Masiva contestación a la reforma laboral
Decenas de miles de personas marchan en Valencia contra el decreto del Gobierno Abucheos a la Policía por la actuación contra los estudiantes y gritos de "culpable" ante el TSJ
“Esto no se mueve”. Ya lo advirtió una participante en la manifestación a la media hora de comenzar la marcha contra la reforma laboral. A la plaza de San Agustín, el punto de partida elegido, no paraba de llegar gente por las calles de San Vicente, Guillem de Castro o desde la Estació del Nord. Muchos tuvieron que armarse este domingo de paciencia porque la cola de la protesta no logró abandonar el punto de partida hasta las 13.40, más de hora y media después de que arrancara la marcha.
Decenas de miles de personas —más de 100.000 según los sindicatos, aunque fuentes de la Policía Nacional rebajaron la cifra a 25.000— formaron una riada humana para protestar contra una reforma laboral que es vista como un salto cualitativo en los recortes ya adoptados por el Gobierno valenciano.
Los lemas contra la reforma laboral, muchos de ellos de pancarta casera, se mezclaron con el rechazo a las cargas policiales registradas en los últimos días contra los estudiantes que protestan por los recortes en la educación pública. “Tots som IES Lluís Vives”, decía la de una estudiante que añadía el mensaje de “atenció escolars, retalls!”. Las había mordaces, como la que llevaba una universitaria pegada a la espalda: “Rajoy, tu niña puede ser la próxima”. O con aviso a navegantes: “Ojito con la porra, que mi padre muerde”.
A la manifestación encabezada por CC OO y UGT se sumaron cargos socialistas, con el secretario general, Jorge Alarte, al frente; los dirigentes de Esquerra Unida, con su coordinadora Marga Sanz, como abanderada; y cargos de Compromís, como Mònica Oltra. Por detrás, las pancartas de Intersindical Valenciana y CGT y cerrando la marcha partidos minoritarios y grupos del 15-M. Estos últimos también críticos con los sindicatos mayoritarios.
"Abucheos a la Policía y gritos de "¡culpable!" frente al TSJ, donde fue absuelto Camps
“La gente se manifiesta por sus derechos y los tratan a hostias”, criticaba Vicent Barbeta, de 16 años. “No pueden abusar así”, añadía su compañero José Munsuri, de 15 años. Pero los choques con la Policía —que en la plaza del Ayuntamiento fue abucheada con gritos de “¡Qué valents, que peguen als xiquets!”— no fueron el único motivo de la presencia de los jóvenes. “La reforma laboral solo favorece a los empresarios”, aseguró Sergio Sánchez, de 15 años. Y más razones contra el decreto aprobado por el Gobierno añadía un grupo de estudiantes de Magisterio: “Es obvio que debe haber recortes, pero a los que pueden quitarles no les tocan”.
A su paso por el Tribunal Superior de Justicia, en el que fue absuelto el expresidente Francisco Camps del caso de los trajes de la trama Gürtel, arreciaron gritos de “¡Culpable, culpable!”. Y es que los sindicatos han decidido presentar una demanda contra Camps como responsable de la mala gestión realizada.
Los dirigentes de CC OO y UGT del País Valenciano, Paco Molina y Conrado Hernández, respectivamente, insistieron en que la tarea de frenar la reforma laboral “no es solo de sindicalistas”. “Es una tarea de toda la sociedad. Este conflicto es de larga duración y el conflicto será generalizado”, advirtió Molina.
Los sindicatos advierten de que el conflicto será de larga duración
Un clima que pareció pesar en el ánimo de los manifestantes, entre los que había gente de toda edad y condición. Miguel, de 48 años, salió a la calle ayer con su mujer Cristina y su hijo de 14 años: “A mí me deben la nómina desde diciembre en la empresa, que es una subcontrata de la Consejería de Bienestar Social, pero ¿qué panorama se va a encontrar mi hijo el día que entre en el mercado laboral?”.
Los manifestantes expresaron su malestar con la reforma con lemas más diversos, como “La dictadura del PP ens lleva tots el drets” o “Reforma laboral, catástrofe social”. “No nos gusta la reforma laboral. Bueno, nada de lo que están haciendo”, criticó Amparo Hernández, profesora de 43 años. “Son derechos adquiridos a lo largo de más de 20 años y en dos meses se los están pasando por el forro”, abundó Xavi Capafons, operador de cámara de 41 años, y empresario. “Los empresarios también estamos aquí”, subrayó. “Y las madres con hijos en paro”, destacaron Maribel Cuenca y Mercedes Barberá, a las que la reforma les parece “terrible”. Una de las hijas de esta última, Laura Vivó, de 35 años, es psicóloga y está en paro: “Hemos venido a protestar porque vamos hacia detrás en derechos y esto parece el mundo al revés. Los que cometen delitos los absuelven y a los demás nos exigen trabajar más por menos”.
Opinión parecida a la de Carolina, una trabajadora social de Marines, que desfiló con su madre y su prima, o la de Rafa, un profesor jubilado preocupado por los recortes en la sanidad pública y la campaña de desprestigio de los sindicatos. En esa línea se corearon lemas como “No queremos, no nos da la gana, pagar de nuestro sueldo la deuda de la banca”.
La pérdida de derechos estaba en boca de muchos. “La reforma es volver atrás, a antes de la democracia. Después de lo que han luchado nuestros padres… Si les dejamos, vamos a perderlo todo”, advirtió Vicen Ferrer, de 49 años y limpiadora en el hospital La Fe. Mientras, Alfonso rumiaba: “Es una reforma salvaje”.
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