Shilpa Gupta, arte para saltar los controles fronterizos
La obra de la artista india, expuesta en el Centro Botín de Santander, se concentra en la idea de la libertad a través de paradigmas como la movilidad y las fronteras
Bella ciao no es una simple sucesión de notas ni una ordenada concatenación de versos. Bella ciao es un himno capaz de volar entre geografías y lenguas, un cántico equipado para atravesar intacto los alambres de espino, una llama apta para prender la mecha de las revoluciones. Shilpa Gupta (Bombay, 1976) sabe que hay palabras que son poesía y que la poesía es un arma de defensa. Por eso, siempre hay quien quiere silenciarlas. La artista india, que expone por primera vez en España, en el Centro Botín de Santander, lleva años trabajando en torno a la volátil idea de la libertad (de movimientos, de expresión, de elección…) por medio de obras de arte materializadas en múltiples formatos, pero a menudo de algún modo etéreas, livianas, líricas; concebidas de ese modo por su capacidad, metafórica y literal, de cruzar las fronteras y superar los obstáculos de las burocracias. Sus piezas están hechas de hilos, de dibujos, de objetos, de vídeos, de poemas y, también, de músicas cargadas de protestas y anhelos.
En Yo también vivo bajo tu cielo, la muestra de la artista en Cantabria (inaugurada este sábado), la obra central la compone una instalación sonora titulada Listening Air, donde, bajo una luz tenue y en un espacio recogido, con aforo limitado, el público escucha en unos micrófonos suspendidos en railes que cuelgan del techo la melodía de Bella ciao y de otras siete canciones en múltiples idiomas que, como aquella, han trascendido sus lugares de origen para convertirse en salmos globales. “Desde 2017-2018 el Gobierno [indio] impulsó unas leyes que segregan a las personas por su religión, algo que en la India es inconstitucional, porque elegimos ser un país secular, de modo que la gente se echó a las calles a protestar y de ahí salieron cantos como Hum Dekhenge [entonado en hindi y urdu], que es la pieza principal de esta obra”, explica la artista en la cafetería acristalada del Centro Botín, asomada al paisaje líquido de la bahía de Santander. “Hay un sentimiento de soledad en esta instalación, porque ahora mismo a todos nos cuesta creer en algo, nos sentimos perdidos, pero la fuerza de la voz está ahí, junto a la soledad del cuerpo”.
Gupta pidió a 100 personas del País Vasco y Cataluña que dibujaran el mapa de España de memoria
Alrededor de esta obra inmersiva se despliegan en la muestra trabajos de en torno a la última década sustentados sobre dos grandes pilares conceptuales. Por un lado, los que aluden a la palabra y la voz; por el otro, los que exploran la noción de frontera, entendida esta no solo como una barrera física, sino también emocional. “Mis obras más antiguas se concentran en las ideas de la movilidad y la geografía”, ilustra la artista. Se refiere a piezas como Stars on Flags of the World, donde las estrellas de las muchas banderas que usan este motivo aparecen bordadas sobre un paño; o A0-A5, una serie de seis cuadros sobre tela con las medidas de los formatos estándar de impresión y una raya cosida en el medio que representa, a escala, la longitud de la frontera de la ciudad de Phulia, en el contestado límite entre la India y Bangladés. En 100 Hand Drawn Maps of Spain, de 2024, la artista pidió a un centenar de personas del País Vasco y Cataluña (la elección de los lugares no es casual) que dibujaran de memoria el mapa de España, con resultados dispares. “Tras la formación de los Estados-nación, la situación en el sur de Asia es muy frágil, al borde de la tensión”, apunta Gupta, “y entiendo que en España también hay estrecheces”.
Antes de hacer una parada en su jornada para tomar un café y charlar sobre su ascendente trayectoria, Gupta se encontraba dirigiendo un taller con una quincena de participantes internacionales relacionados con el mundo de la cultura que, a lo largo de una semana antes de la inauguración de la exposición, han experimentado con algunas de las temáticas y metodologías que atraviesan su obra. Tras realizar media hora de meditación, el grupo trabajaba esta mañana de calor recién estrenado con los textos del libro For, In Your Tongue, I Cannot Fit (porque no puedo caber en tu lengua), surgido de una instalación del mismo nombre emparentada con la propuesta sonora de Santander, que la artista exhibió en la Bienal de Venecia de 2019 y en la que se escuchaban fragmentos de poemas de autores de todo el mundo encarcelados, detenidos o ejecutados por el mero hecho de expresarse. “Una parte de mi práctica consiste en trabajar con actividades artísticas basadas en el contacto humano”, señala Gupta. “Siempre que es posible llevo a cabo estos talleres y acciones: los he hecho en galerías en Bombay, en escuelas en Delhi y Bangalore o en Francia, donde desarrollé un proyecto de un año con niños y adolescentes”, detalla la artista.
Gupta nació y se crio en la colosal Bombay, donde aún reside. “Allí acudí a la escuela de arte entre 1992 y 1997, que estuvo cerrada prácticamente todo el primer año por los disturbios que se desencadenaron tras la demolición de la mezquita Babri Masjid [en el Estado de Uttar Pradesh] por parte de la derecha hindú, que dio lugar a revueltas por todo el país”, recuerda. Aquel suceso, que tendría futuras réplicas como “el genocidio de Gujarat” de 2002 [un episodio de violencia contra la población musulmana en el que murieron más de 1.000 personas], le abrió los ojos respecto a su ciudad —”que se imaginaba a sí misma como una urbe cosmopolita, un sueño que entonces se empezó a romper”— y supuso un revulsivo que marcaría su trayectoria profesional. De ahí su determinación en mantener su estudio en su heterogénea ciudad natal repleta “de migrantes, donde escuchas infinidad de lenguas por las calles”, sorteando la debilidad del tejido artístico indio y, sobre todo, a pesar de las trabas de las autoridades, que hacen que muchas veces sus proyectos tarden bastante más tiempo del necesario en desarrollarse. “Siempre hay una cierta vacilación y una cierta ansiedad, por eso tienes que encontrar una manera de hablar”, reconoce la artista. “Siempre que hay tensión en el aire, tienes que encontrar el modo de negociarla”.
‘Yo también vivo bajo tu cielo’. Shilpa Gupta. Centro Botín, Santander. Hasta el 8 de septiembre.
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