La soledad de ELA

“ELA está cada vez más aislada pero parece no importarle”. Tras el fracaso del acuerdo para blindar los convenios provinciales, fue la única formación que pareció alegrarse. De haberse fraguado el acuerdo su situación hubiera sido algo más inquietante. “Ha sido la crónica de una muerte anunciada”, indicó ELA en una nota dejando claro que el suyo es el único modelo válido.

Para el resto de formaciones, incluida LAB, mirarse a sí misma como el único modelo al que seguir es un tobogán que hunde cada vez más a ELA en una espiral endogámica en la que sólo importa la organización, su crecimiento y desarrollo y el control interno de sus estructuras.

Lo demás sobra. El problema es que “lo demás” es “todo lo demás” y ELA está más sola que nunca después de abandonar progresivamente cualquier tipo de unidad de acción con UGT y CC OO salvo cuestiones muy puntuales, y los órganos de diálogo social como el CRL, el CES o la Mesa de Diálogo Social. Los llamamientos a una reflexión interna en ELA son cada vez más intensos, incluso desde dentro, aunque todavía de forma tímida, sobre todo después de que el sindicato mayoritario esté reduciendo posiciones, aunque muy lentamente. Con el potencial de su organización en el campo sindical, donde son mayoría con algo más del 40%, y con su centro de investigación y de estudios plenamente operativo, su capacidad de influencia empieza a no ser relevante y puede verse comprometida si LAB consolida su posición como una fuerza capaz de dar soluciones a los trabajadores sin renunciar a su modelo de país.