Feijóo presume de presidir “la comunidad más solvente de España”

En el tercer aniversario de su triunfo electoral —su Gobierno no hará tres años hasta mediados de abril— el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sacó pecho con el déficit de Galicia, del 1,6% del PIB, que aunque incumple el máximo legal fijado en el 1,3%, es el segundo más bajo de España junto con Madrid, que lo cifra en el 1,1%. Mientras los partidos de la oposición tratan de amargarle el cumpleaños recordándole su “fracaso en la lucha contra el paro” y la evolución de la economía, el presidente vendió ayer la contención del déficit como “una conquista social” de la que los ciudadanos “deben sentirse orgullosos”. “Generar confianza es importante para la autonomía de los gallegos”.

Frente a los sindicatos y partidos que le acusan de atacar las políticas de bienestar con su último programa de recortes a los funcionarios ya convertido en ley, Feijóo presumió de ser capaz de atar las cuentas públicas “incrementando los servicios públicos, sin frenar de forma abrupta la inversión y mantenidndo los salarios” de los trabajadores de la Administración. “Me siento tranquilo porque fui fiel al compromiso que establecí con las urnas, ser un Gobierno más unido, más austero y más responsable”. Lamentó otra vez más la herencia recibida (el desfase presupuestario de los años 2009 y 2009, 2.300 millones que la Xunta debe devolver ahora en 10 años y aguardó que los que vengan detrás de él no reciban esa hipoteca. Pasó por alto que los hospitales de cuya construcción presume “en tiempos de crisis” (los de Vigo, Pontevedra y 19 centros de salud) deberán pagarlos los siguientes cinco gobiernos, en virtud de la fórmula de pago aplazado por la que ha optado el actual Ejecutivo.

Aunque Madrid mejora las cifras de déficit de la Xunta y sí cumple con el objetivo de estabilidad presupuestaria, el presidente recordó que su compañera de partido Esperanza Aguirre demora más los pagos a proveedores por eso tras combinar ambos parámetros, concluyó: “Somos la comunidad más solvente de España”. Y recordó que a diferencia de lo que sucede en otras autonomías gobernadas por su partido: Galicia sí encuentra comprador para su deuda, puede pagar a sus proveedores (aseguró que desde que comenzó el año la Xunta abonó 1.500 millones de euros en facturas, la mayoría pendientes del ejercicio anterior) y que en abril quedarán listos “los pagos pendientes”. En todo caso trato de disculpar a algunos líderes de su partido al frente de Gobiernos autónomos afirmando que “el déficit” de otras autonomías “no consiste en que algunos gobernantes quieran fastidiar a los demás sino en que no puedan asumir el engaño” de sus antecesores.

Disculpa a otros presidentes que no “asumen el engaño” de sus antecesores

Obvió si la explicación vale para comunidades al borde de la bancarrota como Valencia o Murcia donde el PP ha gobernado ininterrumpidamente durante las últimas legislaturas.

Más optimista que otras veces —últimamente se queja de que en tres años no ha recibido una sola buena noticia mientras los partidos de enfrente le recuerdan de que es él el encargado de darlas— también quiso ver la botella medio llena en el futuro de Novagalicia Banco que según se supo esta semana operará fuera de la comunidad con el nombre comercial de Evo Bank. Envuelto en un tono prudente, subrayó que las expectativas de capitalización de la entidad son positivas y que “los responsables actuales” están “cumpliendo los objetivos previstos”.

Sus declaraciones fueron lo más relevante de la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta donde otro jueves más el Ejecutivo volvió a despachar asuntos de trámite: un convenio para reducir la burocracia en la prestación conjunta de servicios por ayuntamientos vecinos, un proyecto para reducir la factura energética del Servizo Galego de Saúde con calderas en los hospitales que funcionarán con biomasa salida de las plantas gallegas. El objetivo es reducir un 20% el recibo de los hospitales, que a su vez representa la mitad del gasto de la Xunta en energía. Feijóo glosó los avances en la catalogación del legado de Isaac Díaz Pardo que ya tiene lista un tercio de los volúmenes.