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Cat Power, cantante: “Ningún hombre me ha entendido como Bob Dylan”

La estadounidense versiona el mítico concierto de 1966 en el que el músico fue insultado al grito de “¡Judas!” por utilizar la guitarra eléctrica. Su exégesis del profeta no es el mero calco de una devota

La cantante estadounidense Chan Marshall, conocida artísticamente como Cat Power, en 2020.
La cantante estadounidense Chan Marshall, conocida artísticamente como Cat Power, en 2020.Mario Sorrenti
Álex Vicente

Al cruzar la puerta, sorprendemos a Chan Marshall (Atlanta, 1972), la mujer escondida tras el nombre artístico de Cat Power, escribiendo sus memorias sobre un papel para cartas que ha encontrado en su habitación de hotel londinense. “Será un relato un poco oscuro”, dice la cantante, con el botón superior de sus tejanos desabrochado, una dentadura grill digna del más temible de los raperos y el deje propio de una madre sureña. El libro se centrará en su infancia, “ese momento que define el ser humano en el que te convertirás”. La suya transcurrió en Georgia y Carolina del Sur, donde creció rodeada de pobreza, alcohol y racismo en los campos de tabaco —”pude acabar de stripper, drogadicta o prostituta”, afirma—, y con dos padres ausentes: no conoció a su madre, a la que recuerda “llegar vestida de negro, como una estrella de rock”, hasta los cinco años. También hubo música: su abuela, que la crio hasta la llegada intempestiva de su progenitora, solía llevarla a la iglesia y ponerle discos de Johnny Cash, Hank Williams y Patsy Cline. Esa fue, en realidad, su religión.

A los 16 años, la mejor amiga de Marshall fue a buscarla en coche al instituto. Recuerda que fumaron marihuana al ritmo de Aerosmith, hasta que en la radio empezó a sonar una vieja canción: ‘Desolation Row’, el poema que Bob Dylan grabó en 1965, un tema de 11 minutos protagonizado por un sinfín de personajes sobre un fondo de caos urbano. Entre ellos, Abel y Caín, Casanova, Cenicienta, marineros y las víctimas de un linchamiento; ciertos críticos lo compararon con una escena de Fellini ambientada en territorio norteamericano. A la joven cantante le pareció que Dylan hablaba de su vida. Desde entonces, lo idolatró. “Fue la canción de mi adolescencia. Estuve muy colgada de él. Cuando Patti Smith me dijo que prácticamente fue su novio, la miré y sentí celos. Pensé: ‘Zorra, Bob es mío”. Poco después, descubrió ‘To Ramona’. “Nunca había escuchado una canción escrita por un hombre donde me sintiera tan vista, entendida y protegida. Ahí ya me enamoré”.

Creció rodeada de pobreza, alcohol y racismo en los campos de tabaco del sur de Estados Unidos. “Pude acabar de ‘stripper’, drogadicta o prostituta”, afirma

Marshall acaba de hacer realidad uno de sus sueños: versionar el mítico Royal Albert Hall Concert de Bob Dylan en el escenario londinense del mismo nombre (aunque el recital original tuviera lugar en Mánchester, pese al título con el que es conocido a causa de un bootleg mal etiquetado). En su nuevo disco, Cat Power Sings Dylan: The 1966 Royal Albert Hall Concert (Domino / Music As Usual), la cantante reinterpreta, canción a canción, los 15 temas que el músico tocó hace más de medio siglo, cuando su adopción de la guitarra eléctrica hizo que un espectador anónimo le gritara “Judas” entre el público (Marshall propuso a Courtney Love que le gritara “Jesús” en su concierto londinense, pero al final no se presentó a la cita).

Marshall, que ha grabado varios discos de versiones a lo largo de su carrera, avisó a su ídolo de la existencia de este proyecto. “No creo que le importe una mierda, está bastante ocupado”. ¿Lo conoce bien? “Es una buena pregunta. ¿Se puede conocer bien a alguien como Bob Dylan? Pero él sabe que le quiero”. Lo que incentivó el proyecto es el paralelismo que observa entre los sesenta y la actualidad. “Están pasando tantas cosas malas… En Estados Unidos, el presente es una copia exacta de lo que sucedió durante la lucha de los derechos civiles: se agrede a personas trans, el planeta arde, no tenemos derecho al agua y se queman libros en la hoguera”, responde Marshall. “Pensé que era un buen momento para volver a estas canciones protesta, a la subida de volumen que significaron”.

Cat Power, durante un concierto en 2006, en la época de 'The Greatest'.
Cat Power, durante un concierto en 2006, en la época de 'The Greatest'.Getty

El concierto de Cat Power pudo tener consecuencias funestas: existen pocos grupos tan integristas en el mundo de la música como los fans acérrimos de Dylan. La cantante apostó por una reinterpretación fidelísima de los originales —bastante más que las del propio Dylan, que acostumbra a tocar versiones casi irreconocibles en sus conciertos—, aunque su exégesis del profeta nunca suene como el vulgar calco de una devota. “Es una artista, no mira atrás. / Puede quitar la oscuridad a la noche / y pintar de negro el día”, canta Chan en los primeros versos de ‘She Belongs to Me’, como si estuviera dibujando un autorretrato. Sus versiones resignifican los originales aportando un contrapunto en femenino con la vibración dramática de su voz oscura.

Los mejores ejemplos son sus traducciones de ‘It’s All Over Now, Baby Blue’, ‘Just Like a Woman’ o una increíble ‘Ballad of a Thin Man’, más al borde del blues que nunca, junto con un ‘Like a Rolling Stone’ que, pese al desastre que podía avecinarse, acaba siendo un excepcional broche a la parte eléctrica del concierto, tal vez menos lograda que la acústica. “Esa gira de Dylan cambió la historia de la música; da miedo imaginar todo lo que no hubiera ocurrido después”, dice Marshall. No solo por enchufar el folk a la corriente eléctrica, sino por abrirla a todas las fusiones posibles, al advenimiento “de Jimi Hendrix, de Sly Stone y de los Sex Pistols”. Como recuerda Chan, solo una década después, en 1976, estos últimos editaron ‘Anarchy in the UK’. “Incluso la idea de la música como plataforma para el cambio social viene de ahí. Si hoy Taylor Swift pide a sus seguidores que voten en las elecciones, también es gracias a ese momento”, afirma sobre la nueva estrella planetaria del pop. “No la conozco, pero tengo respeto por ella. Tenemos amigos en común que me hablan bien de ella. Es una luchadora. Nadie esperaba que una compositora de su calibre acabara siendo tan popular, aunque tiene sentido: es blanca, es guapa, es joven y viene del country”.

“Una vez rechacé un millón de dólares por cambiar de discográfica. Como cantante, me colocaba en un espectro que no me interesaba”

Lo dice con un ápice de amargura: hubo un tiempo en que Cat Power también pudo haber sido colosal. Después de su debut, What Would the Community Think (1996), le propusieron “un millón de dólares por cambiar de discográfica” y pasar a una escala superior con vistas a la dominación mundial, que luego solo rozaría brevemente con The Greatest (2006). “Lo rechacé. No creo que tengas que sufrir por tu arte, pero en aquel momento me pareció que no lo merecía, que ese dinero no era para la gente como yo, que ancestralmente mi familia no había tenido derecho a eso. Como cantante, me colocaba en un espectro que no me interesaba. No me pareció que fuera sano para mí como ser humano”, se explica. Desde entonces, se ha arrepentido alguna que otra vez. “Cuando tuve un hijo sola y mi discográfica me despidió y nadie en todo el mundo quiso que siguiera haciendo conciertos, excepto una señora francesa, sí, lo lamenté”. ¿Por qué le pasó todo eso? “No puedo decirlo on the record”. La salvaron Nick Cave y Lana del Rey, que le propusieron que les hiciera de telonera. “Y American Express, que me mantuvo en vida durante nueve años. Algún día les daré las gracias”.

En junio anunció que había dejado el alcohol, tras algunos problemas con las adicciones. “Lo hice como madre, por mi hijo. Me di cuenta de que debía dejar de celebrar las cosas con tequila y vino tinto, que tenía 50 años y tenía que cuidar mi cuerpo. Terminé con toda esa mierda, y ha sido genial”, confiesa. Sin embargo, se reserva un trago de “un mezcal elaborado por mujeres de Oaxaca” para cuando obtenga su primer Grammy. “Brindaré con él, lo tengo todo previsto”. Una vez quiso ser la mejor. Ahora le basta con dormir bien por las noches.

BABELIA 18/11/23 MUSICA CAT POWER

Cat Power

'Cat Power Sings Dylan: The 1966 Royal Albert Hall Concert'
Domino / Music As Usual

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.
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