‘Filming Picasso’: crónica magistral de un genio cuestionado
El director Luis Revenga profundiza en el contexto social en que se gestó su documental de 1981 ‘Picasso’, que fue considerado entonces un “asunto de Estado”
El director de cine y productor Luis Revenga (1941) ha escrito, a propósito de Picasso, un libro peculiar, fresco y lleno de amables ironías. Sin contingencias heredadas, sin juicios manoseados, sin santurronerías hacia quien ocupa el centro del canon artístico moderno, su crónica presenta los hechos y avatares ocurridos antes y durante el rodaje de su documental Picasso (1981) con motivo del centenario del nacimiento del pintor, para el que entrevistó a sus diversos círculos familiares, amigos, artistas, y que finalmente fue tratado como “asunto de Estado”.
Resuelto a que “aquello no fuera lo de siempre”, Revenga plantea dos años antes a la dirección de Televisión Española la necesidad de rodar un documental a partir de un guion, “un escritillo”, donde se detalla el proceso a seguir: seleccionar fragmentos de la vida del artista, alternar planos en un montaje lineal salpicado de citas y testimonios de otras personas que hablen de él y la importancia de un conductor/narrador, Fernando Rey. “En el Ente Público nadie contestó”, apunta Revenga, “y nunca iban a hacerlo. Lo que ocurre es que mi admiración por Beckett era y es total, fail again, fail better (fracasa otra vez, fracasa mejor)”. Rey, el actor más prestigioso y mejor conectado en aquellos años, desencalló el asunto, y con las llamadas adecuadas —a la secretaría de las Cortes, a Arias-Salgado, Suárez, Tussell— se dio luz verde al rodaje, que contaría con un equipo de 10 personas y un presupuesto de un millón de pesetas, abonadas a través de un cheque nominal aportado por la Dirección General de Bellas Artes y expedido “en diez minutos” por el Banco de España (“en aquel tiempo, usar dinero de los fondos reservados no era, según parece, ningún problema”).
Por el documental desfilan algunos canteros de esa protoarquitectura política que el periodista Guillem Martínez etiquetó como cultura de la Transición (CT): Alberti, Dalí, Cela, Bergamín, Miró, Tàpies, Marisol, Dominguín, además de los testimonios de Michel Leiris, Louis Aragon, Henry Moore o Richard Oldenburg, que por entonces dirigía el MoMA. Todos expresan algo banal, ingenioso o anecdótico sobre Picasso (o sobre sí mismos). Lo más relevante, sin embargo, es la otra película, la de la preparación y producción, de la que ahora el libro Filming Picasso surge como “conciencia cognitiva” impresa de lo que hemos aprendido a llamar nuestro elefante blanco nacional y que Revenga ventila de cuando en cuando con la fórmula “este país es así”.
Al igual que Obra maestra —la crónica novelada de Juan Tallón sobre la disparatada desaparición de la escultura de Richard Serra de los almacenes del Reina Sofía—, Filming Picasso es un retrato, más que de un artista, de esa novedad ibérica que tanto asombró en el exterior y que más bien fue ignorancia cultural y democrática. Si la crítica a nuestra “modélica Transición” expira en las universidades y en los medios de comunicación, deberá desplazarse —o resistir— en otros lugares, de los que este libro es un ejemplo.
La crónica maestra sobre ese maremoto de obras maestras que fue Picasso descubre curiosidades, algunas picantes, maliciosas, que no merecen ser destripadas en una reseña. Su autor dedica las líneas finales a describir la escena que cierra el rodaje, “a las cinco de la tarde” en el castillo de Vauvenargues, donde está la tumba de Picasso. Camarón canta los versos de Lorca, Nana del caballo grande, y Jacqueline Picasso frente a la cámara (“la primera vez que un aparato de fotógrafo entra en esa casa”), con los ojos muy fijos en el objetivo, que exclama: “Mañana me casaré con él (Picasso) y él se casará conmigo”.
Filming Picasso
Alianza Editorial, 2023
204 páginas. 19,95 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.