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Se busca “pareja de urgencia” para confinamiento: qué hay detrás de la nueva era de los noviazgos exprés

“Fue un aprendizaje de que la vida te cambia en un momento, así que ¿por qué no disfrutarla con alguien especial al lado?”, dice una joven a quien la experiencia ha despertado la necesidad de una relación estable

Rear view of couple looking through window while standing at home
Maskot (Getty Images/Maskot)

Dice el refrán que “en tiempos de crisis, unos lloran y otros venden pañuelos”. Que se lo digan a las aplicaciones para encontrar pareja. “Durante el confinamiento, se volvieron casi el único medio para encontrar a personas nuevas respetando las restricciones. En la nuestra, y solo en España, se han registrado desde el inicio de la pandemia 200.000 usuarios, un 25% más respecto al mismo período del año anterior”, cuenta Marine Ravinet, jefa de Marca y Tendencias de Happn, una de las aplicaciones de citas más populares en España. La aplicación funciona del siguiente modo: al usuario le aparecen las fotos de aquellas personas con las que se ha cruzado o ha estado cerca (en un radio de 250 metros). Si el chico o la chica en cuestión le gusta, puede mandarle un corazón y, si el interfecto también se lo ha mandado, habrá un crush y podrán empezar a hablar. Pues bien, durante los meses que llevamos de crisis sanitaria la app ha registrado un 15% más de crushes de lo normal, un 15% de posibles nuevas parejas en pie de guerra contra la soledad pandémica.

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También las agencias matrimoniales de toda la vida han notado un cambio: “En verano vino mucha gente pensando que nos iban a volver a encerrar en octubre. Nos decían: ‘a ver si llego a tiempo, aunque sea para tener un amigo especial, porque no quiero volver a estar solo’. Y es que la soledad ha sido terrible”, dice Alicia López, psicóloga y socióloga de la agencia Lazos, que lleva 40 años trabajando en el negocio de las citas. En su caso, han triplicado sus ventas durante estos duros meses y han visto, con sorpresa, cómo el perfil de la gente que se inscribía era cada vez más joven. “Nos dicen que no quieren perder el tiempo”.

El tiempo. Ese que pasó tan plomizo para muchos solteros que vivieron el confinamiento en estricta soledad, como Lucía. Ella es actriz y periodista, con una vida rica en actividades y afectos, y la pandemia le ha despertado también más ganas de encontrar una pareja: “El encierro fue un tiempo muy raro, sentías que todo se apagaba y no sabías qué iba a pasar, y si a eso le sumas que vives sola, claro, ¿quién no necesitaba un abrazo?”. Y añade: “También fue un aprendizaje de que la vida te cambia en un momento, así que ¿por qué no disfrutarla con alguien especial al lado?”. Su planteamiento lo comparte el 50% de los entrevistados en una encuesta lanzada por Happn, en la que declaran que este período les ha permitido hacer balance sobre su vida amorosa. Ahora, dicen, están más motivados para encontrar el amor.

La aventura suele comenzar con una videollamada: el 54% de los usuarios de Happn tuvieron su primera cita a través de este canal. “Tienes el estrés de ver a la otra persona, si te ve linda o no… Estando solitos en casa es superagradable volver a sentir el entusiasmo de tener una cita”, declara la directora de Marca y Tendencias de la aplicación. ¿Y en qué nos fijamos cuando tenemos una cita por videollamada? Según la misma encuesta, un 26% aprecia la sonrisa de su interlocutor; un 35%, la mirada y otro 23% opina que el formato permite darse cuenta del encanto personal de la otra persona de un modo más certero que si la tuviera delante. Y delante significa “sin pantallas de por medio”.

“Se formaron muchas parejas porque la gente se dio la oportunidad de escucharse, no solo de verse. Es tal el éxito de la videollamada que ahora lo recomendamos al mandar las citas, que se vean antes por este cauce que en persona. Así se escuchan más, porque si no a veces van a la cita, se ven, no se gustan y ya está. Piensan que ya les presentaremos a otro y desechan muy rápido”, opina Alicia López, de la agencia Lazos. El proceso de formalización también es más rápido. Según un estudio lanzado por la empresa británica Virgin Media, las citas virtuales se dispararon durante el confinamiento un 36%, y el 55% de sus 1.000 encuestados relató que las relaciones que habían empezado de forma virtual se habían oficializado mucho más rápidamente de lo que solía suceder con las convencionales, en las que conocían a su pareja cara a cara.

La gente que se apuntaba en la agencia matrimonial de Alicia López lo hacía a partir de los treinta y pocos años. Ahora atiende a jóvenes de hasta 24 años: “Nos dicen que no quieren perder el tiempo”.
La gente que se apuntaba en la agencia matrimonial de Alicia López lo hacía a partir de los treinta y pocos años. Ahora atiende a jóvenes de hasta 24 años: “Nos dicen que no quieren perder el tiempo”.Thomas Barwick / getty

Hasta aquí, este deseo de estar con alguien especial y todos los esfuerzos encaminados a ello son perfectamente comprensibles y humanos, pero cabe preguntarse si el ansia por encontrar a la media naranja puede llevarnos a una lamentable precipitación. El amor sublime contado por García Márquez durante otra pandemia, la del cólera, se coció al fuego lento de una vida entera. ¿Puede un amor con vistas a la eternidad fraguarse con prisa?

“Hay personas que se han echado un poco al monte y están desesperadas, construyendo un castillo con cualquier persona que conocen, pero esas relaciones tienen pocas probabilidades de salir bien, y lo que pueden provocar es que aumente la frustración, la insatisfacción y afecten al propio esquema que tenga cada uno, que se deja ver en frases como ‘es que no me sale nada bien’, ‘no puedo confiar en la gente’ o 'siempre lo hago mal”, explica Carmen Soria, psicóloga y directora del gabinete Integra Terapia de Madrid. La profesional lo explica con una sencilla analogía: al igual que la casa de paja del cuento de Los tres cerditos, una relación cimentada sobre la urgencia no puede hacer frente a las veleidades del viento. “Necesita tiempo para construirse…, lo que yo estoy viendo entre mis pacientes es que hay mayor nivel de fracaso en las relaciones”, afirma.

La premura fue la que abocó a una ruptura temprana al idilio de Héctor (nombre ficticio bajo el que prefiere aparecer en el reportaje) y Sebas. “Al principio todo fue muy rápido, llevábamos poco tiempo juntos y, con el estado de alarma recién declarado, la única manera de vernos era convivir. Así que me trasladé a su casa y, al poco, todo se enfrió”, cuenta Héctor. Pasar tanto tiempo juntos sin conocerse bien hizo mella en una relación que Sebas decidió cortar.

En el otro extremo están también aquellos que no sienten la menor urgencia por emparejarse, llueva lo que llueva. Es el caso de otra soltera, Celia, que no tiene en absoluto claro que haber tenido una pareja al lado durante el confinamiento le hubiera hecho la vida más fácil. “De hecho, creo que lo podría haber empeorado por tener más broncas”, dice entre risas. Soria explica que también es frecuente encontrar a gente que ha desarrollado una conducta evitativa hacia el amor, a consecuencia de la marejada de este 2020 pandémico, solteros empeñados en no ser un blanco fácil del insistente Cupido. Lo tiene más difícil de lo que parece; el dios del deseo lanza sus flechas cuando le viene en gana. Y no admite peticiones.

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