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Silvia Ortiz: “Escribiría poesía aunque fuera camionera”

La codirectora de la galería madrileña Travesía Cuatro celebra su 20º aniversario convertida en referencia en el arte contemporáneo. Además, ha publicado una antología poética

Silvia Ortiz

Silvia Ortiz (Denia, 1972) dirige, junto a Inés López-Quesada, la galería madrileña Travesía Cuatro, que celebra su 20º aniversario convertida en referencia dentro del arte contemporáneo en España y Latinoamérica. Además, ha publicado El primer espejo (Huerga y Fierro), antología que refleja la otra pasión de Ortiz: la poesía.

¿Cómo se convirtió en galerista? Cuando estudiaba Historia del Arte no sentía gran respeto por las galerías, quería trabajar en un museo. Luego entendí que tener un espacio propio con actividad comercial era la manera de generar recursos para hacer los proyectos con los artistas que me interesaban. Me sedujo esa libertad.

¿Cuál ha sido el mejor momento en estos 20 años de Travesía Cuatro? La llegada a México para participar en la feria Zona Maco. Descubrimos un país rebosante de energía con artistas apasionantes, donde hemos abierto dos galerías: una en Guadalajara y la otra en Ciudad de México.

¿Y el más duro? Dejar a mis hijos pequeños para viajar por trabajo.

¿Qué debe tener un artista para que lo fiche? Que haya un flechazo con la obra, nervios en el estómago, como en un enamoramiento. Es un tópico, pero es así.

¿En qué artista nos recomienda invertir antes de que se vuelva demasiado caro? En jóvenes artistas españoles.

¿En qué feria de arte se lo pasa mejor? En Arco, en Madrid, y Zona Maco, en México. Son las dos ciudades más divertidas.

¿Se inspiran sus poemas en su actividad de galerista? No, no tienen nada que ver. Creo que escribiría poesía aunque fuese camionera.

Cite a sus tres poetas favoritos/as. Sylvia Plath, Louise Glück y Luisa Castro.

¿Un verso ajeno que siempre le venga a la cabeza? Uno de Rilke: “¿Quién si yo gritase me oiría desde el coro de los ángeles?”.

¿Qué libro tiene ahora mismo en la mesilla de noche? Todas las cartas, de Clarice Lispector, y Euforia, el nuevo libro de poemas de Carlos Marzal.

¿Y uno que no pudo terminar? Corazón tan blanco, de Javier Marías.

¿Cuál es el último disco que le ha entusiasmado? He retomado los grandes éxitos de Queen y David Bowie para hacer deporte.

¿Y la canción que suena en bucle en su cabeza? Cualquiera de Lucio Dalla.

¿Cuál es la película que más veces ha visto? El graduado, Annie Hall, Memorias de África y Elígeme en viejas cintas de VHS que tenía mi madre. Las vimos con mis hermanas decenas de veces.

¿Y la última que le fascinó? Aftersun, de Charlotte Wells.

¿Cuál es la última serie que ha visto del tirón? La tercera temporada de Vergüenza (Movistar+).

¿Qué actriz la interpretaría en el biopic sobre su vida? Por pedir, Cate Blanchett o Bárbara Lennie.

¿En qué museo se quedaría a vivir? Me aterraría vivir en uno, pero no me importaría ponerme una cama en la habitación de Peggy Guggenheim en su museo en Venecia.

¿Qué fotógrafo le gustaría que la retratara? Wolfgang Tillmans, siempre que no me haga posar. Mejor que me pille desprevenida.

¿Tiene algún placer culpable en materia cultural? No tengo sentimientos de culpa, y menos si me dan placer.

¿Qué está socialmente sobrevalorado? El dinero.

¿Cuál es su personaje histórico favorito? En este momento, Clara Campoamor.

De no ser galerista, habría sido… Escritora.

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