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La Agencia Catalana del Agua ultima el despido de un centenar de empleados

La reforma laboral facilita la rescisión de contratos en organismos públicos La empresa arrastra una deuda de 1.250 millones por los que paga 150.000 euros diarios

Clara Blanchar
El pantano de Sau, casi lleno como marca el campanario de la iglesia inundada, en una imagen de 2008.
El pantano de Sau, casi lleno como marca el campanario de la iglesia inundada, en una imagen de 2008.CARLES RIBAS

La Agencia Catalana del Agua (ACA) prepara un expediente de regulación de empleo que afectará a entre 75 y 115 trabajadores (entre el 12% y el 18% de sus 640 empleados). Así lo ha comunicado el director del organismo, Leonard Carcolé, al presidente del comité de empresa, Alfons Barceló (Catac). Carcolé ni confirma ni desmiente la cifra. “El tema sigue su curso”, responde por boca de un portavoz. La empresa pública arrastra una deuda de 1.250 millones, por los que solo en intereses paga unos 150.000 euros al día, según su propio director.

El ERE del ACA es un secreto a voces desde hace tiempo y la flamante reforma laboral, que facilita los despidos en empresas públicas, pondrá su tramitación en bandeja. Hasta ahora, las empresas de la Generalitat solo han presentado un ERE, el de la Agencia Catalana de Cooperación. Pero han llevado a cabo un goteo de despidos en otras empresas como el Incasòl, el Instituto Cartográfico y la Agencia de la Vivienda. Despidos, todos ellos, declarados improcedentes (o nulos en el caso del Incasòl).

No obstante, la reforma laboral aprobada por decreto por el Gobierno de Mariano Rajoy cambia completamente el escenario, porque abre la puerta al despido de empleados públicos por razón de “insuficiencia presupuestaria, sobrevenida y persistente” tras tres trimestres consecutivos. Nada que no cumplan en el actual contexto buena parte de las empresas públicas.

Los 640 empleados del ACA son laborales y están repartidos por toda Cataluña

El comité de la Agencia Catalana del Agua está pendiente de dos fechas clave: el próximo martes día 28 la consultora Deloite debe entregar un informe de racionalización de costes y, dos días después, el jueves 1 de marzo, el organismo celebra consejo de administración. Tan inminente ven la presentación del ERE que el comité de empresa se reunió ayer para comenzar a preparar la estrategia que seguir cuando la dirección les comunique la noticia. Por ahora, sin embargo, solo han conseguido aclarar el porcentaje de plantilla afectada. Ante la falta de más información, han presentado una denuncia a Inspección de Trabajo, explica Barceló.

Como consecuencia de su delicada situación financiera, la dirección del ACA quiere reducir al máximo sus gastos y restringir su actividad exclusivamente a las competencias que tiene fijadas por ley.

Tras pasar el rastrillo el año pasado, la empresa pública logró un ahorro de 70 millones, explicó la dirección a los sindicatos. “Nosotros defendemos que el ERE no tiene lugar, porque muchas tareas que en los años de bonanza se han externalizado las hemos vuelto a asumir”, explica el presidente del comité.

Los 640 empleados del ACA tienen contrato laboral y son desde personal de administración hasta ingenieros, químicos, biólogos o abogados. La plantilla, además, está muy repartida territorialmente: hay dos sedes en Barcelona, las de Girona, Lleida, Tarragona y Tortosa, y personal en los embalses de Boadella (Alt Empordà), Siurana (Priorat), Sau (Osona) y La Baells (Berguedà).

Despedir en el sector público “es el precio que el Gobierno del PP ha pagado por el apoyo de CiU a los presupuestos”

Los abogados que han ganado algunas de las sentencias que declaran improcedentes o nulos los despidos del año pasado en otras empresas de la Generalitat admiten que la reforma laboral cambia por completo el escenario. “Estamos asustados”, dicen. Jaume García, que defendió a varios empleados de Forestal Catalana, considera que la reforma laboral “abre una puerta demasiado fácil para que las Administraciones tengan carta blanca para despedir”. Llegado el día —y dando por sentado que llegará— asegura que cuestionarán el término “sobrevenida” del que habla la reforma. “Sobrevenida significa que no está prevista y que llega de fuera”, explica. ¿Lo sería la rebaja del presupuesto a causa de una caída del PIB, como ocurrió la semana pasada? “No, porque no llega de fuera”, asegura.

Vicente Cantos, uno de los letrados que ganó el caso de los despidos nulos del Incasòl, sostiene que la posibilidad de despedir en el sector público “es el precio que el Gobierno del PP ha pagado por el apoyo de CiU a los presupuestos”. “Está al final del decreto, en una disposición adicional; es un añadido introducido a petición de la Generalitat”, sostiene. Antes del verano, el Gobierno catalán admitió que sus empresas públicas, que suman 16.000 empleados, presentarán ERE para un total de 1.475 personas.

Cinco despidos improcedentes en el Instituto Cartográfico

CLARA BLANCHAR

Una nueva sentencia declara improcedentes los despidos de cinco trabajadores del Instituto Cartográfico de Cataluña (ICC), a quienes la empresa de la Generalitat echó con la excusa de los recortes impuestos por el Gobierno en febrero de 2011. Los cinco empleados fueron despedidos en abril junto a otros tres, que también recurrieron. El resultado ha sido el mismo en los ocho despidos: los jueces los declaran improcedentes y dicen que las empresas públicas no pueden apoyarse en la disminución de ingresos o presupuesto para despedir a sus empleados, porque no se rigen por las leyes del mercado. Por ello, obligan al ICC a readmitirles o a pagarles 45 días por año trabajado, más del doble de los 20 días que recibieron de indemnización.

En el caso de los últimos cinco despidos declarados improcedentes, la titular del juzgado de lo social número 6 de Barcelona afirma en su sentencia, de enero, que ninguna de las órdenes de ahorro del Gobierno catalán “ordena [...] despedir a trabajadores para reducir el gasto de personal en el 6%”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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