‘Las pequeñas mudanzas’: La paternidad fugitiva y la herencia materna
Vanessa Espín habla de las heridas de las hijas de mujeres solteras a través de cuatro generaciones femeninas de la misma familia


“Toda la vida es mudanza hasta ser muerto”, declamaba al oído del viajero la voz grabada de Valle-Inclán, trémula, de bajo profundo, durante una representación itinerante de La lámpara maravillosa, guiada por Íñigo Rodríguez-Claro y Carlota Gaviño. A tales giros copernicanos de los afectos se refiere Vanessa Espín en Las pequeñas mudanzas, poema dramático donde se entrecruzan la autoficción y el Don Gil de las calzas verdes, la comedia de Tirso de Molina que se representa también en este mismo Teatro de la Comedia, cinco plantas más abajo. La autora madrileña habla de las heridas que sufren las hijas de madres solteras, como lo es ella misma; y de sus intentos de restañarlas, para no dejarlas en herencia.
El diálogo fluido que establece Vanessa Espín entre su biografía familiar, la protagonista del Don Gil… y la vida de Tirso se abre paso franco gracias a sendas interpretaciones soberanas de Julia Rubio, en el papel de una adolescente, y de Elena González, que encarna a la madre y a la abuela de Valeria, el personaje central, al que Cris Blanco guía con oficio hasta el buen fin de la comedia. La autora de este encargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico encontró una ligazón entre su herida personal y la hipótesis de la escritora Blanca de los Ríos, en boga hasta finales del siglo XX, de que Tirso es hijo ilegítimo del Duque de Osuna. Siguiendo ese hilo, la protagonista del Don Gil… pudiera ser un trasunto de la madre de su autor.
Las pequeñas mudanzas mantiene al público alerta por la viveza del relato, por los hábiles saltos de caballo que su autora da entre las casillas de su obra y las de la comedia de Tirso y por la luminosidad de sus intérpretes, las cuales deben desdoblarse: de haber en escena cuatro actrices, quedarían mejor deslindados personajes que ahora quedan superpuestos. Espín sabe qué contar y cómo contarlo, pero en ocasiones narra mediante extensas tiradas de texto asuntos cuyo vehículo apropiado sería el diálogo. Posee nuestra autora y directora un agradecido sentido del humor codornicesco, que, de proponérselo, podría aprovechar a fondo. Julia Rubio canta como los ángeles los cuplés de Concha Piquer y cuanto le pongan por delante.
Las pequeñas mudanzas
Texto y dirección: Vanessa Espín.
Diálogo contemporáneo a partir de Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de Molina.
Intérpretes: Cris Blanco, Elena González y Julia Rubio.
Teatro de la Comedia. Madrid. Hasta el 30 de marzo.
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