Marta Nieto: “Me hubiera encantado trabajar con Agnès Varda”
La actriz, de gira con la obra teatral ‘La infamia’, estrena ‘La manzana de oro’, de Jaime Chávarri, y ‘Edén’, de Estefanía Cortés, mientras prepara su primer largo como directora
Marta Nieto (Murcia, 1982) parece poseer el don de la ubicuidad. Tras presentar su primer corto como directora, Son, en la Seminci, se embarcará en un largo sobre infancias trans, La mitad de Ana. En su faceta de actriz, sigue de gira con La infamia, la versión teatralizada del secuestro de la periodista mexicana Lydia Cacho. Está a punto de estrenar en cines La manzana de oro, de Jaime Chávarri, y Edén, de Estefanía Cortés, también en la Seminci.
La veremos pasar del drama de Edén a la comedia de La manzana de oro. ¿Cómo conviven esos estados de ánimo en su cabeza? La manzana se rodó esta primavera y Edén en noviembre del año anterior, de modo que pasaron unos meses en medio que te dan para reposar y ocupar otros espacios. Y a mí me gusta mucho hacer cosas distintas.
Ha contado la directora de Edén, Estefanía Cortés, que la idea de la película surgió de una noticia que leyó en prensa. ¿Hay ficción capaz de rodear la realidad que nos rodea? Yo creo que la ficción tiene, no sé si la responsabilidad, o la consecuencia, de narrar, de poner nombre, palabras o imágenes a lo que nos pasa. Nos une a todos en nombrar algo. Si no nombras algo, no existe. Aprendemos viéndonos reflejados en las ficciones, por eso son tan valiosas. A mí me hacen pensar que todo lo que imaginamos en la ficción, incluso las distopías futuristas, son un posible que ya existe. Creo que por mucho que lo intentemos, el presente siempre es más sorprendente que el futuro, porque el futuro nace del presente.
¿Qué películas basadas en libros recomendaría? Este verano he rodado Verano en rojo, basada en una novela de Berna González Harbour, que es un thriller que me interesa especialmente porque trata sobre la pederastia en la Iglesia, un tema que hay que airear, poner a la luz y debatir. También, recientemente, he visto una película que me encanta y está basada en un libro, El talento de Mister Ripley. Otra que me gusta muchísimo es Call Me By Your Name. Y un montón más. Para empezar, los Padrinos.
¿Y libros que hablen de cine? Hay uno que tengo devorado: El lápiz y la cámara, de Jaime Rosales. Son reflexiones sobre el proceso creativo, el guion, el rodaje, la planificación, el casting, la dirección de actores. Me parece apasionante ese punto de vista. También Lecciones de cine, con entrevistas del periodista francés Laurent Tirard. La pena es que solamente hay una directora, creo recordar, en todas esas entrevistas, pero igualmente es muy interesante porque te das cuenta de que cada persona dirige como piensa y que, como cada película está hecha por una mente distinta, el mismo guion dirigido por otra persona sería otra película y habría otra manera de hacerla.
Jaime Chávarri regresa a la dirección después de 17 años. ¿A qué otro cineasta sacaría de su retiro? Me encantaría trabajar con Agnès Varda. No va a poder ser. Me encanta lo que representa, me encanta lo que ha sido. Me encantan sus películas, su libertad, su punto de vista divertido e inteligente, su cultura, su capacidad de reírse de sí misma, su inagotable vitalidad. Y bueno, Víctor Erice, pero ya va a ser verdad que vuelve a la carga, así que estoy muy contenta con eso.
Usted misma se ha puesto tras las cámaras con un corto, que es la antesala de una película en la que abordará la cuestión de la infancia trans. ¿Por qué este tema para su debut? Me interesa la identidad. Y lanzar preguntas también para para aprovechar este don que tiene el cine, que es visibilizar, crear referencias, tener un imaginario común. Hay algo en el asunto trans que me parece el extremo de un asunto que nos atraviesa a todos y a todas, hombres y mujeres cis también, que tiene que ver con las presiones de género, con cómo el mundo binario que nos rodea nos presiona para acercarnos a unos ideales que no existen. Esos malestares de género creo que son comunes a las personas trans y cis. También me interesa hablar del amor propio y de la libertad, de exploración de géneros, porque me parece algo lúdico, sano.
Con la recientemente rodada Visions (aún por estrenar), suma tres películas francesas. ¿Qué tiene el cine francés que no tenga el español y viceversa? Bueno, yo creo que amor propio. Son conscientes de que el cine es un lenguaje poderosísimo. Ellos son conscientes de que inventaron el cine y lo protegen como propio, lo sienten. Tienen más libertad, más dinero y. Y lo respetan y lo miran desde otro lugar. Pero en cuanto a talento creativo no hay mucha diferencia. Es más bien amor propio, creo yo.
¿Qué película le ha impactado más últimamente? Hace poco vi El acontecimiento, que ganó en Venecia el año pasado, y me impresionó muchísimo. Por cierto, es otra película basada en un libro. Cuando ves una película como esta, se te caen millones de fichas, además de vivir dos horas de intensidad vital. Sales mejor del cine, sales sabiendo más y entendiendo más de ti y del mundo de la política, porque al final todo es política.
¿Una serie que haya visto del tirón? Pues es que no veo muchas series. La última que vi del tirón me parece que fue A dos metros bajo tierra, hace 10, o 20 años.
¿Qué libro tiene ahora mismo abierto en su mesilla de noche? Tengo David Lynch: el hombre de otro lugar, un ensayo sobre la figura de David Lynch y su proceso creativo, que me interesa muchísimo. También Las que faltaban, de Cristina Oñoro, un libro apasionante que te pone los pelos de punta y te abre el corazón.
¿Cuál no pudo terminar? He intentado leer En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, varias veces, y ahí lo tengo. Ya lo conseguiré.
¿Qué canción o tema musical elegiría como autorretrato? Sinfonía nº 25 en G menor, de Mozart. Es la que llevo en mi cabeza desde hace tres o cuatro meses porque estoy en un proceso creativo con ella.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? La comida de autor me parece que está muy bien, pero quizá está un poco sobrevalorada. Políticamente incorrecto. Creo que es una opinión no muy compartida.
¿Cuál es el suceso histórico que más admira? El feminismo. La lucha por los derechos de las mujeres en cualquier parte del mundo. Me viene ahora mismo Inglaterra, a principios de siglo, cuando las sufragistas hacían huelgas de hambre en las cárceles para poder llamar la atención del resto del mundo. Y se manifestaban y luchaban y gritaban en teatros, en las calles, en bodas. Gracias, menos mal. Y lo que nos queda.
¿Qué papel o trabajo no aceptaría jamás? Uno que me hiciera sentir mal por dentro. Que no me dejara dormir tranquila o con el que sintiera que pasan por encima de mí, o que me tratan mal, o que tuviera que hacer algo malo.
¿Y qué personaje mataría por interpretar? Matar, matar, no mataría por ninguno. Me encantaría interpretar las grandes figuras de Shakespeare. Hacer de Jasmine en Blue Jasmine, por ejemplo. O de Carol en Carol. Cualquier cosa de Cate Blanchett me parecería bien. O de Marion Cotillard. O bueno, de miles.
¿A quién le daría la Espiga de Oro? Yo se la daría a Jaime Chávarri ahora mismo, por lo que significa que haya vuelto a dirigir después de 17 años. Es un artista raro, una rara avis. Un director y un ser tan creativo, tan pedagógico, tan divertido, con tanta cultura y tan alegre... Es un ser humano excepcional, además de un conversador alucinante. Me siento afortunada de haber podido hacer esta película con él.
De no haber sido actriz sería… Algo relacionado con el cine. Directora. Productora. Es verdad que hay algo con la expresión que me gusta especialmente. Me gusta transitar los universos invisibles y para mí interpretar es algo muy profundo que sirve para comprender el alma humana. En un momento dado en que no me salía curro intenté estudiar psicología. Así que un mix de esas cosas.
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