. Junto al puente de espirales de Perrault, en Arganzuela, reposa una de las terrazas de Madrid Río. Las mesas de color plata se vacían y se llenan a un ritmo de vértigo. El sol calienta y la gente se expone a él con gusto. La cerveza, 2,50 euros. Un placer primaveral que acaba de empezar y del que se puede gozar desde las diez de la mañana hasta las ocho de la tarde.
- Mercado de San Antón. En pleno barrio de Chueca (Augusto Figueroa, 24), el mercado está de moda y su terraza lleva la batuta. Siempre está llena. La brisa entra en el espacio sin molestar. Se siente la primavera. La cerveza está a tres euros. Los mojitos, su especialidad, a nueve.
- Harina. Una panadería con terraza. Una terraza con vistas a la Puerta de Alcalá. Hace dos años y medio, en plena crisis, abrió este local (plaza de la Independencia, 10). Un año después, la terraza. Desde entonces, cada vez tiene más éxito. Mesas y sillas blancas, macetas con flores y plantas mediterráneas decoran la acera entre el jaleo de los coches y transeúntes. Los bollos de pan y los dulces son los productos estrella. Pero también se pueden comer ensaladas y diferentes platos, como pizzas o bocadillos. La propietaria recomienda sobre todo los productos artesanales, preparados sin ningún tipo de conservante, colorante, saborante o mejorante. También potencian los zumos naturales de fruta. El punto fuerte de la terraza son los desayunos (unos 10 euros). Sobre todo los fines de semana.
- Gaucafé. Desde cualquier mesa del restaurante Gaucafé (Tribulete, 14) se puede apreciar la torre de las Escuelas Pías de San Fernando. El edificio de 1729 está en Lavapiés y tiene un restaurante en la cuarta planta para unas 200 personas. “Cuando lo iluminan por la noche es una maravilla”, comenta un cliente que trae a sus amigos por primera vez. Después de la rehabilitación del edificio destruido durante la Guerra Civil, la Biblioteca Universitaria del Centro Asociado de Madrid y UNED ocuparon el local en 1999. Los platos varían entre 5 y 20 euros, pero el menú del día vale 12,80. No es un bar de copas, por lo que la cena termina con el cierre de la cocina, a media noche, y no abren los domingos. El menú degustación de 27 euros ofrece exquisiteces como una ensalada de pollo con chips de yuca o berenjenas y calabacines hechos con tempura y servidos con salsa de miel y romero.
- Lamucca. La plaza de Carlos Cambronero quizá no sea muy familiar al lector, pero sí la colindante calle del Pez en Malasaña. Allí está la terraza del restaurante Lamucca, lleno de jóvenes, especialmente durante el happy hour, que se extiende muchas veces hasta las 2.30, horario del cierre. Las 20 mesas que están al aire libre, sin embargo, solo están disponibles hasta la medianoche. El plato estrella es el tataki de atún con salsa de soja y jengibre, pero también hay hamburguesas y pizzas. El menú del día vale 10,90 euros. El postre lo recomienda el encargado, Diego Martínez: “Una muy rica tarta de zanahoria con nueces”.
- La Terraza de Arriba. Desde la séptima planta del hotel Óscar (Vázquez de Mella, 12), en Chueca, se puede ver el edificio Telefónica, el Círculo de Bellas Artes y el Ayuntamiento de Madrid. “Aparte de Chueca, también viene mucha gente del barrio de Salamanca, extranjeros y turistas", explica la encargada Laura Estopinian. Los gin-tonics y daiquiris (13 euros) se sirven con todo detalle. Mesas, tumbonas y camas balinesas puestas alrededor de la piscina. Cerca de 150 personas pueden disfrutar del bar sin chocarse y del sonido ambiente de bossa nova entonada a ritmo de jazz.
- Patio Palacio Altamira. Una docena de sillas, cinco mesas, tres sillones-luz de color rosa galáctico y una bicicleta aparcada en la esquina. Ese es el mobiliario que decora el patio central del Palacio de Altamira (Flor Alta, 8), hoy sede del Instituto Europeo di Design, situado en el barrio de San Bernardo. Concebido como un lugar de encuentro entre docentes y estudiantes de diseño, este local también está abierto al público de ocho de la mañana a siete de la tarde. Al entrar, el visitante tiene la sensación de haber descubierto un oasis en mitad de la ciudad. Está alejado del ruido de las calles del centro. Merece la pena tomarse un café arábigo al atardecer en un edificio creado por el arquitecto Ventura Rodríguez y ver el trasiego de los estudiantes de esta escuela privada, aficionados al mundo de la moda y el arte.
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