‘Bajo tierra seca’: un solvente ‘thriller’ rural de ambientación histórica para el 80º Premio Nadal
La novela de César Pérez Gellida abusa de algunos recursos, pero consigue lo que buscaban autor y editorial: coger la ola de una tendencia al alza y entretener con una buena historia
Los premios a libro por publicar, esa larga tradición del sector editorial español, se usan igual para fichar autores de la competencia que para buscar libros que sigan las tendencias de la ficción narrativa en ese momento concreto. Ahí encontramos encuadrado el 80º premio Nadal, este Bajo tierra seca, de César Pérez Gellida publicado por Destino: novela negra, siempre en boga, pero también thriller de ambientación histórica (la última tendencia) y noir rural (una de las anteriores modas del género). Pero juzguemos al libro por sí mismo.
La acción principal se sitúa en Extremadura en 1917. Es tiempo de hambre, guerra en Europa y miseria en España. Antonia Monterroso, una mujer poderosa y de oscuro pasado, ha desaparecido de la faz de la tierra después de que su hacienda, y con ella todo lo que ha conseguido en una vida de luchas y sobresaltos, haya quedado reducido a cenizas. He ahí el planteamiento inicial, a partir del que pronto descubriremos el magma de traiciones, muertes y tropelías que bulle tras la apariencia señorial de Antonia, conocida también como La Viuda y en un tiempo muy lejano simplemente como Senka.
Investiga su desaparición y todo lo que ha pasado alrededor del incendio el teniente de la Guardia Civil Martín Gallardo. Desde el primer momento, sabemos que este hombre constituye el sostén dramático de la novela, el personaje que tira de la acción con su carácter regio, su mirada sincera, sus dobleces y traumas, su adicción oculta a ojos del mundo. Lo ayuda el sargento Pacheco, con el que crea una sólida alianza entre seres complementarios, muy al estilo de tantas parejas de la literatura, pero sin cargar las tintas.
La novela vuelve la vista atrás para contarnos el auge y caída de La Viuda. La estructura dosifica en estos dos planos temporales la información que el lector va conociendo de esta mujer y sus peripecias y no lo hace de forma cronológica, lo que aumenta el interés por el proceso más que por el resultado. Al final del libro se puede decir que ese edificio levantado por Pérez Gellida funciona como un abanico que se va desplegando sin que nada se descoloque. Solo resultan accesorias las partes situadas “unos meses antes” de la acción central, una tercera vía narrativa en la que se relatan los distintos crímenes de Antonia Monterroso y que alarga la novela, y las explicaciones, innecesariamente.
Junto a Gallardo hay un personaje muy bien imbricado en la trama que sobresale en la parte final con acierto y sorpresa. No merece la pena destripar quién es, aunque el lector avezado en el género lo descubrirá. Entre los secundarios, Acevedo, un delincuente con un halo apenas visible de respetabilidad y convertido en el hombre más poderoso del pueblo gracias al dinero que todo lo compra, es el mal burdo y soez, sin matices, y hace bien a la narración.
Bajo tierra seca utiliza un narrador que se sitúa muy arriba y lo mismo proporciona un dato histórico que analiza la mente de los protagonistas. Le sirve para que la historia fluya, pero tanto con las referencias enciclopédicas como con ciertas expresiones peca de prolijo. Sirva como ejemplo, este fragmento de la página 370: “Ya estaba empezando a valorar la posibilidad de regresar con las manos vacías cuando entra en la habitación contigua y experimenta la misma alteración psicosomática que cien años antes padeció el escritor Henry Beyle —más conocido como Stendhal— al visitar la basílica de Santa Croce en Florencia. Tiembla”.
En cualquier caso, la trama avanza con agilidad hacia un final estilo wéstern, con acción y violencia bien narrados, un estrépito que se combina con otros temas presentes a lo largo de todo el libro (el deseo, la lucha y la dependencia) y con uno que, con un personaje que crece a lo largo de las páginas, sorprende: el amor. Un final novelesco en el mejor sentido de la palabra.
Bajo tierra seca
Destino, 2024
504 páginas. 22,89 euros
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