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EL 'CASO ANESVAD'

Los exdirectores endosan a Gamarra el control de cuentas paralelas

El expresidente insiste en que no se lucró mientras estuvo al frente de la entidad

Gamarra, Sustacha y Martínez (desde el primer término), durante la sesión de ayer en la Audiencia de Bizkaia.
Gamarra, Sustacha y Martínez (desde el primer término), durante la sesión de ayer en la Audiencia de Bizkaia.TXETXU BERRUEZO

La segunda jornada del juicio por la supuesta apropiación indebida de fondos de Anesvad reveló ayer la falta de control que existía sobre las cuentas del expresidente y principal acusado, José Luis Gamarra. Los otros dos procesados, José Miguel Sustacha y Francisco Martínez, exdirectores general y financiero de la ONG, respectivamente, defendieron que la contabilidad de la ONG estaba “muy clara y detallada”, porque se auditaba cada año. Sin embargo, reconocieron también la existencia de otras cuentas donde se ingresaban aportaciones para dos iniciativas solidarias en las que colaboraba la entidad (Leprosería Culión y Misión de China), a las que solo tenía acceso Gamarra. Su testimonio dejó en entredicho el destino de los donativos.

Aunque insisitó en que no se apropió de un euro de la ONG que presidió durante casi cuatro décadas, como ya había asegurado un día antes, Gamarra se tuvo que afanar ayer en explicar algunos movimientos extraños que se produjeron en las cuentas que gestionaba. Así, atribuyó a un “error” el hecho de que pagara con cargo a Anesvad el coche que compró para una sobrina. Días más tarde, para corregir ese fallo, pagó en efectivo en el concesionario, sostuvo.

También argumentó que no pudo informar al patronato de la organización sobre la apertura de una cuenta en Suiza, con casi un millón de euros de herencia, ya que hubiera implicado hacer pública la procedencia fraudulenta de esa aportación.

El expresidente tacha de “trepa” a quien destapó

A preguntas de su defensa, el expresidente de Anesvad concretó ayer el destino de varios cheques que suman 720.000 euros, que fueron expedidos entre 1996 y 2006. Según detalló, se destinaron a “gasto corriente, pagos en efectivo y gratificaciones” a distintos empleados de la ONG. Gamarra, quien concluyó ayer su declaración, concedió también varios préstamos al personal de la entidad con dinero que supuestamente procedía de las cuentas que gestionaba de forma directa. Reconoció que anualmente disponía de su propio bolsillo, hasta su posterior reembolso, el dinero para pagar las participaciones de la lotería de Navidad que jugaba la entidad, si bien recalcó que nunca fueron cantidades muy elevadas.

El verdadero quebradero de cabeza para Gamarra, según su propio testimonio, no se produjo hasta 2005, cuando tuvo conocimiento por parte de un empleado de la supuesta apropiación indebida de fondos realizada por Sustacha y Martínez. Ayer, sin embargo, no cargó contra estos últimos, sino que tachó de “trepa” a la persona que le informó de esas irregularidades. Según detalló ante el tribunal, quien le trasladó esa información exigió, a cambio, su nombramiento como director financiero, cargo para el que no estaba cualificado. Ante la imposibilidad de su ascenso pidió “36 millones de pesetas” para no desvelar ante la opinión pública lo sucedido.

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Gamarra achaca a un “error” que pagase un coche con cargo a la ONG

El expresidente de Anesvad se vio envuelto en una especie de revolución interna en la que los empleados le exigieron la depuración de responsabilidades. Con el objetivo de no “dañar la imagen” de la ONG, Gamarra explicó ayer, ante el tribunal que le juzga en la Audiencia de Bizkaia, que se vio obligado a realizar varios despidos improcedentes con sus correspondientes indemnizaciones. Entre ellos, los de Sustacha y Martínez, los otros dos acusados del caso. La fiscalía pide seis años de prisión para cada uno de los tres por la supuesta apropiación conjunta de nueve millones de euros.

Los dos exdirectores, que reconocieron los hechos en 2007 y han repuesto casi todo el dinero del que se apropiaron, dieron el relevo a Gamarra en el turno de declaraciones. Sustacha, que recibió 360.000 euros como indemnización por su despido improcedente, reveló que Anesvad asumió las campañas para recolectar fondos para Leprosería Culión y Misión de China, pese a que ambos eran proyectos independientes, en los que la ONG solo colaboraba. Martínez, que cobró 120.000 euros, añadió que la entidad emitió certificados de dinero que en realidad no recibía, ya que iban destinados a las dos iniciativas ajenas.

El juicio continúa hoy con la declaración de los primeros testigos llamados por las partes.

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