“La inversión inmobiliaria de los narcos es solo la punta del iceberg”
El jefe de Aduanas alerta de que ahora entra droga y tabaco de peor calidad
El blanqueo de dinero se ha convertido en la diana del Servicio de Vigilancia Aduanera con unos resultados que han puesto en evidencia que el negocio del ladrillo ha sido uno de los mayores receptores del dinero negro que han amasado las organizaciones de narcotraficantes gracias a la intensa pero efímera oleada de desembarcos en la costa gallega desde mediados de la pasada década.
Este grupo operativo dependiente de la Agencia Tributaria se ha mantenido al margen de los cambios internos que se han producido en otras unidades de investigación económica de la policía o la Guardia Civil. El Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) acumula en sus archivos valiosa información como el principal artífice de la represión de los históricos tabaqueros, redes que en su mayor parte dieron el salto al narcotráfico. Además, su flota marítima y aérea, tecnología punta para detectar mercancías de riesgo en los puertos y el acceso a los ordenadores de Hacienda le convierten en uno de los cuerpos con más medios para operar contra el narcotráfico y, ahora también, contra el negocio emergente del contrabando de tabaco.
En los cinco últimos años, solo esta agencia ha embargado 478 inmuebles en procesos abiertos a bandas de narcos, actuaciones que representan más del 70% de los bienes intervenidos desde 2006 en Galicia y que superan los 200 millones. Pero para el jefe regional de Aduanas, Jaime Gayá, “las inversiones inmobiliarias de los narcotraficantes son solo la punta del iceberg del dinero que han movido en una década”.
Como experto en delincuencia organizada, Gayá cree que el negocio del ladrillo ha sido una fórmula muy rentable y rápida para blanquear dinero negro pero aún queda mucho por descubrir. “Han sabido aprovechar la bonanza de la construcción, sobre todo en zonas como en las Rías Baixas, pero no lo han invertido todo aquí porque han ganado mucho más de lo que hemos podido detectar en patrimonios inmobiliarios, y quedan probablemente grandes depósitos de dinero en paraísos fiscales pero las dificultades de llegar a él son también mayores”, asegura.
Las inversiones en la construcción son relativamente fáciles de detectar y las investigaciones se han acumulado en los juzgados, casos de delitos de blanqueo que se eternizan hasta llegar a juicio. “Es el caballo de batalla de los investigadores porque requiere un mayor control preventivo de los bienes embargados, mientras estos sufren una enorme depreciación porque la demora de los procesos es brutal”, lamenta Gayá.
Pero la crisis y los golpes policiales de los últimos años han marcando un cambio de tendencias del crimen organizado. Por primera vez, en 2010, el 66% de la cocaína incautada llegó a España en contenedores y solo un 34% se interceptó por mar. En Galicia no se capturó ningún barco en los dos últimos años y la droga intervenida en puertos como Vigo y Marín apenas llega a 1.000 kilos de coca, frente al record de 2009 de casi nueve toneladas.
Gayá subraya que la cocaína de origen que está entrando en la Península es de menor pureza. Esta adulteración se agrava cuanto la droga entra en las redes de venta y distribución que la manipulan todavía más para obtener mayores ganancias. El precio medio se sitúa ahora, según datos de 2012, en los 35.000 euros por kilogramo y ha registrado un incremento anual del 30% desde 2010.
Los cigarrillos vuelven a dar dinero
“Mientras la entrada de cocaína se ha relajado y la que entra es de peor calidad, el tabaco de contrabando se está imponiendo como un negocio con mayor potencial, si cabe, porque los márgenes que deja cada cajetilla vuelven a ser muy atractivos”, asegura el máximo responsable de Aduanas, Jaime Gayá.
Aunque las ganancias que deja la cocaína se pueden multiplicar por un millar en un solo cargamento, la baja penalidad del contrabando de cigarrillos es otro estímulo. “Con el tabaco no te pasas 20 años en la cárcel aunque las sanciones administrativas sean muy elevadas”, señala. La reciente detención de uno de los considerados históricos del contrabando en Galicia, Manuel Gulías, ha puesto en evidencia un mercado internacional económicamente muy potente cuyo eje central se sitúa en China. En el gigante asiático se producen todas las falsificaciones de las marcas más comerciales, utilizando todo tipo de sustancias consideradas tóxicas, aunque también se fabrica tabaco sin adulterar.
En 2010 la venta de cajetillas de tabaco ilegal alcanzó el 8% en España, según datos de Altadis. En cada contenedor se transportan un promedio de 500.000 cajetillas, valoradas en 1,5 millones de euros dejando un margen de beneficio de medio millón. Los contrabandistas obtienen unas ganancias de un euro por cada paquete que venden, según Aduanas. Aunque la investigación sobre Gulías y su banda internacional aún está bajo secreto judicial, Gayá adelanta que queda por conocer una parte de las conexiones del entramado en Asia y Europa. Los investigadores creee que introducía un promedio de 10 contenedores anuales en España, Reino Unido e Italia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.