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Érika y Cristian ya están en casa

La inmigrante 'sin papeles' consigue el permiso de entrada al país para ella y para su hijo Denunciaba trato vejatorio por parte de la Policía Nacional durante su retención en Barajas

Érika y Cristian ya están en casa. Acabó la pesadilla. Después de haber estado retenidos dos días en la zona de aislamiento del aeropuerto de Barajas por no cumplir los requisitos de entrada, según la Policía Nacional, una magistrada del juzgado de lo Contencioso-Administrativo aprobó ayer por la mañana la entrada al país de esta inmigrante irregular de nacionalidad brasileña y de su hijo. Según ha explicado Josué Zarco, letrado del caso, la juez consideró que debe prevalecer el interés particular sobre el general. "Según la magistrada, también se podía incurrir en perjuicios de difícil e imposible reparación, en referencia a la situación del niño, de tres años, matriculado en un colegio madrileño y con nacionalidad española", comenta Zarco.

Dos Santos, de 33 años, denunció el supuesto trato vejatorio que recibió de la Policía durante su retención en Barajas el pasado domingo. "Me tratan como una basura. El niño se ha hecho sus necesidades encima, he pedido a los agentes ropa interior y me han dicho que lave yo misma el calzoncillo", relataba el pasado lunes con la voz quebrada. Las autoridades policiales, por su parte, negaban los hechos. "La mujer y el niño están protegidos y gozan de asistencia jurídica y médica", informó a este periódico la Policía Nacional, sin aportar más detalles. Zarco, su abogado, solicitó en las primeras horas de la retención una serie de derechos para que Dos Santos y el pequeño estuvieran en una "situación más cómoda y digna" en la sala de no admitidos, pero, según su relato, la Policía los rechazó. Rápidamente, presentó una queja en la comisaría de la T1 del aeropuerto.

El juicio se celebró a las 12 de la mañana y la sentencia se dictaminó dos horas después. Por la tarde, Érika y Christian Dos Santos, llegaron a su casa de Alcalá de Henares, donde la inmigrante, natural del Estado de Paraná, reside desde hace unos nueve años.

Todo empezó el pasado mes de noviembre, cuando Dos Santos tuvo que viajar a Brasil para cuidar de su madre. La inmigrante está a la espera de la resolución del permiso de residencia de carácter temporal por arraigo familiar, tipificado en el artículo 122 del borrador del Reglamento de la Ley de Extranjería, que autoriza la residencia a los inmigrantes que tengan hijos menores con nacionalidad española "siempre y cuando el menor conviva con ellos y viva a su cargo". El niño es español porque, según cuenta la madre, las autoridades españolas le dieron la nacionalidad después de que Brasil no le diera la de su progenitora, caso que recoge el Código Civil.

Antes del viaje, Dos Santos asegura que fue a la Delegación del Gobierno de Madrid a preguntar si ella y su hijo podría tener algún problema a la vuelta. "Me dijeron que siempre y cuando viajara con los documentos que demuestren que tengo los papeles en curso, no pasaría nada", explica. Pero, el pasado domingo, al llegar al aeropuerto, la Policía Nacional le tramitó un expediente de devolución para que fuera deportada con el niño en el vuelo de las 20.50 por haber agotado el plazo máximo de estancia legal en España (tres meses), según Zarco. La ejecución no se llevó a cabo porque el letrado presentó ante el juzgado de guardia de plaza de Castilla "una solicitud de una medida cautelar para frenar la devolución", y fue aprobada por el juez.

"Estamos recuperándonos del susto", comenta Dos Santos desde su casa de Alcalá. Es la una de la tarde y Cristian no se ha levantado aún. "Lo voy a dejar que duerma hasta que olvide todo esto", sentencia la madre.

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