‘Salir a robar caballos’, prohibidas las visitas
La novela de Per Petterson, una narración de ausencias y emociones del pasado, es extraña y luminosa como los amaneceres en los bosques noruegos

Influenciado por autores como Hamsun y Hemingway, a Per Petterson (Oslo, 1952) le gusta escribir frases vagas y mordaces al estilo de Becket. Así lo hizo en ciertas páginas de Yo maldigo el río del tiempo, un título sacado de un poema de Mao. Y en A Siberia, que lidia con la atmósfera de la II Guerra Mundial, igual que lo hace la novela que ahora reseñamos, Salir a robar caballos (2003), su mayor éxito hasta la fecha. Aquí se ciñe sin experimentos a ese “realismo nórdico” que le caracteriza para desplegar sus obsesiones favoritas (la soledad, la tragedia familiar, el fantasma del pasado, las emociones que subyacen en la naturaleza como si fueran peligros a la par que señuelos) y las va dosificando de una forma más directa y eficaz que en las novelas mencionadas y las escritas después. La alternancia entre observaciones cotidianas, a veces coloquiales, y un desbocado lirismo crea una atmósfera de “revelación” que se mantiene casi toda la novela.
Al mismo tiempo, la trama en la que sitúa al narrador, Trond, de 67 años, retirado en una cabaña del este de Noruega, trama que fluctúa entre el presente de su aislamiento y las vivencias de 1948 en un ambiente similar, no deja de suscitar el interés del lector. En cada una de las minuciosas descripciones del río, de los cambios de luz que modifican el paisaje, de las operaciones de tala y el descenso de los troncos hasta la corriente, hay un vacío, sombras que huyen.
Aquel verano es ahora el invierno que se aproxima, y el pasado “es una tierra extranjera donde hacen las cosas de otro modo”
La ausencia atormenta e interroga sin cesar a Trond; la pérdida del amigo con el que salió a robar caballos y la silueta fugitiva de su padre le confinan a un “centro” familiar irrecuperable. Por eso no ha dicho a sus hijas que se ha mudado a un lugar lejano. No quiere visitas, ya tiene bastante con las interiores. Su vida está salpicada de elipsis. Aquel verano es ahora el invierno que se aproxima, y el pasado “es una tierra extranjera donde hacen las cosas de otro modo”. Trond juega al escondite consigo mismo acerca de lo que sucedió los días lejanos que pasó con su padre, de modo que tanto el inicio de la novela como su final son extraños y luminosos como los amaneceres en los bosques noruegos.

Salir a robar caballos
Autor: Per Petterson.
Traducción: Cristina Gómez-Baggethun.
Editorial: Libros del Asteroide, 2022.
Formato: tapa blanda (270 páginas, 19,95 euros) y e-book (9,99 euros).
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